La idiotez no se entiende pero da risa. El humorismo está lleno de idiotez divertida, fantoches, Sancho Panza, que a menudo son más inteligentes que la petulancia. Sí, es desconcertante. Erasmo de Rotterdam le escribió un desconcertante elogio de obligada lectura. Descarto la idiocia clínica, discapacidad que merece amor. Me limito a la memez voluntaria, o sea, a la necedad, es decir, la inteligencia que elige ser bolsa, todavía más incomprensible y bufa.
La necedad cunde en las altas esferas y da risa, sobre todo cuando se combina con petulancia. Bush hijo daría más risa si no fuera genocida.
No hallo en la historia colectivo más babieca y petulante que la dirigencia opositora venezolana. La cosa es unánime. No hay nadie allí que no sea alarmantemente tarugo. Pensé que Ramos Allup, por su vocabulario tornasol, tendría alguna chispa, pero ya ves su rendimiento.
Son gafos, pero sería injusto omitir su ignorancia. Una dirigente cree que la unidad virtual del barril de petróleo es un tamborón tangible, otro habla de peras al horno, de hospitales que abren 24 horas y de noche también, de marcianos de Júpiter. He tratado y admirado a personas inteligentes, pero esta mentecatez me abisma. Maripili Hernández tiene razón: el Escuadrón Mete La Pata haría mejor papel. A veces me inquieta si no será que el chiquilicuatro soy yo.
Como no soy estudioso de la mente, busco por el lado de las ciencias sociales, que he transitado más. Veamos:
Hay malcriadez de aristocracia renqueante. En la escuela les regalaron las notas, su familia les reservó altos cargos, a Capriles papi y mami le compraron una curul. Se acostumbraron a que nadie les llevase la contraria. Su voz tiene valor de verificación. Eso atrofia. A Bush su padre no le encontraba ocupación, solo sabía jugar béisbol y ser playboy porque era rico y guapo —así cualquiera. Era tan paleto que el único puesto que pudo desempeñar fue el de Presidente de los Estados Unidos porque allí lo mejor es no ponerse a inventar, como estamos viendo.
Pero la causa principal de la idiotez artificial es que el Imperio busca títeres pazguatos para llevarlos como caballo de Junquito, coge pallá, coge pacá.
Lo más conmovedor e indignante es que se creen deidades del Olimpo y pueden acabarnos el país. Si nos dejamos.