La oposición no tiene Plan B. Solo tiene el Plan A del 11 de abril de 2002: movilizar a su gente, matar a su gente, achacarlo al gobierno, pronunciamientos militares, colapso del gobierno, asalto del mando, abolición de todos los poderes de elección popular, represión masiva y televisada. Este plan, por supuesto, no cuenta con el pueblo, es decir, su segunda parte: movilización popular, colapso de la farsa, huida desvergonzada, regreso del poder popular, pánico y desmovilización de su gente. Son predecibles como El Chavo, no me tienen paciencia; está bien, pero no se enoje; no te reúnas con esta chusma. Y así.
En el caso de la oposición se trata de una programación mediática frenética, para desesperar y enloquecer a su gente. Solo personas en pánico temen más a Chávez que al crédito indizado y se ponen en contra de devolver la vista a 260.000 personas, por ahora. No hablaré de infraestructura, de misiones, de educación, de nuevas marcas de venta de automóviles porque sería muy largo y el tema de este artículo no es la obra de gobierno sino la imbecilidad inducida de la oposición.
La secuencia puede detenerse en cualquiera de sus fases. Por ahora estamos en la preparatoria, intentando frenarla antes de que unos paramilitares asesinen a unos manifestantes opositores, por ejemplo, ponle. Porque también pueden producir otro «evento» (ellos hablan de un «evento»), como una bomba en el Metro. Lo digo porque han mencionado a España como ejemplo de viraje violento de una tendencia electoral. Antes del bombazo en el Metro madrileño, el triunfo de Aznar lucía imparable. ¿En qué estación de Caracas piensan poner la bomba? ¿Cuántos muertos calculan?
Podrían parar las comunicaciones, los celulares, la telefonía fija, Internet, la electricidad. Lo han venido ensayando en estos días. Porque en 2002 la dictadura monárquica de Carmona falló porque el pueblo supo usar nuevos medios contra viejos golpes. La gente armó redes de resistencia usando celulares para reportar la realidad directamente, sin mediación mediática, valga la redundancia. Y así, como postes de luz para convocar asambleas relámpago, motos, Internet, etc. Y eso que los bolivarianos son atrasados tecnológicamente, ¿verdad que dan risa?
¿Tienen Plan B? Tal vez. Los únicos planes alternativos los hemos visto, pero son variantes del mismo atraco: guarimba, sabotaje criminal de la economía, empezando por la industria petrolera, paramilitares, bombas, hasta ahora, porque muy probablemente tengan otros métodos bajo la manga.
Volverán a fracasar, pero ¿cuánto va a costar esta vez? La mortalidad infantil ha venido bajando, pero ese descenso se detuvo como consecuencia del paro patronal de 2002. Es decir, los recién nacidos pagaron el costo, para hablar solo de ese. Quiebran los platos y Venezuela los paga. Desde el principio es hora de que los paguen ellos, ¿no crees?
* Llámase guarimba en Venezuela cierto juego de niños, pero desde 2004 la palabra designa también una variante de foquismo urbano, con violencia callejera. Robert Alonso, venezolano de origen cubano, reclama su autoría aquí.