Si yo fuese gobernador de un estado actuaria de esta manera


¡Qué tal, camarada! Todavía pegado a la tristeza que nos produce que el comandante no esté con buena salud, aunque confiados en su mejoría y lamentando la mala jugada de la vida que enfrenta a un hombre bueno, que es un huracán de trabajo y responsabilidad, contra una terrible enfermedad, y sus secuelas, cuando tiene tanto por hacer, mandato de Bolívar.

Bueno, esta semana será de angustia y esperanza.

Dándole vuelta, desde hace varios años, a la función de gobernar en las provincias hemos observado que aunque sea lo más democrático no es muy recomendable la escogencia de nuestros candidatos basados en la selección por parte de de las bases, exclusivamente. Llevando lo a las alcaldías la manipulación de algunas autoridades del partido (ahora PSUV) coloca a camaradas (??) a sus conveniencias, y lo que es peor, a sus caprichos.

Más de una mala gestión actual esta signada por esa escogencia. ¡Escojo a fulana(o) porque está conmigo, o porque no está abiertamente contra mí! ¡Ni de casualidad sutano(a) que es del grupo de Tal quien me adversa! A lo mejor sonaría lógico si se tratara de escogedores brillantes, intachables, pero más de las veces va adherido a una situación de intrigas, de falta de humildad, a no saber conformar equipos sino que todos deben seguir mi autoridad, ¡un Huguito Chávez, pues!

Como el mandato del pueblo es sagrado propongo que se parta de ese principio pero que debe pasar por una consulta complementaria a unos equipos estadales, a conformarse, por personas, por llamarlas de alguna manera, estrategas quienes vienen evaluando integralmente a los diferentes precandidatos(as). Y luego la evaluación central para que finalmente la apruebe el Líder.

Esto porque, estamos seguros, de que no basta con ser una persona del pueblo (que viene de allí, que no sabe expresarse, que no tiene formación, cultura) para ser alcalde o alcaldesa, en especial en municipios importantes.

Por ser muy exigente, así como se oye, conducir un municipio acertadamente dentro de un proceso revolucionario, se requieren conocimientos para el manejo de ciudades dentro de lo conceptual que ello representa. Y nada menos que hacia el socialismo que muchos no entienden, ni siquiera en lo más fundamental que es darle poder al pueblo.

Ahí están las comunidades desorganizadas, faltas de mantenimiento, sin resolver el problema (negocio) de la basura, feos los barrios, etc., y por ende la debilidad para que nuestros patrulleros salgan a convencer a los ni/ni de que voten por alguno de los nuestros.

Chávez tendrá que seguir siendo el portaaviones. De ahí nuestra preocupación extra por su salud. Que es la salud de la revolución.

Dentro de estas reflexiones de siempre, y compartidas con camaradas bien formados, es por lo que he pensado en qué forma actuar como gobernador.

Primero, aun y cuando es asunto de personalidad, lo cual requeriría de una evaluación psicológica (que todos deberían hacerse por un calificado equipo nacional), hacer terapias para bajar la soberbia que da el poder. Tratar de ser humildes, un poco, ya que son muy pocos quienes son en verdad (lo demás son poses de engaño con la que muchos se ocultan o abrazando gentes en los barrios para las fotos) y es una condición de la gente humilde del campo, sanas, atentas, sin ser pendejas.

Luego de saber quién es uno mismo, entender el cargo que detentas y que te convierte en el primer y mayor servidor público. ¡Más nada!

No abusar de los privilegios, evitar el nepotismo, y seleccionar a los directores, presidentes de institutos, etc., de un listado de profesionales calificados y del proceso revolucionario. No con los que se hacen chavistas por estar en los cargos y, en especial, para negociar. Esta condición con la que algunos gobernantes emplean a sus directores es para que les permita mantener vínculos con los fedecamaristas (y sin despertar muchas sospechas) en cualquiera de sus versiones, expertos en chanchullar y sin escrúpulos. Entiéndase que lo que para nosotros es una vagabundería ellos lo ven normal. Y de ahí a los negocitos, muy de la IV, todavía.

Buscaría el mejor apoyo para la interpretación y puesta en marcha, regionalmente, del Plan Nacional Simón Bolívar y los otros planes nacionales, armonizándolos con los que estén estadalmente hechos, si es que los hay, y recurrir a expertos en diversas materias que los hay entre nuestras filas aun y cuando los asesores, fedecamaristas, solo recuerden nombres del pasado.

Desde un primer momento iniciaría los planes y acciones conjuntos con las alcaldías (nada de que cada uno ande por su lado, con planes sin visión, trabajando con funcionarios poco capacitados, etc.) y con ahínco en las revolucionarias, para atender eficientemente todos y cada uno de los aspectos del desarrollo integral del Estado, hacia la productividad en todos los renglones, desde el terrestre y fluvial hasta el marino, conectados con los planes de Chávez.

Ser verdaderamente proactivo. Escuchar con atención. No sentirse superior, líder de alcaldes que a lo mejor apoyaste, postulaste, para manejarlos en todos los sentidos, por nuestra condición de funcionario de mayor jerarquía y autoridad del PSUV.

Según leí a Claudio Domínguez, acá, hablando de Anzoátegui “que ni una de las 21 alcaldías ha presentado el plan que exige el Fondo de Compensación Interterritorial (FCI)… es imposible ir al fondo de los problemas y las inversiones no responden a una propuesta sino a lo que va aconteciendo día a día”. Agrega Claudio “Las intrigas y los conflictos personales bloquearon todas las iniciativas y las fortalezas se transformaron en debilidades”. Mal síntoma, como dicen, aunque con el tiempo pasa a ser enfermedad incurable.

Bueno, a todas estas lo primordial, lo que percibo como la opción más revolucionaria dentro del esquema capitalista que transitamos, es empoderar al pueblo. Al darles independencia en su accionar (con la formación y el debido asesoramiento permanente para que se desarrollen) le transferimos las responsabilidades en su comunidad y de ahí que los reclamos sean entre ellos mismos.

Cada vez que fallen o incumplan quemaran cauchos frente a las casas de los representantes de los Consejos Comunales, pero que no ocurrirá ya que todos están involucrados en la solución de los problemas.

Este sería un patrón, una exigencia de trabajo para todos los alcaldes, con vigilancia y control permanente, dándole forma y sustentación a la Contralorías Sociales. Y apoyo técnico.

Nuestros gobernantes, en su mayoría, no han entendido esta figura de poder constitucional, y de ahí la gran falla en organización, desarrollo de proyectos de todo tipo y en especial los programas de mantenimiento con los que mantendríamos a las barriadas en buenas condiciones y hasta propondríamos concursos de eficiencia entre comunidades.

Paralelamente a estas actividades implantaría una programación para dar a conocer las ventajas comparativas del socialismo nuestro, actualizado, empezando en la misma gobernación y en las alcaldías, extendiéndolo a todas las comunidades en charlas, foros, debates, etc., en Centros Comerciales, mercados, etc., donde nunca se menciona nada de revolución y ni se habla de Chávez.

Muchos opositores hacen campañas (aunque chimbas) con una serie de bates quebrados, mencionando pírricos logros, etc., en cambio nosotros que tenemos un líder mundial, culto, con ideas y logros a granel, nos da como pena hablar de él. La mayoría de los funcionarios solamente lo hace, y medio desinformados, en lugares públicos (no les queda otra) para que los vean y los reseñen, pero en otros sitios nada. Prefieren, inclusive en sus organizaciones, no hablar a viva voz del hermoso proceso que adelantamos y que, además de inédito, es grandioso.

Evitaría tener contacto con los dueños de las empresas constructoras para que ni se mencione la posibilidad de que estoy haciendo negocios, asociándome en empresas de cualquier tipo (fundos, etc.) bajo testaferros. Y supervisaría a mis subalternos para que no lo hagan. Publicaría todo lo relativo a las obras que se contratan, montos, empresas y sus dueños, tiempos de ejecución, retrasos, etc. Transparencia total.

Yo me bajaría de mi “camionetota” apabullante del pueblo pobre, a la que le quitaría los vidrios oscuros y caminaría más calles, más sectores populares, no solo cuando vaya a inaugurar una obra, o a ver cómo va de vez en cuando, sino con un programa de contacto constante. Y sacaría a los directivos a visitarlas. A prepararse para dar charlas revolucionarias.

Recoger información complementaria a los planes y proyectos por ellos presentados. Y supervisar los que estén en marcha. Codo a codo con el pueblo, siempre no solo en elecciones.

Seria puntual a las horas de convocatorias, de reuniones, presentaciones, inauguraciones, actos, etc.

Como gobernador no olvidaría la cantidad de valores personales que debo reunir como ciudadano, que debe ser ejemplar, más virtudes menos defectos. Menos pantalleo más efectividad. Que nuestra familia también sea ejemplarizante. Que recaiga solo en algún hijo algún desvío, propio de sus edades, y no en nuestra propia persona, que debemos mantener alejado de pendejadas “sociales”. De banalidades. De debilidades, aun las tenga.

En fin, sería un gobernador entregado a mis funciones y más allá. Sencillo, cordial, con carácter donde deba ponerlo. Mejor dicho, un revolucionario. Pocos lo demuestran.

Este es un breve resumen, pero la condcion de gobernar en revolución, y socialista, es sumamente seria y comprometida.

edopasev@hotmail.com


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Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

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