Cuento o Razón

¿Está nuestro Dios en todas partes?

La noche agarró su pijama negra y parecía guarecerse bajo una cobija de frío. Mientras tanto el sol hacía rato que había apurado el paso por aquel camino de bajas temperaturas y se fue a esconder, como todas las tardes, en la casa del horizonte que ha tenido por años allá en el mar de Juangriego. Las guacharacas que por el chubasco habían ofrecido su concierto de voces desafinadas, buscaron rápido los árboles más tupidos para que aquel clima friolento, no les perturbara tanto el sueño.

El periodista Juancho Marcano, también sintiendo los rigores de aquella noche fría, había salido para encender las luces del jardín, cerrar el carro y las puertas externas de la vivienda, con el fin de ver un poco de televisión y descansar del pájaro de la rutina que la mayoría de los días revolotea por su casa y va marcando su vida.

El perro Pipo, tenía puesta su franela, la cual usaba para cuando el clima marcara unos grados más bajos de lo acostumbrado. Pero no quería acostarse hasta no hablar con Juancho una cuestión que había oído cerca del portón, a unas señoras que pasaron por ahí, y que lo dejaron intrigado y por eso no quería irse a la cama antes de conocer la opinión del periodista al respeto. Por eso cuando pudo lo abordó e interrogó: ¿Juancho tú crees en Dios?

El periodista que ya estaba terminando de cerrar las puertas para pasar hacia a la casa, se detuvo y observó al can, pero sin asombrarse, pues ya sabe que Pipo, en cualquier momento, va a preguntar cosas que él no se imagina, por eso señaló: "Claro, Pipo, hay que creer que hay un ser que no lo vemos físicamente, pero que está en los animales, en las plantas y en los humanos y que fue capaz de crear esta belleza que llamamos naturaleza y que ha regido el destino de los mencionados seres, por muchos años".

- ¿Y está en todas partes?

- Si, como ya te dije, aunque eso me hace recordar el cuento aquel del niño que le preguntó al Sacerdote que si Dios estaba también en el patio de su casa, y el religioso le respondió que sí, y el muchacho, exclamó: "No sea embustero, padre, Dios no está ahí, porque mi casa, no tiene patio".

Pipo escuchó la exposición y en vista de que Juancho se miraba apurado y como si quería hablar poco, no siguió el interrogatorio y esperó que el periodista terminara de cerrar y ambos acostarse en sus respectivas camas.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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