Los argumentos de la ultraderecha no son refutables. Sólo son ridiculizables.
¿Qué puede oponer uno al argumento de que los bombillos ahorradores son micrófonos con los que Fidel escucha las interesantísimas conversaciones de la clase media opositora? El problema de los argumentos de la ultraderecha no es sólo que digan mentiras, sino que envilecen el nivel de la discusión. Alarma además que estos argumentos son sostenidos incluso por intelectuales de fama internacional.
Por ejemplo, hay uno que asegura que el cable submarino que se tiende actualmente con Cuba servirá para desviar hacia la isla las interesantísimas conversaciones de la clase media opositora. No les bastan los bombillos. Cuba está atrasadísima tecnológicamente, dicen otros, pero ha desarrollado un polvillo que pone en las máquinas captahuellas que se mete por los poros y hace que la gente vote por Chávez sin saberlo.
Porque el discurso es disociado. El eminente profesor argumenta por un lado que Cuba tiene una Internet racionada y atrasada (no dice que el bloqueo obliga al costoso satélite) pero se opone al cable liberador.
Su obsesión con Cuba es desabridamente cómica. Por ejemplo, la misma eminencia argumenta que hay un cubano en la directiva de TVes. Como formo parte de esa directiva y no he visto ninguno, seguramente soy yo, pero me han lavado el cerebro de tal manera que ni sé que soy cubano. Ese erudito introdujo en Venezuela la idea de la televisión de servicio público y exhibía a Cuba como ejemplo de ello. Uno no sabe cuándo tienen razón, si cuando eran ultrosos de izquierda o ahora en la ultraderecha, porque son arrogantes en ambas ocasiones. Por eso desconfío de los ultrosos de izquierda.
Claro, esperaban que el Gobierno los llamaría para que lo esclarecieran con su inteligencia, como ves, superior. Como no fue así, asumen la estructura del despecho pasional. Por eso la trovadora que se hizo rica y famosa cantándole al Che y a Fidel ahora dedica la Canción del elegido a Nixon Moreno. La caída libre de Abel Santamaría hasta Nixon Moreno es el emblema de la caída moral de esta gente. Es la oposición que nos impuso el imperialismo a través de sus medios.
Con esos bueyes hay que arar del modo más digno posible.
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