No todo es color de rosa para los seres

La naturaleza con el pincel de sus chubascos, que ha utilizado en este inefable tiempo decembrino, ha pintado de sonrisas verdes a los rostros de las plantas y entre éllas la mata de mango, el ser más viejo del conuco del periodista Juancho Marcano, quien llegó temprano al sembradío, acompañado, como siempre, de su perro Pipo, que de costumbre recorría el lugar para confirmar que no había nada raro dentro del terreno.

Sin embargo, cuando el periodista terminó su labor de limpiar y recoger los frutos de la cosecha y se detuvo bajo la fresca y saludable sombra de la mata de mango, ésta se notaba preocupada. Por eso Juancho al saludarla, le preguntó:

-¿Qué novedad me tienes por ahí, amiga?

- Bueno sucede, Juancho, que al parecer lo que ustedes llaman crisis y que ustedes mismos son los culpables por ello, ha arreciado, pues he podido enterarme que ciertos hombres viven persiguiendo y asesinando a las guacharacas para su consumo y eso es lamentable y a mi me modo de ver no se debiera permitir, pues qué culpa tienen esos seres de que ustedes no sean capaces de crear y trabajar para que puedan vivir mejor y sin meterse con los demás seres vivos que sí saben vivir felices y sin meter en problemas a otros seres y sobre todo al hombre.

Juancho escuchó preocupado los argumentos de la mata de mango e impotente comentó: "Siempre he dicho que la vida no es color de rosa para los seres y más aún para los animales y las plantas, a los cuales si tuviera la forma de defenderlos contra la maldad humana, a la que cuestiono y condeno, lo hiciera. Pero sucede, amiga, que si los humanos no se respetan éllos mismos, mucho menos, van a respetar a otros seres tan inocentes e indefensos como ustedes".

-¿Podrá escribir algo al respecto como periodista?

- Si, amiga, te lo prometo, y hasta hacerle un llamado a los inhumanos que por favor dejen tranquilas a las guacharacas y demás animales y a las plantas, y que las respeten, para que todos vivamos en perfecta armonía.

Juancho dijo esto, se despidió de la mata de mango y llamó a Pipo para regresar. Ambos vinieron callados hasta la casa.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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