Mientras en el Municipio Libertador, Caracas, el alcalde Jorge Rodríguez, inaugura el Paseo de la Navidad, con una prolífica programación, para solaz de los habitantes de la capital, aquí en Ciudad Guayana, el burgomaestre del Municipio Caroní, para no quedarse atrás, ahora en la época decembrina, se ha propuesto estrenar el Gran Boulevard de la Basura, también con variadísima programación. El problema con tal iniciativa es que, dada la gran cantidad de espacios adecuados disponibles en la ciudad para presentar tan atractivo espectáculo, pues existen calles, avenidas y plazas en condiciones inmejorables para ello, al ciudadano José Ramón se le hará muy difícil seleccionar el espacio público ganador. Por eso entonces tendrá el burgomaestre la obligación de designar un Gran Jurado, integrado por personas idóneas, competentes, con buen juicio y certero tino, para que realice la rigurosa escogencia. El encargo para los señores del jurado es que, en vez de designar ganador uno solo de los privilegiados lugares, seleccionen varios, pues de no hacerlo serían injustos con la ciudad y con sus habitantes. Comenzarían por escoger la calle o avenida mejor engalanada, la mejor ataviada, la mejor acicalada para estas navidades 2014. Estamos hablando de la vía con los más rimbombantes adornos, esa donde florecen aquí, allá y más allá bolsas de todo color y diferentes tamaños atestadas de basura, esparcidas a lo largo de la misma, en islas y aceras. El jurado se enfrenta en esta opotunidad a una dura escogencia, pues abundan en san Félix y Puerto Ordaz las vias repletas de cerros de basura desperdigadas cual estrellas fulgurantes en noches sin nubes. Luego tocaría elegir la arteria vial más fascinante de nuestra ciudad. Se trata de la vía con mayor cantidad de cráteres y grietas diseminadas en su recorrido; es la vía que más gusta a los conductores, pues les produce placer infinito oir los crujidos de dolor lanzados por sus máquinas al caer en las troneras existentes en el irregular asfalto. En tercer lugar, toca seleccionar la calle más seductora. Nos referimos a la vía menos iluminada, la más tenebrosa por la oscuridad reinante, la que provoca más pánico a sus transeuntes, la más peligrosa por el número de asaltos, atracos, violaciones y asesinatos allí cometidos; tal vía seduce a los conciudadanos que transitan por aquí pues el lugar es un remanso de belleza, que por ser así invita al ciudadano a deleitarse recorriéndola a cualquier hora y en cualquier circunstancia. En cuarto lugar, hablamos de la calle o avenida más encantadora, la que nos acerca más al paraiso, la vía de los ensueños. En este caso se trata de la más enmontada, la que tiene mayor cantidad de animales muertos, la de los efluvios repugnantes, la de las aguas residuales esparcidas por doquier. Es una orgía de placer pasearse por este encantador lugar, tanto que de cuando en cuando surgen conflictos entre las personas que acuden al lugar a disfrutar de sus espacios, se pelean por un pequeño lugar, por un minuto más, por presenciar algún espectáculo, por estar ahí donde se derrocha encanto infinito.
Y para rematar con broche de oro su tarea, tienen oportunidad los señores del jurado de elegir el mercado municipal más acogedor de la ciudad. En lo tocante a este asunto sí es verdad que el señor J.R. la botó de jonrón. Por la magnificencia de estos establecimientos la elección se presenta en verdad demasiado peliaguda, más difícil que elegir Mis Venezuela, pues tales mercados son verdaderos encantos: limpieza absoluta, orden total, seguridad máxima, belleza celestial, olores mágicos, precios soñados. En el interior de estos establecimientos no parece estar uno en Venezuela, sino en un sitio muy atractivo de alguna de las capitales más hermosas del mundo, trátese de Buenos Aires, Londres, París. En este asunto, repito, el Burgomaestre se ha mostrado exquisito y por tanto merece la mejor calificación. Ahora en navidad su derroche de buen gusto no tiene parangón, el decorado con que ha vestido tales establecimientos es envidiable, toda una obra de arte es lo que parecen lo que hasta ahora han sido simples lugares de compraventa. De manera que, vistas así las cosas en nuestro terruño, las presentes navidades serán muy esplendidas para todos nosotros los pobladores de esta localidad del estado Bolívar, gracias al espectacular Boulevar de la Basura en que se ha convertido la ciudad toda, una urbe levantada aquí donde confluyen el río Orinoco y el río Caroni, rios majestuosos, que son realmente nuestro único consuelo ante la ruindad, barbarie y mugre que cubre hoy día Ciudad Guayana.
Y no avizoramos mejoras a la situación para este próximo 2015. Sin embargo, es válido esperar que una fuerza milagrosa tienda su mano benefactora hacia nosotros, haga corregir rumbos, ayude a clarificar propósitos, remedie males, higienice gestión, contribuya a la consecusión de resultados satisfactorios, alumbre al susodicho. Bienvenida tal fuerza milagrosa.