La derrota es mala consejera

La victoria también. Mira cómo la oposición volvió cera y pabilo su victoria pírrica del 11 de abril de 2002.

Atribuyen a John Kennedy aquello de que la victoria tiene muchos padres y madres, pero que la derrota es huérfana. Se refería a la Invasión de Bahía de Cochinos. Solo él asumió aquella paliza que propinó el pueblo cubano a los gusanos de Miami (¿leíste bien, Manuel Rosales?).

O sea, que son de lo peorcito. No es que los bolivarianos sean ángeles. Son más bien gente normal en la que hay honestos y alguno que otro fullero. Pero en la dirigencia de oposición consigues exclusivamente pícaros, bribones, tunantes, zascandiles, gandules, marrulleros, lagartos, ladinos, pérfidos y borrachines de diversos grados de güisqui 18 años.

Claro, han sido seleccionados por gente igual a ellos o tal vez, si cabe, peor, es decir, funcionarios imperiales que vienen a hacer scouting y van apartando, este sí; este no porque tiene escrúpulos; este sí porque probó en la Escuela de las Américas que no se le agua el ojo para mandar a torturar a niños delante de sus padres; este no porque es capaz de negarse a poner una emboscada a una marcha de oposición. Este es un tipo dudoso porque piensa y estudia demasiado y a veces sale con vainas. Llámame a aquel, que sí sirve porque vive tomando güisqui 18 años. Ajá, aquella también me la montas en el autobús, porque ha estado en cuatro partidos en los últimos cuatro años. Ese también porque sale barato. No, ese no porque cree en las cosas que dice. Esa otra me la apartas, es excelente porque es del Opus Dei. Y así.

¿A quién más pueden preferir asesinos como John Negroponte, amargaditas como Condoleezza Rice, en fin, esa pandilla de asesinos, atracadores y alcohólicos que gobierna en los Estados Unidos? Como decía un magnate gringo: «No confíes en nadie que no sea capaz de hacer cualquier cosa por dinero». Tenía razón desde su punto de vista: una persona honesta no es maleable, pues se atiene a sus principios y no aceptaría dinero para abandonarlos. Estos muchachones y muchachonas de oposición, en cambio, son como decía Groucho Marx: «Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros».

Por eso no saben perder y obran el milagro inverso de convertir la victoria en derrota. Por eso la victoria de abril de 2002 se les desbarató en un sainete de picardías, zancadillas, empujones, dámela que tú la tienes, lo mío me lo dejan en la olla, agarrando aunque sea fallo, a mí no me den sino me ponen donde haiga, porque donde haya seguro hay menos, etc. No fue solo la rebelión popular del 13 y el 14, sino Orlando, Mirla y otro atorado menor asaltando la Casa del Artista. Ledezma invadiendo la Alcaldía de Caracas para llevarse cuanto pudo. Molina Tamayo irrumpiendo en la Comandancia de la Marina elegantemente ataviado con un uniforme de un grado superior al suyo. Y así.

¿Te imaginas cómo estaríamos si hubiera ganado Rosales?


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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