Filven de Barquisimeto...una burla, literalmente

La expresión que encabeza esta nota no es de quien esto escribe, es de un amigo nuestro, lector empedernido y asiduo de la Librería del Sur, porque hasta hace poco tiempo podía  hallar buenas novedades en ensayos, sobre todo en torno a la historia contemporánea de América Latina y el Caribe. Pero la crisis que ha puesto a dialogar a los tarambanas de la oposición arriados desde el Pentágono y el Vaticano con los líderes del chavismo, también se manifiesta en el campo de la cultura, donde la escasez y la especulación también aparecen distorsionando todo.

 Porque lo único que valió la pena aquí fue alguna obra de teatro sobre la radio larense de los años 50, cierto recital de poesía o la presentación de algún opúsculo o poemario incidental, que es una crónica sensible sobre la guerra en El Salvador, evento tan olvidado como doloroso como fruto amargo de la injusticia. Lo demás fue un erial.

 La crisis del libro en su máxima expresión  Pero en fin. Un compañero “recolector” de libros o revistas nos espetó en los pasillos del Museo de Barquisimeto: “¡Filven Barquisimeto: A vaina mala! Que hemos tomado prestado para titular esta nota como una campanada de alerta y así  tal vez alguien pudiera realizar correcciones en el futuro, aunque esta burocracia la verdad ni cambia ni aprende. Son eso: burocracia inepta.
En verdad sólo fue novedoso lo que trajo la editorial de la ULA Mérida. O así nos lo pareció. Lo demás no fue sino una burla, literalmente. Algunas pocas obras nuevas de tan poca existencia se agotó en la primera mañana. El “repele” como se dice en mi pueblo fue lo que ofrecieron luego en la Librería del Sur.

 ¿Hasta cuándo iremos a soportar eso? Porque no sólo pasó este año. Es una constante. A Barquisimeto traen es el “repele”, lo que queda por ahí y lo de siempre. La existencia de libros que reposan en las estanterías y que nadie compra ya, de tan “caliche” que son.
 “Puro libro usado. Y carísimos. Como se ve que Venezuela es otra”, nos dijo no sin ironía otro compañero que nos encontró revisando  por aquí y por allá en los mesones de libros usados, lo único de valía la pena; Ya que parece que invitaron a ciertas personas que aprovecharan y se desprendieran de aquellos libros de sus biblioteca particular ya cansados de llevar polvo  y lo ofrecieran  a los incautos “recolectores” que esperaban novedades. Pero estaban a precios al triple del que en su tiempo los pudieron comprar,  por ejemplo. Inclusive la Biblioteca de los Consejos Comunales, que es gratis, algunos vivarachos los vendían a 300 Bs ¡Qué descaro!

 También nos sorprendió que la Alianza Francesa, será porque el país invitado dizque era Francia,  recogió aquellos libros todos destartalados, sucios y viejos, ya sometidos  a la crítica de las trazas, comejenes y ratones para venderlos a los francófonos, costumbristas y coleccionistas de anticuarios.  Pero ninguna obra nueva. Aunque la verdad sea dicha nos parecieron muy interesantes, lo único es que eran muy viejos, de los años de 1960 y 70. ¿No pudieron traer cosas más nuevas?

 “¡Qué vaina tan arrehca…! Yo creo que el  Ministerio del Poder Popular para la Cultura o no sé qué más, la llamada Plataforma del Libro esa,  debería agarrar a toda esta cuerda de zánganos que organizaron esta 12va Feria Internacional del Libro en Barquisimeto y botarlos a todos, por ineptos”.  Me mira incrédulo y sigue en su perorata indignada este amigo: “Pero qué va, compa, a esos lo que hacen es enroscarlos más”.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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