La hipocresía y la falsedad al fin se descubrirán.
Ray Barreto
La hipocresía está entre los fenómenos que más me maravillan. Porque, ponle, si uno cree en Cristo y en sus llagas y en sus flagelaciones, bueno, uno cree, pero en serio porque ¿para qué creer si no cree? Y si, como yo, no cree, pues no cree y ya está, no anda dando misa y apoyando gorilas.
Igual pasa con el informe imperial que dice que Venezuela es un Estado narcotraficante. ¡Vamos! El Plan Colombia, impuesto por los Estados Unidos, destinado a combatir el narco, no ha hecho sino aumentar la producción de ganya, perico, piedra y cuanta cochinada hay. La heroína no ha hecho sino proliferar con la invasión de Afganistán dizque para apresar a Osama Ben Laden y neutralizar a los talibanes. Embuste. Reagan con su operación Irán-Contras introdujo la cocaína en Los Ángeles, en donde casi ni se conocía.
Es como si Al Capone expidiera pergaminos de buena conducta. O que fray Tomás Torquemada librara testimonios de bondad y ternura.
Ahora resulta que Venezuela, uno de los países que mayores bastonazos ha asestado a los narcotraficantes, es calificado de Estado narcotraficante por el Imperio de cuanta adicción hay, lo que el totalitarismo mediático resuella y repite como loro por todo el mundo para que una masa de bolsas a su vez lo repitan y se instale igualito que se asentó la matriz del supuesto antisemitismo del gobierno bolivariano, el carácter soplón de los bombillos ahorradores y otras imaginaciones de inteligencia igualmente deslumbrante.
Los hipócritas siempre me han causado más desconcierto que disgusto porque no logro descifrar lo que pasa en su mente, sobre todo los que son tan extremos que ni siquiera saben que son hipócritas. Los admiro más que a los malabaristas, que ya me causan asombro en el modo de mantener tantas clavas volando al mismo tiempo sin que se les caigan muchas. Me asombra su disciplina para no enredarse. Por eso evito mentir, porque soy muy bruto y me enredo y si hoy finjo que cojeo de la pierna izquierda mañana puedo ponerme a cojear de la derecha. El embustero es tan disciplinado que no le pasan esas cosas.
Y, además, ya lo sentenció el gran Ray Barreto: “Al fin se descubrirán”.
hernandezmontoya@hotmail.com