Pero cuando hablo de restaurar la belleza que merece esta ciudad, no aludo a la brocha y la pintura, -actividad populista a la que nos acostumbraron los Gobiernos locales de la IV República y que lamentablemente repitió aquí la gestión rojita, sino a efectuar un verdadero trabajo revolucionario con las comunidades, tal cual lo plantea el presidente Hugo Chávez.
No se trata de botar la brocha y la pintura – a veces hacen falta-, sino a tomar en cuenta para los trabajos municipales a los consejos comunales, a esa población de menos recursos que demuestra sentirse afectada porque los dirigentes en Maracaibo parecieron avanzar en sentido contrario a lo que pregona Chávez, rechazando en cada elección a nuestros candidatos.
¿Ustedes creen que es temeraria mi posición, amigos camaradas? Me remito a los hechos, ¿cuántas empresas de producción social, por ejemplo, se han conformado en Maracaibo? Peor: ¿cuántas se prometieron y no se cumplieron?, una pregunta fácil que el comandante puede hacerle a los dirigentes revolucionarios del municipio. Creo que tumbaría muchas caretas.
La gente de los barrios de Maracaibo, para quien el Presidente exige el poder, ha tenido protagonismo pero como el explotado de siempre. El obrero trabajando y ganando un sueldo miserable, mientras las empresas que ganan las licitaciones de los contratos municipales se llenan los bolsillos haciéndose más ricas. Y que yo sepa, eso no lo quiere Chávez.
Nunca he visto que se organicen empresas socialistas con la gente de los consejos comunales. Allí tienen la basura. Con la basura ha habido una pelea a cuchillo en la que salen a relucir intereses y nombres de grandes compañías haciendo de pobrecitas, que no las dejan sanear la ciudad a expensas de que la suciedad ponga en peligro la vida de la población. Pura fachada, porque su verdadero interés es el negocio.
Estoy seguro que otra gallo cantaría en Maracaibo, si hubiesen conformado con las comunidades empresas socialistas para la recolección de esa basura, la restauración de plazas, bacheo de las calles, pero no fue así y actualmente se viven las consecuencias.
En Maracaibo los revolucionarios se olvidaron de la gente de la misma forma como lo hizo la IV República. Ahora necesitamos al pueblo, pero si hubiesen ejecutado la gestión como pide Chávez que se haga en las comunidades no habría ni necesidad de efectuar campaña, porque no hay mejor propaganda electoral que la realizada trabajando por y para los más necesitados, pero ¡ojo!, un trabajo revolucionario como lo demanda el proceso. No sigan intentando confundir a la población.
(*)Periodista