El proceso electoral del 26 de septiembre, tendrá en el Zulia un especial contenido político. En primer lugar, porque las fuerzas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tienen que poner a prueba la efectividad de los ajustes organizativos implementados en la estructura interna de movilización. La aplicación de una estructura que incluye Unidades de Batalla Bolívar (UBB) constituidas en cada centro electoral – son más de 1000 en todo el Estado- con una composición directiva de cerca de ocho (8) militantes, así como el hecho de los jefes de patrulla que debe conformarse en cada Mesa Electoral, con un mínimo de diez (10) votantes hace que se tenga que movilizar un estimado de más de 500.000 militantes o simpatizantes. Lograrlo, puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso electoral. Hay que agregarle que fuera de la militancia efectiva y el arrastre del liderazgo de Chávez, se debe incluir la particular percepción que cada votante tiene del candidato por circuito.
En segundo lugar, la oposición, que ha demostrado un control – no tan constante- pero sí efectivo, tiene el reto de demostrar la efectividad del esfuerzo elitesco de selección de sus candidatos. No se puede olvidar, que la forma de selección de los candidatos de la Mesa de la Unidad opositora (MUO) fue mediante acuerdo inter-elites, sin mediación democrática- electoral y eso sin duda, causo resquemores. Ahora bien, debe reconocerse que esas divisiones y desconfianzas recíprocas surgidas entre los partidos que la conforman (Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, COPEI, AD, entre otros) ha sido minimizada por la propia figura del Gobernador, Pablo Pérez, quién es el verdadero protagonista de esta campaña. El Gobernador, es un fenómeno extraño, pues sí bien su gestión no ha sido efectiva, la percepción de los zulianos le da gran popularidad y la MUO ha decidido utilizar este dato en la campaña. Hemos visto infinidad de cadenas radiales y televisivas de Pablo Pérez, donde pareciera que él fuera el candidato de los distintos circuitos que conforman el Zulia, en pocos casos hemos visto intervenir - muy corto por cierto- a los candidatos de la oposición. En este sentido, la utilización de la asociación de la popularidad y reconocimiento de Pablo Pérez ha acompañado los afiches y propagandas de los candidatos, buscando con ello generar un efecto portaviones que le permita obtener la mayoría regional.
Por otra parte, han reforzado esa asociación con el frecuente discurso de defensa de la zulianidad. La insistencia que ellos representan el Zulia, que son los defensores de la zulianidad ante el centralismo, que ellos son los que harán volver al Zulia a la Asamblea son temas presentados en todas sus propagandas, intervenciones y convocatorias de movilización. Ello tendrá un efecto sobre el elector que se identifica identitariamente con el orgullo zuliano. La respuesta del PSUV, tuvo un componente que ha pretendido minimizar este efecto, con la utilización del slogan VOS GANAÏS, empleando una forma lingüística característica de la expresión del zuliano en sus relaciones personales. No obstante, ese discurso ha pasado a ser accesorio y no principal en las intervenciones de los candidatos, con algunas excepciones.
La MUO ha estado clara en la efectividad y el uso que puede darle políticamente a esa fórmula que los presenta a ellos como adalides de la regionalidad. Sin embargo, es un argumento muy falso, estructurado sobre una percepción parcial de la identidad y la historia. Hemos manifestado que en la Historia regional han existido casos de políticos que emplearon esa forma de asociación para el beneficio personal, uno de los casos más evidentes son Jorge Sutherland y Venancio Pulgar, quienes entre 1863 y 1888 dominaron el escenario político local, al lograr esa identificación con los pobladores usando el apego y orgullo identitario, para finalmente salir huyendo ante una eventualidad, tal como sucedió con Manuel Rosales, quién expresaba en múltiples ocasiones que defendería al Zulia con su vida y ya vemos cual fue el resultado.
Lo interesante del caso, es que en mi particular percepción, el PSUV no planteó la estrategia de campaña adecuadamente. Debió desmontar con mucha fuerza esa matriz, demostrando la manipulación que hay implícita en el llamado a la zulianidad por parte de la MUO, pero para hacerlo debió reforzarlo con la asociación de la imagen y popularidad de Chávez – que es el único que compite con la popularidad del Gobernador Pablo Pérez- con la de los candidatos por circuito y lista. Con excepción del candidato del PSUV por el circuito 9, Eduardo Labrador, los demás candidatos no se asociaron con Chávez, buscando el efecto portaviones y eso puede tener sus consecuencias. La moraleja, es que la dirección política regional del PSUV debe hacerle entender a la Dirección Nacional lo prioritario que es articular campañas direccionadas especialmente a las características del voto zuliano, y construir diseños de campañas que desmonten el uso sesgado que se hace de la identidad regional. Esperemos que la Dirección Nacional del PSUV entienda esto, pues el éxito de los procesos electorales venideros depende de esa respuesta política.
*Historiador