Cuento o Razón

Cuando la deuda es difícil de cobrar

El periodista Juancho Marcano y su esposa llegaron a su casa, a eso de la tres de la tarde, bajo un sol abrasador. Habían llegado de surtir gasolina y por los problemas que hay en Margarita con el fluido eléctrico, vinieron agotados y como deshidratados, pues llegaron a la 6 y media de la mañana y salieron de la estación de servicio casi a las 3 pm.

En el portón, como siempre, estaba el perro Pipo, más alegre que muchacho en fiesta de quince años, y ahí los recibió cuando entraron y a ambos les dio sus muestras de amor que les tiene desde que un feliz día lo adoptaron y lo dejaron compartir su casa, como su misma familia.

El canino como de costumbre, al ver a Juancho ya desocupado, lo abordó y le comentó: "Te confieso Juancho que ustedes los humanos viven en una constante angustia que al parecer no se acaba nunca, pues si no es un problema es otro, por ejemplo, por ahí pasaron unas personas hablando de los problemas que sufren por la ineficiencia de los servicios públicos y por los pocos salarios que ganan, los cuales no le alcanzan para adquirir los productos para estar bien alimentados. Eso iban hablando, pero dos que pasaron, iban conversando como molestos porque Fulanito les debía una deuda y al parecer no se las quería pagar, cuando en realidad a ellos le hace falta ese dinero. Pero, por esto, Juancho te pregunto: ¿Qué es una deuda?"

El periodista observando a su perro y con el agotamiento por aquella larga cola que se caló para echar gasolina, contestó rápidamente para irse a descansar: "Eso, Pipo, es simplemente un dinero que alguien te cede o te da con el fin de que tú cuando tengas se lo devuelvas, y la idea es que tú lo pagues cuanto antes, al menor tiempo posible, es decir cuando tengas el dinero disponible, saldas esa obligación y quedas bien visto. Pero no hagas lo contrario. Y hablando de esto, te cuento que un señor contrató a una persona para que le cobrara una deuda a un señor que no le quería pagar mil bolívares que le debía, con la condición que si lograba hacerlo él le daba al cobrador la mitad, pues el deudor era muy mala paga. Pero sucedió que llegó unos días después el cobrador y le dijo a su contratante: "Amigo, cobré la deuda, pero los 500 bolívares que me tocaban a mí, después voy a ver cómo cobro los tuyos".

El periodista asomó una sonrisa y el perro sin entender mucho, se retiró y dejó que Juancho fuera a descansar.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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