O enmendamos o erramos (paráfrasis)

Más que en la superficie, batalla por la Enmienda Constitucional debe librarse en el fondo de la conciencia popular

Más que en la superficie, batalla por la Enmienda Constitucional debe librarse en el fondo de la conciencia popular.

El simplismo suele recrear-a quienes lo practican-en la superficie de las cosas y de cualquier fenómeno en el que se involucren directa o indirectamente.

La manera en que vemos la realidad determina nuestro comportamiento. Si vemos erróneamente esa realidad, nuestro comportamiento será erróneo también, ahí reside un factor muy importante, digno de prestarle la mayor atención si pretendemos enmendar torceduras. De hecho, el estado no debe ser eterno; todo lo contrario, el estado debe estar sujeto a transformaciones radicales y audaces y, mire usted que con la propuesta de una sencilla enmienda, las arrugadas brujas con patas de gallo andan locas de perinola, que si ¡UHrosAH!-la “H” es muda-dijo estar consternada(mente) triste y que si el pato y que si la guacharaca. Y el gallinero alborotado porque las currutacas temen que les metan medio chuzo y tal y que sé yo.

El único “Estado Eterno” sobre la faz de la Tierra, es El Vaticano, si señor, es el único. Estados Unidos prosigue como un Estado doble centenario y, a punta de enmiendas pero, para la oposición venezolana, la enmienda es buena si lo hace USA, nosotros no. ¡Qué vainas echa el río cuando crece!

Pero, veamos. A medida que las transformaciones de un Estado favorezcan al pueblo, se justifican desde todo punto de vista pero, si son para favorecer a las élites chupasangre, son inmorales.

En el caso Venezuela, la recomposición constitucional se justifica mil y más veces más porque sencillamente la realidad así lo demanda. Ahora bien, ¿cómo logar que quienes ven la realidad de manera torcida puedan enmendar su visión?

Pienso que aquí se trata de un asunto de psicología más que de lógica. La lógica no certifica la veracidad de un planteamiento o de un hecho sino la validez de casi todas las inferencias y, no es que desechemos el empleo de la lógica-de ninguna manera-. Podemos usar la lógica para intentar desmontar las consuetudinarias falacias persuasivas que la prensa embustera difunde de manera sistemáticamente enfermiza contra el pueblo indefenso; no obstante, mediante el empleo-acertado- de la psicología, podemos indagar acerca del estado de conciencia del individuo, lo que ha de remitirnos a correctivos y determinar las estrategias correctas para reorientarlo y hacerlo ver la realidad tal cual es.

La Psicología-debidamente usada-debe clarificarle al individuo que él ha estado siendo engañado por una prensa embusterosa y que al sacudirse la visión equivocada y, enmendar. Entonces, él obtendrá una visión acertada de lo que realmente sucede en su contexto, que ha de traducirse en beneficios para todos. La psicología debe buscar la verdad del contexto.

Años y años de condicionamientos no se curan de la noche a la mañana, la influencia nefasta de la televisión comercial ocasiona efectos inconscientes en todos y, si no indagamos acerca de las raíces de donde provienen las visiones equivocadas, no podríamos determinar las causas de fondo que impelen a unos muchachos estúpidos, a quemar los chaguaramos de Caracas, a pintarse las manos, destruir todo lo que encuentren a su paso, ir en contra de los intereses sagrados de nuestra patria y, tal vez a ponerse pantaletas, en lugar de ir a enamorar a las muchachas.

Ello debe ser un dato significativo para considerar la planificación de nuestras estrategias políticas porque nosotros no podríamos esperar éxitos que nuestra propia política no diseñe.

Improvisar sin plan ni concierto es muy diferente a saber mover la estrategia sobre la marcha y, la dirección del PSUV ya no tiene margen para estar metiendo la pata.

Tendemos a ver la realidad no como ella es sino como somos nosotros o como se nos ha hecho ver interesadamente por parte de la televisión comercial, del periódico palangrista y de la radio embusterosa pero, los revolucionarios tenemos el deber de someter nuestras visiones a una revisión permanente, a examinar las cosas y a no sentir penas ni ser testarudos frente a la obligación de enmendar- a diario-todas nuestras metidas de pata.

Cuando una persona logra ver de otro modo lo que antes miró torcidamente, entonces cambia su comportamiento-por ejemplo, a la hora de votar.

Si la realidad va abriendo espacios y las leyes van rezagadas, se produce una incongruencia. ¿Qué vaina es ésta?- Se preguntará usted, y ha de tener toda la razón-.

La actual crisis del Capitalismo, aunada a otras crisis, a las guerras, al hambre y el sufrimiento insufrible de los pueblos que luchan por su liberación del colonialismo “chupasangrador”, demandan transformaciones que no pueden ser detenidas. La enmienda constitucional de Venezuela no puede postergarse o, correremos el riesgo de desembocar en un vainero.

Con la Enmienda Constitucional, el pueblo gana un derecho adicional: reelegir a su presidente si le parece bien, en lugar de quedarse con las ganas de hacerlo.

Es que “SI” ha de haber elección continua, además, habrá de haber revocatorio continuo, así de sencillito. La oposición pone el énfasis en lo primero pero ignora deliberadamente lo segundo, de ahí una de las falacias.

Una acertada percepción de la realidad se traduce en, conciencia. Si parafraseásemos a Don Simón Rodríguez, podríamos decir: ¡Enmendamos o erramos!

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com


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Guillermo Guzmán


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