28 marzo 2016 - Los hombres y mujeres comprometidos con la Patria que habitan en el refugio La Posada de Catia, ubicado en Gramovén, Caracas, en su afán por contribuir con la construcción del nuevo modelo económico productivo del país y combatir la guerra económica, decidieron conformar por autogestión dos empresas de producción social, entre ellas, una para la elaboración de productos de limpieza.
Este sueño socioproductivo que data del año 2015, produce mensualmente más de 6 mil litros de rubros, como desinfectante, suavizante, lavaplatos, desengrasante, cera y cloro, los cuales son vendidos a precios solidarios a los habitantes de la comunidad a través de la implementación de un sistema por encargo para evitar la reventa por parte de los bachaqueros.
"Estos espacios fueron recuperados para el vivir viviendo, y la consolidación de un futuro mejor. Acá los compañeros del refugio no solo habitan, también trabajan por el país y para ellos mismos", informó Jorge Galán, presidente de la Fundación Ecológica Cacique Katia, encargada de la administración de la posada.
Destacó que la materia prima para la elaboración de los Productos Katia, así como químicos y envases, no influyen en el margen de ganancia, es decir, la especulación está fuera de su visión socialista.
"La idea no es enriquecernos como lo hacen otros comerciantes a expensas del pueblo. El objetivo es vender a precio justo. Por ejemplo, el lavaplatos de 4 litros que en la calle está entre 450 y 500 bolívares nosotros lo vendemos en 300 bolívares y el litro de cloro que está en 300 bolívares, nosotros lo tenemos a 100 bolívares", explicó.
La masificación de la producción popular, manifestó Galán, puede contribuir significativamente con la superación de la crisis económica inducida a través del fortalecimiento de la cultura del autoabastecimiento. Anunció que entre los planes de expansión, destaca la elaboración de jabón ecológico antibacterial y espuma de baño.
ZAPATERÍA SOCIALISTA
La elaboración de calzados es otra de las actividades socioproductivas que se desarrollan en la Posada Catia a través de la modalidad de autogestión. Este proyecto que se consolidó en el 2015, cuenta con una capacidad de producción semanal de 300 pares de zapatos.
La maquinaria y acondicionamiento del espacio fue producto del trabajo mancomunado de los pobladores del lugar, quienes decidieron poner manos a la obra tanto para el beneficio comunal como para tener su propia fuente de sustento.
Frank Farigtom, encargado de la administración de la empresa de producción social, informó que el proceso de fabricación del producto se realiza de manera artesanal. El primer paso, consiste en colocar el patrón (en tela) en un molde y pasarlo por la máquina troqueladora para dar forma al modelo que luego es cosido.
Una vez hecho esto, explicó Farigtom, se procede a colocar el corte sobre la horma del zapato y se pone la suela, la cual debe ser calentada en un horno para que se adhiera a la tela. Finalmente, los trabajadores se encargan de empaquetar el rubro en cajas para la venta al mayor y al detal estipulada en 3 mil bolívares.
"Nuestro sistema es muy efectivo y los zapatos que elaboramos son de primera calidad, nunca van a conseguir un calzado con estas características a un precio como este. Consideramos que estamos contribuyendo desde la base, en abaratar los precios del mercado capitalista", indicó.
Por su parte Domingo Vera, trabajador de la zapatería y habitante de la comunidad, relató que siempre perteneció al mundo del calzado y se siente satisfecho por haber tenido la oportunidad de formar parte de este sueño socioproductivo hecho en revolución.
"El calzado es como una adicción, el que agarre esta profesión después no va a poder dejarla. Estoy muy contento de estar aquí trabajando para poder sostener a mi familia. ¡Una empresa de producción social! ¿Quién se iba a imaginar esto en Venezuela? Nadie", refirió Vera.
FRUTOS DEL ESFUERZO
Tanto los productos de limpieza como los calzados que se producen en la Posada Catia, son distribuidos en las ferias socialistas, donde se les brinda a los pequeños y medianos productores la oportunidad de ofrecer sus rubros a la comunidad. Además, la actividad socioproductiva generó 5 empleos directos y 14 indirectos, señaló Farigtom.
Chellis Veloz, trabajadora y habitante del lugar, expresó que el desarrollo de las actividades socioproductivas fortalecieron los lazos de solidaridad y hermandad entre los habitantes del refugio, quienes se convirtieron para ella en su segunda familia.
"El trabajo que se hace acá contribuyó con la disminución del ocio entre los jóvenes, ahora los vemos ocupados en actividades productivas, además de las culturales y recreativas que también desarrollamos. Este es el mejor refugio que he visto. Cuando me toque irme, sentiré mucha nostalgia", dijo.
El ver la iniciativa de las personas para la concreción de los sueños socioproductivos de la Posada Catia, fue para Veloz, una experiencia maravillosa que la hizo pensar con lágrimas en sus ojos que el Comandante Eterno de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez, no partió en vano.
"Dejó un pueblo consciente que sigue emergiendo del corazón de los barrios para fortalecer los cimientos de una patria nueva con aroma a independencia", manifestó.
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Manos a la siembra por la soberanía
En el refugio la Posada de Catia, se desarrolla y fomenta la agricultura urbana a través de la creación de patios productivos en diferentes sectores. Actualmente, los trabajadores sociales se encuentran sembrando cebollín, cilantro, lechuga, pimentón, entre otros rubros con la finalidad de seguir expandiendo sus actividades socioproductivas y contribuir con la construcción del nuevo modelo económico del país, anunciado por el presidente de la República Nicolás Maduro. El sueño de crear cincuenta conucos en Gramovén, forma parte de los tantos proyectos en vías de ejecución que permitirán cumplir con la meta de surtir a la red de distribución de alimentos de la comunidad, con productos del campo de primera calidad y libre de productos transgénicos, nocivos para la salud. La entrega de semillas a los pequeños y medianos productores agrícolas de la zona ya comenzó para edificar de manera sistemática la concreción del objetivo planteado. El llamado de poner manos a la siembra por la soberanía alimentaria de la patria no se hizo esperar.