Que desgracia la nuestra que nos hayan descubierto años después que no tenemos agua potable, pero no por eso, el margariteño ha dejado de ser feliz, siempre la consigue o, le cae por la tubería del cielo, de ese cielo raso que tenemos sobre nuestras cabezas y, además, hay bastante en el subsuelo que tenemos como llenaderos de los camiones que después la transportan como medio de vida de transportistas y compradores y, como si fuera poco, en tiempos pasados nos llegaba por gabarras que era peor, y con todo y eso: nadie se moría por falta de agua potable que, ahora por tubería nos debe llegar desde El embalse Clavellinos que es la que nos surte de agua potable. Ahora bien: qué pasa y, cuál es el motivo, para que, a los diferentes pueblos de los municipios del estado, le llegue el agua con demora de muchos días, que es uno de los muchos motivos de preocupación de cada margariteño que, padece las consecuencias más inmediatas de tener agua en sus casas, pero por lo que parece, no es mal, por el que nos vamos a morir, porque algunas veces llueve y escampa, y el presidente Maduro debe estar al tanto de toda nuestra situación hidrográfica, tal como muy bien fue informado meses atrás cuando estuvo acá. Eso no lo sabía el amigo Sant Roz, pero alborotó un avispero más emocional que sensacional con toda la fuerza del empuje que le dio que hasta nuestro protector se alarmó y Patricio Silva, los ve a ambos como piratas -me refiero, a Dante y a José-.
Digo antes que el margariteño es feliz, y vaya que lo es, sinceramente que lo es, y el que lo quiera comprobar que se acerque a la isla para que lo compruebe, lo primero que va a detectar es que no tenemos agua que es conversación obligada de quienes no la tienen, ni para hacer café te dirán, y la vecina que me la daba está de paseo, o sino, no tenemos agua ni para lavarnos las manos que, el visitante en los hoteles que estén no tendrán problemas, porque agua tienen.
Pero, porque digo que los margariteños son felices, pregunta que tiene una pregunta como respuesta, y a qué se van los venezolanos a otros países, lo más seguro que a trabajar, la mayoría, y para qué, para conseguir el dinero suficiente para satisfacer todas las demandas que ellos necesitan cumplir y satisfacer sus hábitos para seguir viviendo y no morir por los menos de hambre, sino los matan antes, con tantos muertos que han habidos en muchos países, pero más en Colombia, muerte y tristeza, y si él, o los migrantes se van a Estados Unidos es, por dólares a cumplir con su sueño americano y, como ejemplo tienen a los mexicanos y colombianos que mandan drogas y reciben dólares, ¿y dólares, para qué? Para vivir y gozar de la vida con el maldito dólar, otros dirían, con el puto dólar, que pareciera que en eso se ha convertido con el mundo tras de él para prostituirlo o prostituirse.
Llegó diciembre y Venezuela respiraba y roncaba y soñaba de felicidad con un Petro avariento -¡viejo, mi querido viejo!- que le mataba el hambre y muchas otras necesidades a una parte del pueblo, que colas iban y colas corrían formándose en todas partes con la función Biopago y todo el que pudo pagó, pero parece ser que esa alegría del gobierno en el mes de enero se la arruinaron tubándosela por completo, pues la alegría que teníamos, parecía de tísico, que no nos cabía, ahora uno oye decir, ¿no querían, Petro, y ahora qué, qué van a hacer con su Petro? Pudieran decir recontentos, ¡eh Maduro, recoge tu gallo muerto! -los días por venir, nos lo dirán-.
Pero con todo eso, los margariteños son felices, muy felices, más felices que ayer, y más felices que ellos no hay: ¿y saben porqué? Pues, los margariteños tienen dólares por montón (menos yo, tengo uno, hace años) que les importa el agua, si con los dólares se compra todo y, ahora más que el aledaño subió y seguirá escalando alturas, pero eso es mejor provecho para todos los que tienen dólares, y muy, pero muy mal, para nosotros los que no tenemos dólares y no sabemos como conseguirlos como los consiguen los que los tienen, no sabemos si covando, o por tuberías, pero lo seguro es que, de alguna parte sale y llega y, mire usted que es asombroso, las pacas que se ven a diario que es como para morirse de rabia y, acá todo está dolarizado que, quien pregunte por el producto que sea, la respuesta es inmediata, son tantos dólares y, los que no lo tenemos, ellos los vendedores o cobradores, nos dicen, multiplique y saque su cuenta.
Y el gobierno, ha explicado, o acaso sabe de dónde salen tantos dólares, qué te parece Sant Roz, pueda que a ti como te hacen caso te den la respuesta de las mil y una lochas, que sería la adecuada, aunque sea para saberlo, no importa por correo. ¿Son o no son felices los margariteños?, a lo mejor Sant Roz nos responda por boca de un margariteño, serán "argunos mijitos", que estoy sucio, al tener días que no me baño.
Y, otra pregunta al aire y obligada: ¡A Maduro no le dará vergüenza pagar la pensión de febrero de 150 mil soberanos? ¿Qué se compra? ...