Las protestas en el país ya llevan más de tres meses y una cantidad considerable de muertos, heridos y pérdidas materiales. Es evidente que detrás de las manifestaciones hay intereses oscuros que financian la violencia. No negamos que la protesta cívica y pacifica está más que justificada, pues la crisis que agobia a los ciudadanos se ha acentuado, pero de allí a destruir, incendiar e ir en contra del propio pueblo hay mucha distancia.
El Zulia es el ejemplo más palpable que la protesta guarimbera ha derivado en saqueos, extorsión y atracos en las calles, agresión a los ciudadanos, destrozos de automóviles públicos y particulares, destrucción y quema de bienes públicos. Hemos presenciado las peores situaciones. En varias zonas de guarimba, el cierre de calles ha servido para atracar a los vehículos y a los transeúntes. Otra modalidad es el cobro de peaje por toda la ciudad para dejarte transitar. Los saqueos de comercios son a diario, no les importa de qué tipo sea el almacén o depósito, lo importante es obtener un botín lucrativo. La destrucción y quema de bienes públicos es ya algo normal: semáforos, brocales, postes de electricidad, instituciones el Estado, autobuses, señales de tránsito, alcantarillas y paremos de contar. Lo peor de este caos, es que no observamos acción del gobierno regional para prevenir el desastre. No hay labores de inteligencia para capturar a quienes hacen esos actos de vandalismo. Los escombros y basura permanecen en las calles días tras días sin que nadie los retire, es decir, el insumo necesario para trancar vías. Al parecer al gobierno de Arias Cárdenas no le interesa frenar estas protestas violentas. Por el contrario, la Policía Regional custodia a los guarimberos y la mayoría de las veces se hacen de la vista gorda ante las agresiones que sufren los ciudadanos en las Guarimbas. Y no estamos hablando de reprimir, sino de activar mecanismos de control, supervisión y vigilancia. Además, garantizar la protesta cívica y desarticular a los violentos. Los cuerpos de seguridad conviven con la protesta violenta, no vemos ningún plan para desarmarla, al contrario, se han conformado focos permanentes actuando impunemente en las Torres del Saladillo, Universidad José Gregorio Hernández, Zona norte de Maracaibo, el Pinar, San Jacinto, Curva de Molina y Plaza de Toros.
No sabemos a qué está jugando el Gobernador Arias Cárdenas, por un lado, dice apoyar al gobierno del Presidente Nicolás Maduro y por otro lado, ha permitido una gran cantidad de desmanes a la oposición violenta. El Gobierno Nacional es un gran fracaso, pero no por eso hay que permitir el desbarajuste que propician los violentos y todas las consecuencias que se derivan de esas acciones. El gobernador debe garantizar la convivencia ciudadana, el respeto a la diferencia, la preservación de los bienes públicos y privados, la integridad física de los ciudadanos, el libre tránsito. No es gobernador de un partido político, por ello debe alcanzar acuerdos con la oposición para canalizar la protesta pacífica y rechazar todo acto violento. Gobernador, no puede estar bien con Dios y con el Demonio. Demuestre que es capaz de fomentar la paz y de darle tranquilidad a los Zulianos.