Las nuevas organizaciones humanas, políticas y económicas en ámbitos territoriales muy concretos como son las comunas, representan un nuevo reto para las universidades venezolanas. Un nuevo reto porque otra vez el pueblo organizado demanda de las instituciones de educación universitaria su integración a los proyectos de desarrollo para así potenciar todas sus capacidades y resolver los diferentes problemas. Sabemos de la débil o poca participación de las universidades en las actividades comunitarias, esto debido a su modelo educativo enclaustrado y libresco, sin desconocer el esfuerzo que hacen muchos docentes y estudiantes por contextualizar el desarrollo de sus asignaturas y tareas académicas de investigación y extensión. Esta característica de la relación universidad-sociedad debería ser transformada en tanto que haya mayor comprensión de parte de las autoridades universitarias de vincular a las universidades con el mundo del trabajo y a la dinámica del contexto en el cual están inmersas. Las autoridades universitarias son quienes tienen el rol de ejercer la dirección administrativa y académica y por lo tanto comprometer la participación de la institución en las comunas a través de los proyectos económicos, culturales, deportivos, educativos y los que surjan de la realidad concreta; es allí donde la ciencia y la tecnología integradas al saber popular pueden construir el conocimiento con alto valor social.
Los territorios comunales constituyen el aula de clases ideal. La logística y operatividad de las universidades debería estar planificada para garantizar la asistencia de estudiantes y docentes a las actividades que se generen. Esto debería ser la normalidad de todas las universidades pero especialmente las de ARBOL dado el compromiso histórico de cumplir con el Plan de la Patria. En anteriores oportunidades hemos propuesto llegar a acuerdos entre las universidades para impulsar un Proyecto Único de Integración Universitaria para el Desarrollo Estratégico. En esta coyuntura política y económica del país es pertinente impulsar iniciativas conjuntas para lograr activar las fuerzas productivas que aceleren los procesos que garanticen los bienes y servicios fundamentales para la población como salud, alimentación, vivienda, vestido, vivienda y comunicación.
Las comunas y las universidades tenemos un mismo destino, que no es otro que el destino victorioso de la patria. En los objetivos fundamentales de cada universidad y en sus encargos sociales seguro está declarado el compromiso con el desarrollo del país y su gente. Solo queda que seamos consecuentes con ello y nos dispongamos hacer que el conocimiento científico sea el combustible para movilizar las capacidades creadoras del pueblo en la construcción del socialismo bolivariano.