La identificación de la oligarquía de Bolivia con la de acá y viceversa no es de extrañar, son como una copia al carbón, son fascistas, racistas, capitalistas, ricos, muy ricos en real, pero sin sentimientos, son apátridas, entregados a los designios de intereses foráneos e incapaces de introyectar en sus mentes corroídas por el odio el concepto de patria, de nacionalidad, son generalmente personas que llevan en sus venas sangre extranjera, cuyos ascendientes llegaron a este suelo expulsados por la guerra o para buscar la manera de sobrevivir a las carencias de sus patrias, aquí como en Bolivia encontraron suelo fértil para montar sus negocios, explotar nuestra mano de obra y acumular riquezas, no les bastó con ello, sino que incursionaron en el campo político se apoderaron de los medios de comunicación, montaron empresas con tecnologías importadas, sin preocuparse por establecer las propias, a sus hijos los enviaron a estudiar a las universidades capitalistas para que regresaran con la mente embotada por ideas fascistas y sin ningún sentimiento patriótico, convertidos prácticamente en fichas de un ajedrez, movidas por la mano imperial; durante muchos años sometieron a un pueblo que al parecer al fin está reaccionando con fuerza inusitada, pero con una resistencia feroz de quienes se niegan a aceptar el poder de las masas a fijarse su destino.

Sus tentáculos se han extendido hasta el punto de penetrar una institución como la Iglesia, que debería ser la punta de lanza en la lucha por los pobres si es que de verdad siguen los postulados del evangelio y entonces vemos como aquí, en Bolivia, en el Ecuador por nombrar sólo tres de las patrias más emblemáticas, como las cúpulas de la Iglesia han formado equipo con los grupos más radicales contra las innegables mayorías, y sin ningún recato, en un intento por aprovecharse de su condición, arremeten contra unos gobiernos por demás legítimos.-.

Una vez más el pueblo ha dado una respuesta contundente en la hermana Bolivia, con organismos internacionales disímiles como testigos, sin embargo la derecha, se resiste a darle la verdadera lectura a lo que el pueblo ha escrito con votos y se atreven a desconocer unos resultados irrefutables y ante ello el imperio calla, no dice nada y más bien con toda seguridad va a continuar en su política de respaldo a quienes así actúan y allá como aquí, van a seguir en su empeño por desestabilizar Es entonces cuando el pueblo debe hacer valer sus derechos y conquistas, sin pensarlo dos veces por que “vacilar es perderse”.-

¿SERÁN “CABALLOS DE TROYA”?

Es entonces una responsabilidad infinita la que los líderes tienen, no es posible que

el pueblo tenga que ser sometido a la angustia que significa la falta de criterio unitario, para, a estas alturas del partido no haber sido capaces de llegar a acuerdos que permitan postulaciones de candidatos que garanticen el triunfo, a sabiendas de que al no hacerlo se le está entregando en bandeja de plata a los enemigos de la patria, la posibilidad cierta de que conquisten posiciones, que con mucho sacrificio hemos logrado.

No es posible ver como aquí en el Táchira, para colocar un solo ejemplo, hay tres candidatos del chavismo dos de los cuales, aun  a sabiendas de que no tienen la más mínima posibilidad, son un factor que juega contra lo que podría ser un triunfo seguro. No les bastan experiencias anteriores en las cuales hemos salido derrotados por falta de unos pocos votos que se diluyeron en opciones que contribuyeron a esa derrota, eso sucedió en la Alcaldía y estuvo a punto de suceder en la Gobernación, a no ser porque quien actualmente se erige como candidato por decisión popular, tuvo conciencia revolucionaria y a tiempo renunció a sus aspiraciones y por ello el pueblo revolucionario lo premió en esta oportunidad en la escogencia interna.

Ojala y el comportamiento de personajes como Rosa de Velasco y Henry Parra, que saben muy bien que no tienen ningún chance, no tengan sobre su conciencia después del 23N, algo que de la única forma que se puede catalogar es de traición a los principios y al mismo pueblo, es decir pareciera que están sirviéndole al enemigo de verdaderos “caballos de Troya”.-