El Arco Chiquero

"Esta mierda no es un país, solo somos un estacionamiento lleno de gente".

El actor Héctor Mayerston, encarnando a Valerio

en la película venezolana Disparen a matar.

Contra viento y marea, contraviniendo lo dispuesto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y obviando absolutamente todo lo contenido, en esa suerte de Tabla de los 10 Mandamientos en lo que han convertido los voceros del gobierno nacional y del PSUV, al tan cacareado Plan de la Patria, el Presidente Nicolás Maduro, mediante el Decreto N° 2.241, de fecha 18 de febrero de 2016, publicado en la Gaceta Oficial N° 40.855 de fecha 24 de febrero del mismo año, decretó la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional "Arco Minero del Orinoco", con el fin de destinarla a la realización de actividades mineras al sur de Venezuela. La zona en cuestión comprende una extensión territorial de 111.843,70 km2, lo que equivale a un 12.2% del total de nuestro territorio, aproximadamente y a una superficie superior al tamaño de países como Liberia, Bulgaria, Cuba, Guatemala, Corea del Sur, Islandia, Portugal y Panamá, entre otros. Para la gestión de esta nueva estrategia de entrega de nuestros recursos naturales a las empresas trasnacionales del oro, del coltán y de otros preciados minerales, apeló el Presidente a los argumentos más disparatados, creando para ello un Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico (¿?), que es lo mismo que pretender crear un veneno saludable, ya que hasta un niño de preescolar sabe, que la actividad minera es incompatible con la ecología. Se ha acusado de traidores a aquellos venezolanos que han salido a denunciar la inviabilidad de dicho decreto y se ha puesto a la República de rodillas, frente a empresas extranjeras con las que se mantenían amargos y prolongados reclamos orientados al resarcimiento de irreparables daños patrimoniales y ambientales que nos fueran infringidos, indemnizándolos con millonarios pagos, para que vuelvan por sus fueros a saquear a Venezuela, sólo que ahora contando con la protección de nuestra Fuerza Armada y la venía del Gobierno "Socialista y Revolucionario" Nacional.

Así las cosas, mientras voz en cuello, nuestro gobierno denuncia en el mundo en la vocería del Presidente, del Ministro de Energía y Petróleo o de nuestra inefable canciller, la práctica de la fracturación hidráulica, fractura hidráulica o estimulación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking) que es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo, que actualmente adelantan los Estados Unidos, por ser a su juicio altamente contaminantes del ambiente, en paralelo le hace entrega a las empresas mineras del mundo, todo ese reservorio de biosfera, biodiversidad, bosques, selvas, de especies vegetales, animales y de fuentes de agua, a las empresas trasnacionales, que no repararan en convertir el denominado Arco Minero, en un verdadero Arco Chiquero que compromete desde ya y comprometerá en el futuro, no sólo la vida de las comunidades indígenas que hacen vida en la zona, sino la de todos los venezolanos.

Abatidos como estamos desde hace ya bastante tiempo con el desabastecimiento de los más elementales alimentos y por el desbordado accionar del hampa en todas partes de nuestro país, ¿qué será lo que piensa Maduro y sus ministros, que vamos a comer y a beber cuando nuestros ríos queden contaminados con cianuro y con todos esos químicos que se utilizan en la minería? ¿Qué soportará un suelo enajenado de su capa vegetal y abusado por la actividad extractiva del oro y de otros minerales, que sembremos en él? ¿Adónde irán a parar los peces y los miles de animales que se alimentan de los cauces de las aguas de nuestros ríos, cuando ya no puedan albergar en su lecho sino muerte y desolación? ¿Vamos a comer oro? ¿Vamos a poder comprar agua en otra parte con el dinero que genere la minería?

Para colmo, ya prometió el Presidente que el 60% de lo que produzca el Arco Minero va a destinarse al sostenimiento de las Misiones, ello sin que medie ni siquiera una evaluación seria de las mismas y sin que se le pregunte a ninguno de nosotros los venezolanos si estamos de acuerdo con que ese sea el destino que se le dé a esos ingentes recursos, que ojalá no terminen en el bolsillo de los mismos que se llevaron los más de 20.000 millones de dólares por la vía de las empresas de maletín que saquearon CADIVI, sin que hasta ahora tengamos a nadie preso por ese descomunal desfalco. Mientras tanto el debate sigue centrado que si en el revocatorio o en los insultos que Maduro le propina a Ramos Allup y viceversa. Y mientras tanto, cada vez más se nos desdibuja el país y quedamos al decir de Valerio, reducidos a ser eso: un estacionamiento lleno de gente.



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Rubén Villafañe


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