Yon Goicoechea: llegar, provocar... ¿y vencer?

El líder estudiantil opositor Yon Goicoechea obtuvo el miércoles lo que sus promotores esperaban de él, y quién sabe si lo que esperaba él de sí mismo: que le pegaran. En eso lleva meses, desde poco después que RCTV saliera del aire - la atmósfera del país lo agradeció- de Venezuela.

Recuerdo unos principios en los que Yon parecía hasta razonable, no un títere, no un mero triunfador de casting político globovisivo (en el supuesto negado de que algo que salga de las manos de RavellTV pueda llevar adherido la etiqueta de triunfo). Cómo olvidar cuando en Globovisión se sentó a hablar con Héctor Rodríguez, el estudiante que encontró el papel olvidado por los strippers de oposición en el que fue su primer show en la Asamblea, hace cuatro meses. En ese debate televisisvo ambos se mostraron constructivos, tolerantes en la diferencia, democráticos... fue una esperanza.

¿Qué pasó desde entonces? Que el muchacho se dejó llevar por las tácticas ponzoñosas y disociadas de su patrón, consejero y protector, Sataná... quiero decir, Federico Ravell, y ha ido paultinamente perdiendo la sensatez que tenía o quería hacer creer que atesoraba. Claro, la excusa de su comportamiento es la de siempre: que ahora sí -con la Reforma- esto va a ser una dictadura, ahora sí no va a haber libertad de expresión, ahora sí comenzarán los gulags, las purgas, las marcas identificativas al estilo ganado en los brazos y todo lo que se supone está a punto de ocurrir desde que Chávez asumiera la presidencia hace ocho años y medio.

Así es la táctica disociadora de Globovisión y la resucitada pero comatosa RCTV: crear miedo, miedo, más miedo, mucho miedo, para histerizar a la gente y que actúen no por la razón, si no por el instinto. Y nosotros no podemos ayudarles en su labor enfermadora, ni mucho menos actuar -ni siquiera puntalmente- como ellos quieren que actuemos.

Haya sido el "muy identificable y fornido" Goicoechea (como lo describió una periodista-groupie en Aló Ciudadano) el ideólogo, haya sido su patrón y mentor, su táctica ha sido provocar, provocar y provocar hasta que alguien lo agrediera. Y lo consiguió. ¡Nos metió un gol! Su franela del Che con el logo de Globovisión encendió una mecha que venían empapando muy cuidadosamente de gasolina los medios opositores desde hace meses.

Si un revolucionario hubiera ido a un foro con una franela con la cara del Cardenal Castillo Lara estampada, y su imagen llevara una hoz y un martillo colgando del cuello del religioso recientemente fallecido, en lugar de una cruz, es muy posible que los asistentes de oposición lo hubieran increpado, insultado y hasta agredido. Y habría sido una agresión provocada, sin duda. Yon Goicoechea, o es un tonto útil, o un astuto retorcido. Y quienes lo insultaron o agredieron, le dieron lo que buscaba. ¡Nunca hagas lo que tu rival busca que hagas!

Pegar está mal. Pegar cuando te provocan para que lo hagas, además de estar mal, es una conducta muy poco inteligente. Ahora Globovisión tiene un mártir que habla imitando a grandes líderes "perseguidos" (ellos eran perseguidos de verdad), que afirma sin pruebas (porque un tipo delante de mil cámaras y testigos le lanzó el puño), olvidándose de que dos trabajadores de una televisión roja rojita -ÁvilaTV- salieron más heridos que él de la trifulca, afirma que lo quieren matar, pero que otros tomarán su lugar (plagio, entre otros mártires de la historia, al Che, por cierto: "Si muero no importa, otros vendrán"), que denuncia cercos mediáticos cuando está literalmente "cercado", sí, pero por micrófonos (excelente el dibujo de Yosmary al respecto) y que se ha convertido en una especie de líder político cool, estudiante, apuesto, con futuro prometedor, de los que tanto gustan a las madres (a las madres que añoran los bellos tiempos en que las manifestaciones estudiantiles eran dispersadas con plomo, y un estudiante muerto no era noticia, claro).

No hay que caer en provocaciones. Yon Goicoechea (o, repito, quienes están mediáticamente detrás de él) busca que lo insulten, que le lancen cosas, que lo golpeen. No les demos el gusto, porque esas actitudes, además de ser intolerantes y antidemocráticas -aunque provocadas, hasta comprensibles dentro del ambiente de tensión que se fomenta desde algunos medios- son un punto más para sus fines.

Un punto, pero Globovisión y sus seguidores siguen perdiendo esta partida con la historia. Por goleada.

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Okrim Al Qasal


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