Nota del remitente: Por primera vez voy a recomendar la publicación de un texto. Se trata de un reportaje escrito por reportero bastante antichavista, publicado en El Nazional el 13 de abril por razones antichavistas. Se trata de una narración de los hechos previos al Golpe y allí se confirma lo esencial de la declaración de Otto Neustald: que el almirante Ramírez Pérez sabía que los francotiradores asesinarían a varias personas mucho antes de que se consumara ese crimen. Precisamente para ocultar este texto, El Nazional mantuvo oculto todo su archivo correspondiente a abril, hasta que la presión y la denuncia pública de Ernesto Villegas forzó a volver a normalizarlo. Creo, eso sí, que debe publicarse con la correspondiente aclaratoria y señalando que confirma que los golpistas sabían -no vayan a pensar que son tan malucos como par haberlos apostado ellos; es que se lo dijo una bruja- de existencia de francotiradores antes de que echaran el primer plomazo. AN
El Nacional 13 de Abril de 2002
Política
PERÍODO DE TRANSICIÓN
Alianza de militares activos precipitó la caída de Hugo Chávez
El grupo, encabezado por el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, se propuso como consigna el rescate de los principios tradicionales de la Fuerza Armada, ante los intentos de politizarla por parte de la Quinta República. Sus manifiestos acumularon más de 4 mil firmas, que han prometido publicar
JAVIER IGNACIO MAYORCA
Un grupo heterogéneo, formado por más de 4 mil oficiales, suboficiales profesionales de carrera y efectivos de tropa profesional, fue el responsable de la neutralización del Alto Mando Militar y, unido a la presencia de la sociedad civil en la calle, de presionar para que se produjera la renuncia del presidente de la República, Hugo Chávez.
Este conglomerado comenzó a ser conocido gracias a la emisión de un manifiesto en vísperas del 4 de febrero de este año. Se presentaba con el nombre de Fuerza Armada Nacional, por su Dignidad e Integridad.
El texto revelaba que más de 3.200 profesionales de armas suscribían una solicitud de renuncia al jefe del Estado y su posterior enjuiciamiento, entre otras razones, por la cesión de un fusil al mandatario cubano, Fidel Castro.
Pocos creyeron entonces que pudiese existir un trabajo de opinión tan intenso dentro de los cuarteles. La captación de voluntades, de acuerdo con fuentes vinculadas con este proceso, había comenzado en septiembre de 2001, fase previa a un largo viaje del Presidente por países del Medio Oriente. Este periplo fue considerado por los autores del manifiesto como lesivo a los intereses nacionales, debido a la visita a países con los que Estados Unidos —principal socio comercial de Venezuela— podría entrar en conflicto por los ataques terroristas.
La colecta de firmas se hacía siguiendo el esquema de la "compartimentación": cada uno de los oficiales comprometidos con este movimiento captaría hasta a cinco efectivos más y se haría responsable ante el resto por la conducta y los errores que pudiesen cometer. Lo más importante en esa fase del trabajo era evitar filtraciones de la información. Al mes siguiente ocurriría la primera. El segundo documento de este grupo vio luz a mediados de marzo. Constituía esencialmente una expresión de respaldo a los oficiales que habían rechazado públicamente al jefe del Estado, como el coronel Pedro Soto, el contraalmirante Carlos Molina, el capitán Pedro Flores y el comandante Hugo Sánchez.
La dirigencia del movimiento no se había puesto de acuerdo sobre cuál era la oportunidad apropiada para lanzar a la calle este pronunciamiento. Tampoco había precisado cuáles serían los contenidos a divulgar. En el proceso de consultas, una copia llegó a los medios de comunicación. Tenía tantos errores, que tuvieron que recogerla.
La versión final salió luego de algunas correcciones. En ella los militares rechazan el programa de créditos blandos a través del Banco Industrial de Venezuela, porque pretende "comprar nuestra institución y nuestras conciencias, como lo ha hecho con la minoría de corruptos que se ha dejado manipular por su chantaje".
Estas palabras fueron reiteradas posteriormente por el general de brigada Néstor González González, quien decidió salir a la palestra, contraviniendo la línea que había sugerido el grupo, en cuanto a mantener el silencio hasta que no saliera al aire un pronunciamiento colectivo.
A la tercera va la vencida
El jueves, el grupo dio el paso final: aparecer en los medios audiovisuales, pero no en forma individual como lo hicieron otros tantos oficiales, sino en colectivo, para dar una mayor sensación de fuerza. Sería un riesgo, pues tal y como lo expresaron algunos de los protagonistas, una intervención de esta categoría daría excusas para un proceso por sublevación militar.
La convocatoria para presenciar la filmación fue hecha en forma intempestiva luego del mediodía, sin previo aviso. El mensaje sería transmitido cuanto antes, si era posible en vivo, desde una oficina ubicada en Chacao.
Poco a poco, los oficiales fueron llegando, en pequeños grupos o individualmente. El líder, reconocido por ellos, fue el vicealmirante Héctor Ramírez, jefe del Estado Mayor General de la Armada; además, estuvieron los contraalmirantes Daniel Comisso y Francisco Noriega; los generales de brigada de la Guardia Nacional Marco Ferreira, Oscar Márquez y Ramón Lozada; los generales de brigada del Ejército Vidal Rigoberto Martínez (jefe del Comando Logístico) y Henry Lugo Peña (ex jefe de la Casa Militar), y los generales de brigada de la Aviación Pedro Pereira (comandante general designado) y Clinio Rodríguez. Habían convocado a 25 oficiales.
Pasadas las 2:30 pm, las cámaras de dos agencias de noticias estaban listas para hacer llegar el mensaje del grupo disidente. El texto final del mensaje aún no llegaba. Ramírez Pérez lo revisaba, lo ensayaba y lo corregía con su parsimonia habitual, mientras una joven lo pasaba a máquina.
Cuando todo estaba a punto, Chávez inició una cadena para referirse a las manifestaciones. Luego, las señales de las repetidoras de Mecedores y El Volcán se cayeron, presumiblemente por obra y gracia del Gobierno. Tenían que enviar en un vehículo el casete con la grabación.
"Hemos decidido dirigirnos al pueblo venezolano para desconocer al actual régimen de gobierno y la autoridad de Hugo Chávez Frías y del Alto Mando Militar", señaló el grupo en su tercer comunicado.
Dos veces ensayaron la lectura. Ramírez la quería impecable, y propuso intentarlo una vez más. Pero un coronel del Ejército advirtió que la Dirección de Inteligencia Militar había detectado la actividad en la oficina.
"Dispersión", decía en voz alta, para indicar la necesidad de que cada quien tomara su rumbo. Y así se hizo. Los primeros en salir fueron los periodistas. Al final de la tarde, el mensaje de los oficiales disidentes estaba en el aire.
Mientras discurría el trabajo mediático, dos oficiales del Ejército se ocupaban de algunos detalles operacionales: trancar los túneles de Los Ocumitos para impedir el acceso a Caracas de los batallones ubicados en los Valles del Tuy y Maracay, bloquear las seis entradas a Fuerte Tiuna con vehículos del Comando Logístico del Ejército, vigilar a la DIM y comunicarse con policías amigas.
En el Fuerte
A las 10:30 pm, la Guardia Nacional y el Ejército se habían plegado a la exigencia de esta sociedad de oficiales, suboficiales y tropas profesionales de la Fuerza Armada Nacional.
El núcleo central del movimiento dejó su centro de operaciones en el este caraqueño, con la intención de tomar el piso 5 de la Inspectoría General de la FAN. Ya el trabajo lo había adelantado el batallón Caracas en forma incruenta.
La caravana entró por la alcabala 6 a Fuerte Tiuna. Apenas al llegar, el punto de discusión fue qué hacer con el jefe del Estado. Los generales Manuel Rosendo e Ismael Hurtado se ofrecieron como mediadores ante un Ejecutivo que todavía se atrincheraba en el palacio. La tesis de acabar con los días de Chávez había sido descartada en las conversaciones preliminares. Efectivos de la Armada y la Guardia expresaban sin melindres su disgusto por la actuación de funcionarios del régimen saliente. Pero al final fueron Hurtado y Rosendo, quienes le hicieron llegar el mensaje a Chávez: entrégate.
Cabe destacar que este grupo se comprometió públicamente a divulgar los nombres de todos los firmantes de su manifiesto, transcurrido un tiempo prudencial a partir del cambio de régimen. Para ellos, corre el reloj.
Boívar: será procesado
El comandante de Operaciones de la Guardia Nacional, general de división Edgar Bolívar, anunció que el ex presidente Hugo Chávez permanecerá varios días en la sede del Ejército, en calidad de custodia.
Recordó que fue testigo del momento en que el mandatario llegaba a ese edificio, donde deberá esperar la formulación de cargos por varios delitos.
"El Presidente de la República está, según como se le expresó verbalmente, bajo custodia de la Fuerza Armada Nacional. Entendemos que en este caso será sometido a proceso legal. Serán las autoridades las que determinen su futuro inmediato", informó.
Chávez fue trasladado desde Miraflores con la escolta de los generales Rommel Fuenmayor y Néstor González González. Al llegar, según Bolívar, el ex presidente quedó confinado.
La actitud de Chávez para ese momento era la de "una persona consciente de su grave situación y de que debe someterse a lo que determine la ley". Llegó a la Comandancia del Ejército "con plena conciencia de que no tenía nada más qué hacer".
Belisario embala En la mañana de ayer, el general de división Francisco Belisario Landis apareció por la Comandancia de la Guardia Nacional, en El Paraíso, a recoger las pertenencias depositadas en lo que hasta esta semana fue su despacho. Belisario fue recibido por el jefe del Estado Mayor General de la institución, general de división Edgar Méndez Casanova. De acuerdo con fuentes militares, en todo momento fue tratado con deferencia. El mando de este oficial fue desconocido por el cuerpo de generales de la GN el jueves, por no haber escuchado los consejos de sus más cercanos colaboradores en cuanto a la actuación que los efectivos debían seguir con motivo de la marcha de protesta hacia Miraflores. Con la salida de Belisario y del jefe del Comando Regional 5, general de división Edgar Gutiérrez Ramos, el Alto Mando de la GN debería quedar de la siguiente manera: el general Carlos Alfonzo Martínez en la Comandancia; Edgar Méndez en la Inspectoría General; Edgar Bolívar en el Estado Mayor General, y Manuel Simón Lafée en el Comando de Operaciones. |
Aviación vuelve a casa
Desde ayer, la Aviación inició los trámites para el regreso de lo que sus efectivos consideran como su sede tradicional: la base aérea de La Carlota.
El propio general Pereira, uno de los líderes del movimiento, lo anunció de manera informal la noche del jueves. Indicó que esa sería una de sus prioridades.
Durante todo el año pasado, la institución atravesó un proceso de mudanza a instalaciones de Maracay y de Fuerte Tiuna, lo que ocasionó incomodidades y gastos superiores a 4 millardos de bolívares, toda vez que la nueva sede iba a ser el edificio que antes tenía Corpoindustria en la capital aragüeña.
Ahora se produce una especie de reflujo, pues el personal que laboraba en el interior del país ahora quiere ocupar sus antiguos locales. Esto obliga a despejar cuanto antes los despachos que hasta esta semana ocuparon el ministro de la Defensa y sus secretarios.
Los giros de Camacho
Sin dudas, el general Luis Camacho Kairuz sabe medir las oportunidades. Igual que Caldera, uno de sus primeros mentores. En 1997 la Guardia Nacional envió a Miraflores una lista en el que aparecían los nombres de 6 coroneles para ascender a general de brigada. Camacho no estaba, pero él sabía que al final la lista remitida del palacio de gobierno al Senado lo favorecería.
Estaba en lo correcto. El Ejecutivo le aplicó un "factor de corrección" al entonces coronel Oscar José Márquez, y lo sacó de la sexta plaza para favorecer a Camacho.
Como jefe del Comando Antidrogas de la Guardia Nacional, supo hacer méritos para constituirse en el sucesor del general Francisco Belisario Landis, en la Comandancia de la Policía Metropolitana.
Al llegar Hugo Chávez al poder, Belisario ascendió. Con él Camacho Kairuz. El primero fue al recién creado Viceministerio de Seguridad Ciudadana, y luego Camacho lo sucedió. Decían que si El Tiburón salía de la máxima posición en la GN, el otro lo reemplazaría.
No hubo tiempo. Belisario dimitió. Pero Camacho, en medio de la confusión, aprovechó para calificar de "ingenuos charlatanes" a los ministros del gabinete en el que él mismo participó. Cosas veredes.