Si quieres defender el territorio, debes de pensar como indígena. No como el indígena alienado consecuencia del sistema y que su visión socava todo principio originario. El no indígena sabe donde nace pero no sabe dónde reposarán sus restos, distinto al indígena que pude recorrer al mundo pero siempre el ombligo estará amarrado a un territorio.
¿Has visto una cédula de identidad de un hermano indígena? No es casual que posea algunos datos particulares. Se trata de la identificación del indígena, siempre amarrado a un pueblo y a una comunidad, lo que es lo mismo a un territorio.
Es así como se puede figurar lo importante que es para el indígena el territorio. Digo más, se trata de la madre tierra, la madre naturaleza por la que se guarda respeto en donde se procura mantener una relación armónica. Para los pueblos indígenas, cada creación, cada espacio posee vida y posee un guardián; según la creencia, se trata de un dueño, encanto o simplemente espíritus.
En la actualidad son muchos los que han expresado que existen territorios ancestrales, tradicionales y otros muchos osados que dicen que hay territorios que no son indígenas. A estos últimos es oportuno recordarle que antes de la llegada de cualquier otra cultura a estas tierras del Abya Yala, solo habitaban indígenas.
Hemos aprendido a convivir con nuevas culturas que vale decir no siempre la relación fue de entendimiento. Por muchos años se vivió la tortura, dominio, conquista a sangre pura en el que se materializó el genocidio más grande de la historia de la humanidad. A veces es necesario decirlo para que quien no tiene claro el suficiente sacrificio que ha sufrido el pueblo originario, lo recuerde.
Muchos son los que intentan implementar nuevas formas de control y dominio, incluso hasta promover nuevas formas de colonización. Son los mismos que desconocen a los pueblos indígenas y hacen escenarios con participación de indígenas despersonalizados o lo que es peor aun, algunos no indígenas queriendo ser sin serlo.
Las organizaciones indígenas tienen un desafío para con todos nosotros, urge la transformación del sistema de formación, haciendo frente a la inminente amenaza de despersonalización de cada individuo indígena. ¡Pensemos cada día más como indígenas!
¡La historia la escribe el vencedor!