Un nuevo año inicia y en la Venezuela Bolivariana nos encontramos una vez más con tremendos desafíos para sostener la alegría y la vida, entre ataques y contradicciones. Desde el movimiento popular que asume el socialismo como proyecto, junto a Chávez y Bolívar, nos toca levantar banderas de unidad y lucha, así como de coherencia en defensa de un proyecto que asumimos vivo, con un acumulado que debe juntarse para sostener lo logrado, para recuperar lo perdido y para lograr lo que aún falta.
Eso nos exige una profunda autocrítica, una revisión de lo que ha sido hasta ahora nuestra acción, la que nos ha llevado a serias limitaciones para estar a la altura de las tareas del momento, sin negar los triunfos, necesitamos rearmar la trama para fortalecernos, para levantar cara con una ruta clara para el avance, la que tendrá grandes obstáculos para su concreción, no sólo por las difícil circunstancias de nuestro día a día, sino también por las complejas y cambiantes realidades, que nos obligan a sumar, a trabajar en función de mejorar la correlación de fuerza a favor de las mayorías y del proyecto que se levantó desde el llamado a construir el Estado social de derecho y de justicia, el Estado Comunal, el Socialismo Bolivariano.
En ese sentido y para el necesario debate, aquí se plantean algunas posibles tareas que pudiesen contribuir con esos objetivos:
Reivindicación del proyecto chavista de la revolución bolivariana, disputando el poder desde la construcción de mayoría
El campo popular chavista debe hacer un esfuerzo permanente por reivindicar sus acciones desde el horizonte socialista de la revolución bolivariana, circunscribirlo a las políticas, leyes, proyectos, planes y proclamas que son evidencia del proceso andando, que delinean la utopía concreta, haciendo síntesis de ellas para guiar en las nuevas circunstancias a nuestras tareas, discursos y vinculación con nuestrxs iguales. Convirtiendo esto en un estandarte que debe ser levantado ante cada tensión con el gobierno, nuestra carta de presentación para luchar por los principios que nos definen, exigiendo coherencia y respeto al legado del Comandante Chávez.
Asumiendo que la política exige razón y fuerza, debemos sostener una práctica chavista para acumular fuerza, para construir mayoría, sumar para la defensa de lo conquistado, para luchar por lo que nos falta recuperar, recomponer y crear. Porque sólo sumando, siendo hegemonía desde la reivindicación de la democracia revolucionaria, podemos tejer las relaciones necesarias para construir el poder popular, para ver el socialismo crecer por nuestros campos y ciudades, defendiendo así la Patria del imperio, sus lacayos, así como también de pretensiones de entrega y claudicación del proyecto bolivariano.
Reivindicar la lucha cotidiana de este pueblo por sostener su dignidad
Chávez supo conectar nuestra historia con las luchas del hoy, expresando continuidad en el andar de un pueblo rebelde en búsqueda de su libertad, independencia y soberanía. No somos súbditos de imperios y tampoco indefensos que necesitamos protectores, somos la fuerza que logró la independencia de un continente, que levantó la cabeza cada vez que fue necesario, que entregó todo para honrar su palabra de justicia e igualdad.
Hoy estamos dando una batalla tremenda desde la cotidianidad, sobreviviendo entre ataques permanentes que tratan de negarnos una vida dignidad. Debemos gritar con orgullo lo que ha significado sostenernos de pie, en búsqueda por seguir haciendo y creyendo en el proyecto bolivariano, reivindicando la épica colectiva de un pueblo que busca las fuerzas para vencer, sin negar los esfuerzos del gobierno por ayudar, entre limitaciones y grandes dificultades, pero rindiéndole honor al que honor merece. Entre privaciones y pérdidas irreparables, no estamos intactos, pero si enteros para la lucha que reivindica el protagonismo popular, porque sólo el pueblo salva al pueblo.
Superar el relato blanco y negro para la repolitización necesaria
El proceso venezolano se profundizó desde la polarización por la defensa de dos proyectos antagónicos en disputa, el del pobre contra el del oligarca, el del patriota contra el imperio, el de la democracia participativa y protagónica y el socialismo contra la representación y la entrega. Polarización que parece hoy transformarse en una suerte de espejos entre sectores tanto del gobierno como de la oposición, en dónde sin duda persisten diferencias de fondo, pero que en planteamientos económicos se van acercando en no pocas propuestas, convirtiéndose en reflejos de una misma intención.
Por eso hoy se hace necesario reivindicar la polarización desde el proyecto de clase y liberación para politizar toda disputa, superando el relato blanco y negro que reduce todo el conflicto en el país en una lucha por arriba y entre sólo dos bandos (lo que también debemos evitar, los análisis simples y vacíos con salidas fáciles o fatalismos), dejando la acción de las mayorías fuera, los grandes matices que son la riqueza de la revolución, allí justo dónde nosotros y nosotras nos encontramos.
Debemos repolitizar para recuperar la política como un derecho ejercido por todos y todas, porque no puede ser tarea de pocos, cómo fue antes de la Revolución. Nuestra participación en los asuntos de todos y todas es para el chavismo la vía para repolarizar, repolitizar y reunificar sus fuerzas para la construcción del proyecto estratégico definido: el socialismo.
Evidenciar gestión eficaz desde una práctica coherente con el proyecto estratégico
Debemos demostrar con nuestras prácticas que el proyecto estratégico es posible, que es viable poner en manos del campesinado la tierra, del obrero y la obrera de la fábrica, de lo necesario para transformar nuestro hábitat en las ciudades, produciendo para la vida y el encuentro. Tejiendo relaciones de poder que igualan y liberan, dónde lo común, lo comunal, es guía, así nos agregamos para ser más fuertes, para construir el Estado Comunal.
El que nos exige transparencia en la gestión, rendición de cuentas, proyectando lo necesario para, desde la autonomía y la corresponsabilidad, ser la vía para el disfrute de nuestros derechos. Reivindicando la lucha feminista, la defensa de la naturaleza y los bienes comunes, la formación permanente, la solidaridad con todas nuestras luchas y las de los pueblos hermanos. En fin, demostrar con nuestro trabajo que Chávez no sólo tenía razón, sino que está entre nosotros y nosotras siempre.
Luchar por la unidad teniendo como centro el horizonte estratégico
Unidad, lucha, batalla y victoria, esas premisas aún retumban con la voz de Chávez, son un mandato permanente que debemos honrar. Allí todo esfuerzo es poco, todo esfuerzo es necesario y todo esfuerzo es compensado, debemos hacer lo que éste en nuestro alcance para juntar al pueblo todo y no sólo a los "convencidos, los irreductibles" para recordar la famosa anécdota de Chávez. Reivindicando el respeto por la diferencia, partiendo de que la Patria nos une y que el horizonte estratégico del socialismo es vía para su defensa.
Superando chantajes que buscan juntar negando al otro y otra, poniendo como condición esperar un mejor momento (que nunca llega) para expresar las diferencias y críticas, justo las que deben ser resueltas para garantizar una real unidad, corrigiendo muchos de los errores que han contribuido a la profundización de la actual crisis. Ello nos exige llamar por su nombre al enemigo, éste dónde éste, poner claros los objetivos en común, lo necesario para una efectiva unión, en la que las grandes mayorías deben ser expresadas, sumadas para el bien de todos y todas.
Hacer énfasis en lo que nos queda por hacer y recuperar, plantearnos desde la disputa, no desde la derrota
Toca contribuir al reclamo por lo que aún falta por hacer, sin perder de vista lo que hemos perdido en la crisis y toca recuperar. Es decir, ser parte del reclamo y la acción del que día a día lucha, entre adversidades y contradicciones, para sostener coherencia con los objetivos históricos que nos planteamos como proyecto, sumar de cualquier forma posible a ese empeño.
Partiendo de que el venezolano es un proceso en movimiento, en disputa, en el que no está aún todo definido, por ello la importancia de contribuir de cualquier manera a que las fuerzas populares se visibilicen, se encuentren en lo concreto para disputar, para luchar por sus objetivos. Sin negar la difícil situación que vivimos, que afectan a toda organización popular que hoy está en resistencia, debemos definir nuestras acciones desde la necesidad del avance y no desde la derrota.
Construir un plan de lucha claro, coherente, viable
Avanzar en la lucha, en la defensa de nuestros patria y sus avances, en la recuperación de lo perdido, en lo que falta por hacer, consolidando nuestras organizaciones, cualificándolas, sumando objetivos claros y posibles, así como también sumando a tanto camarada que ha quedado sin lugar de acción, excluido de lo que fue hasta hace poco una práctica fundamental: militante por la vida, en la tarea de construcción de una vida mejor y que ha sido reducido, por diversas razones, al esfuerzo de la sobrevivencia.
Debemos luchar por sumar medios de producción en manos del pueblo y todo lo necesario para impulsar, mejorar y multiplicar sus unidades y circuitos productivos: producción, distribución y consumos planificados entre nosotros y nosotras. Es nuestra mejor forma de luchar contra la desigualdad que regresa, que se instala borrando parte importante de lo ganado a pulso en revolución, luchar por detenerla, hacerla retroceder, luchar por garantizar los derechos que fueron conquistados y que hoy desaparecen, exigiendo al Estado el lugar que la constitución y la revolución le confieren para luchar contra las lógicas del capital y del neoliberalismo.
Construyendo un plan de lucha que permita movilización y unidad, tejiendo una correlación de fuerza a favor del proyecto estratégico de la revolución para la defensa de la patria, del socialismo y de Chávez tanto del imperio cómo del burócrata, de la visión conservadora que asume parte de la agenda económica del enemigo, tratando de instalarla en nombre de la revolución. Por ello debemos exigir coherencia al gobierno, actuando nosotros y nosotras desde ella, no permitiendo silencios como respuestas, ni que nos busquen silenciar, menos el chantaje para inmovilizarnos, para evitar el reclamo y la denuncia.
Debemos luchar por retomar la centralidad del pueblo en el ejercicio de la política, en un proceso que se reivindica desde la democracia participativa y protagónica para la construcción del socialismo. El triunfo en ese objetivo definirá nuestro futuro y allí nuestra apuesta: superar la crisis asumiendo lo comunal como proyecto (incluso como mucho más de lo planteado en las Leyes del Poder popular), lo que nos encomendó Hugo Chávez.
Defender la paz como hija de la justicia
Defender la paz es una tarea fundamental, no debe triunfar el plan del imperio de imponer la guerra, la fragmentación territorial, el aniquilamiento del chavismo como sujeto político, desapareciendo para ello toda posibilidad del encuentro en comunidad, en la organización popular y su objetivo de buscar salidas para todos y todas, anteponiéndola a la "salvación" individual.
Nos toca defender la paz, con todas las fuerzas y medios posibles, teniendo claro, a su vez, que la paz es hija de la justicia, evitar que el enemigo nos deje como tierra arrasada, nos exige construir las condiciones para que la misma florezca entre bloqueos y amenazas, entre contradicciones y ataques, entre traiciones y enemigos. Defender la paz es entonces, mantener a raya al proyecto de muerte del imperio y sus lacayos, pero también producir, recuperar servicios fundamentales, luchar contra la desigualdad, la impunidad y las mafias que asesinan a nuestrxs campesinxs, a nuestrxs jóvenes en los barrios populares, e instalan formas de quitarle al pueblo lo que es suyo, entre privatizaciones y negocios.
Comunicar las luchas, juntando solidaridades
Debemos como nunca antes comunicar las luchas, juntarnos desde las solidaridades que se expresan por todo medio con toda lucha justa, encontrarnos desde el reconocimiento del otro y la otra, de sus acciones, fiestas y celebraciones, desde sus pasos y dificultades, desde sus triunfos y derrotas, desde sus exigencias y reclamos, mostrando sus producciones y procesos.
En fin, estar allí para alzar la voz y proyectarla para lo necesario y para acompañar, para sentirnos parte de un sujeto vital, en movimiento, en resistencia pero también en (re)construcción, en búsquedas de caminos nuevos para continuar la lucha desde esa identidad de pueblo chavista, con sus aprendizajes, con las evidencias del recorrido de más de 20 años de revolución bolivariana. Comunicando nuestra historia, nuestras prácticas y luchas para juntarnos en la defensa y multiplicación de lo que somos.
Encontrarnos con nuestrxs iguales de la Patria Grande
Nuestra defensa y proyecto de libertad una vez más exige el encuentro de la Patria Grande, la que tiene el corazón encendido y está en las calles en lucha contra el neoliberalismo, dictaduras e injerencias, contra la nueva estrategia del imperio de usar el sistema judicial como un nuevo ejército de ocupación, que detiene procesos, sujetxs y reprime con total impunidad, el que es acompañado cuando el pueblo se va a la calle por los ejércitos y policías represores, que con sus excepciones de las que somos testigos, sostienen una nueva ola de acción de la ultraderecha (la que toma fuerza en todo el mundo), que en el marco de la crisis de las democracias quieren ocupar el poder a sangre y fuego.
Allí debemos hacer los esfuerzos por los encuentros, por el reconocimiento de las especificidades de cada proceso, resaltando las grandes coincidencias que nos deben encontrar, entre las complejidades de estos tiempos, con las contradicciones presentes, determinando el enemigo principal y el horizonte que nos encuentra. Con Bolívar decimos la Patria es América, con Chávez sumamos a la creación de una nueva arquitectura institucional para hacer realidad esa proclama, desde los pueblos, desde los que luchan.
Son algunas tareas para plantear debates pero sobre todo acciones en un año que será una vez más complejo, intenso desde sus primeros días. Por eso agradezco la invitación para compartirlas en la Asamblea Nacional Campesina a realizarse en la Hacienda Bolívar, Santa Bárbara del Zulia, el 18 de enero de 2020, impulsada por la Plataforma de Lucha Campesina, una de las instancias del movimiento popular que sostiene y construye desde el campo el proyecto que Chávez nos encomendó.
De seguro actividades similares, de diversas organizaciones hermanas estarán realizándose para planificar y proyectar los objetivos del año, en defensa de la Patria y del impulso de sus iniciativas, a todas se les saluda e invita hacer nuevos esfuerzos por la unidad para la lucha común, es el camino que debemos transitar desde el movimiento popular chavista.
Compartiendo el lema de la Asamblea Nacional a realizar por la Plataforma de Lucha Campesina, nos toca seguir en la construcción de nuestra "Soberanía Alimentaria y la Defensa de los Derechos Campesinos", debemos sumar a todas nuestras luchas a la agenda común del 2.020.
¡Chávez Vive!
¡Comuna o nada!