A nuestro querido profesor, amigo, hermano, padre, camarada: Franz Lee

Nuestro eterno profesor, la primera vez que lo vi, fue en la facultad de derecho, me alegré mucho escucharlo, no tenía ningún libreto o chuleta para dar sus clases, eran conocimientos puros, conocimientos estos que agradecemos haber adquirido, querido profesor, querido amigo, querido hermano, querido padre, querido camarada.

Yo no estudiaba Ciencias políticas, mi carrera era derecho, pero una vez me le metí en su clase, algunas cosas me sorprendía como las decía, sin titubeo alguno, ¡si esto no es así! ¡Entonces esto es mentira! pero, no nada más, nos las decía, sino que venían acompañadas de su fundamento, fundamento este real, nada de paja; nos decía: “no podemos hablar de socialismo, si vivimos como capitalistas”. No hubo comunidad en donde no lleváramos al camarada Franz Lee, a difundir sus conocimientos emancipatorios.  

Una vez me dijo, José Antonio hagamos un equipo de estudio, de discusión, de debate, de teoría; le respondí; hagámosle, se creó y se llama o se llamó Círculo de Estudios Momoy, nos reuníamos todos los domingos, desde las 8:00 de la mañana, hasta las 4, 5 y hasta las 6 de la tarde; con tareas de investigación a realizar en la semana o mejor dicho para la casa; nuestro punto de encuentro un pueblito de nuestra querida, pero maltratada Mérida, de nombre Chiguará. Ahí llegábamos cada domingo, puntuales, al entrar al Momoy, nos recibía con una sonrisa, y junto a él su inseparable compañera Jutta. Nunca lo veíamos bravo; pero una vez nos sorprendió, cuando uno del grupo llego un poco tarde, jugueteando le pregunto ¿llegaste tarde fulano?; el fulano le respondió estaba en la postulación del futuro gobernador Marcos Díaz Orellana; fue cuando le respondió duro, diciéndole; ¿No será tu futuro gobernador, un Caballo de Troya? Ahí les dejo esa. Nuestro querido profesor, nuestro querido amigo, nuestro querido hermano, nuestro querido padre, nuestro querido camarada, fue un visionario. 

La semana pasada me llamo Jutta, informándome que Franz le había dicho, vamos a visitar a José Antonio y su familia, ni corto ni perezoso, de inmediato le dije: claro que sí Jutta, cuando ustedes quieran. Pero caramba no sabía que el camarada Franz, se venía a despedir. El día domingo 15 de mayo, eran las 7:30 de la noche cuando recibí otra llamada de Jutta, pero en esta oportunidad para decirme “José Antonio, a Franz le dio un infarto, y está muerto” le dije que dónde estaban, oí a medias Clínica Ejido; sí al llegar al sitio estaba dormido Franz. Quiero decir en estas pequeñas líneas que Franz Lee, formó a innumerables generaciones en el pensamiento político progresista de reivindicaciones de la condición humana y de emancipación; que su lamentable ida materialmente deja un hondo vacío en nuestra querida, pero maltratada Mérida, en los pueblos de Latinoamérica y del Mundo, al perder a un revolucionario de convicción emancipatoria; en su diario esfuerzo por alcanzar un país de iguales, que no es otra cosa que la emancipación de Venezuela y los pueblos del Mundo. Esta desaparición física del camarada Franz Lee, constituye un profundo dolor para todos y todas que compartimos sus ideales; es bueno aclarar que esta desaparición física de nuestra camarada Franz Lee, no es, bajo ninguna circunstancia un acto de religión; simplemente estamos sembrando a Franz Lee, en la tierra grande, en la patria de Bolívar. 
 

Franz Lee Vive, la lucha Sigue

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José Antonio Velásquez Montaño


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