Las estéticas: chavista, opositora y madurista

En el chavismo con el Comandante Hugo Chávez existió una estética político comunicacional, al igual que la hubo en la IV República, desde la expresada en la figura mitagógica del Juan Bimba, pasando por la fonética y expresión betancouriana, hasta el "tá barato, dame dos" y los acostumbrados obesos políticos de gafas oscura del bipartidismo, seguidos por la nueva ola de melifluos de la generación migurt, quienes después devinieron en esos grupos de oposiciones diversas, la mayoría de ellos, muy amanerados y de modales exagerados, otros, asesinos por mampuesto y, los menos, unos que negociaban o vendían hasta a su mamá, a cambio de prebendas, con la excusa de la salida de Chávez.

Ahora, dentro del "madurismo" en doce años de gobierno de Nicolás Maduro Moros, existe con marcada notoriedad, otra estética de este mismo orden y de doble rasero o dos caras diferentes:

El caso es que la estética es algo más que lo bonito o lo feo. La estética es la forma de presentarse algo, es ese elemento estilístico y temático que lo diferencia de otro o, simplemente, errática o deliberadamente, pretende presentarse como diferente para encubrir lo mismo.

Esta estética se realiza en el discurso, en las "palabras-testigo", "palabras-cliché", discursos, pinturas, colores, música, adulaciones, arquitectura, vestimentas, sabores, olores, etcétera, es decir, abarca toda expresión, sentires y sentimientos en la vida social.

Lamentablemente, no son pocas las personas que cegadas en sus odios viscerales, con afán de ofensa y de insulto al otro, hacen referencia a los feos del chavismo, sin precisar (a conveniencia), que se trata del madurismo en uno solo de sus raseros. Y el desprecio por el pobre no se queda atrás.

En cuanto a la estética de doble rasero del madurismo, tenemos que:

- la una, es la de los ministros, sus mujeres, amantes, funcionarios de alto nivel, diplomáticos, hijos e hijas de la alta burguesía que, de la noche a la mañana, inundaron todo el espacio político de relevancia, en el poder circunstancial que detenta Nicolás Maduro y que ha compartido con tribus políticas, como la de Tareck El Aissami (quien traicionó a Maduro, conspirando con otros opositores y con el gobierno estadounidense para derrocarlo, razón fundamental de dicho divorcio); en esa cara carnavalesca hay dinero en dólares y euros a montón, whisky y confort; es la estética de la silicona, las tetas operadas, la liposucción, lipoescultura, perfumes caros y ropa de marca, corbatas caras de LV, trajes, vestidos, yates, vivienda en zonas exclusivas, etc. En esta estética no solo están los de PDVSA- CRIPTO, sino también, los encuentras en la forma de vida de la alta dirigencia político partidista y gubernamental, en sus amantes y su familia (nada más averiguar dónde viven y de dónde sacan ese dinero para esas millonarias formas de vida y quedarán al desnudo), los funcionarios de alto nivel ministerial, familiares, testaferros, etc. ¿Cuántos de ellos viven con bolsas del CLAP? ¿Cómo son sus bonos de la Patria, cuántos tienen a sus hijos en colegio públicos y cuántos van a hospitales públicos?.

- la otra estética en este doble rasero, es la de la fealdad, porque es la del rostro de los pobres, la de mujeres obesas por estar mal nutridas con tantas harinas baratas, por comer a deshora o cuando se puede, sin dinero para pagar gimnasios, son los cuerpos de las esmirriadas macilentas, que exhiben su desnutrición; la de las mal vestidas, la de hombres con marcas notorias de la vida, la de los ñecos, la de los malvestidos, jediondos (sic.) a sudor y a falta de baño y jabón, la de los rostros asoleados, etc.

Esta estética de este rasero al que se le quiere hacer sentirse orgulloso de ser pobre, feo y chabacano, es la que Nicolás Maduro y sus cómplices exhiben y explotan mediáticamente, porque es la que da más votos en su favor, porque los pobres, al ser los más desposeídos, en consecuencia, son los más inconscientes e irresponsables. Ellos, además, son los rostros de las víctimas del engaño y dependientes de las dádivas gubernamentales. Son inermes y toda pobreza no solo es fea: es horrible. Nadie, en realidad, quiere ser pobre. Y nadie debe sentirse orgulloso, ni honrado de serlo.

Pero, con toda esa miserable estética madurista del doble rasero, no podemos soslayar que la primera exquisita del madurismo cínico y corrupto es la misma de esa estética opositora que se pondrá traje de corderito, de seminarista casto y de monja sin mácula, hasta tanto tenga el control absoluto del poder, para desmigajarlo y entregar el país, al igual que Nicolás Maduro, a los intereses foráneos. Esa clase política odia, es aporofóbica, cacofóbica y promueve la pena étnica.

Ya Maduro les allanó el camino y entrampó a esa población afeada física y espiritualmente, pero que se cree linda. Ese grueso de moradores de conciencia tardía, saben que irremediablemente, el único camino pacífico para salir de Nicolás Maduro, es votar por la opción opositora que tenga oportunidad de triunfo, para no hacerle el mandado disgregando el voto y para no favorecerlo en un eventual abstencionismo.

Sin embargo, ese grueso de venezolanos bellos tardíos también sabe que, irremediablemente, al salir de Nicolás Maduro por el único camino no cruento, vamos directo a caer en un gobierno que profundizará el mismo gobierno neoliberal y de Estado mínimo que comenzó Nicolás Maduro.

En fin, esto es como el chingo y el sin nariz, como el infierno maracucho. Y con todo, los feos y jediondos de la Patria saben que ya no tienen nada más qué perder, que no sea la vida misma y votarán castigo contra el verdugo, que hoy se presenta con nombre y apellido, como si acabara de llegar. Uno no sabe cuán peores serán los supuestos salvadores de la Patria. Será otro estadio superior a enfrentar y superar, seguramente. Pero, ahí les va.



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Luis Alexander Pino Araque


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