Si bien es cierto que la polisemia imperante en el léxico político nos exige precisión antes de abordar cualquier tema, tampoco debemos encerrarnos en el cuarto oscuro de las palabras para maquillar su verdadero significado. Hacemos esta aclaratoria porque en el presente escrito se habla del pensamiento teórico-político de Ronald Blanco La Cruz, a quien debe considerarse, sin duda alguna, como el líder siempre revolucionario que defendió la Constitución y la democracia cuando fueron suprimidas por el gobierno de facto que se instaló en Venezuela en abril de 2002. Se trata de un hecho y dos actuaciones que no necesitan maquillaje. La actuación de Blanco La Cruz para defender la Constitución y la actuación de los grupos de la derecha para instalar su dictadura y aniquilar la Constitución, como efecto lo hicieron.
Precisamente, la profundidad de los planteamientos de Ronald Blanco La Cruz y la relevancia de su pensamiento destacan en la defensa que hizo de la Constitución y las concepciones revolucionarias asumidas y defendidas ante el país el mismo día del Golpe y cuando fue interpelado en la Asamblea Nacional por la Comisión Especial que investigó los hechos ocurridos durante los días 11, 12, 13 y 14 de abril de 2002. Las palabras de Ronald Blanco La Cruz, expuestas con claridad y contundencia, marcaron el inicio de un debate profundo sobre el verdadero significado de lo que ocurrió: la instalación de una dictadura de derecha y de corte fascista.
Con esa y otras interpelaciones comenzaron a conocerse las verdades sobre la actuación de los grupos opositores nacionales, regionales y locales, que aliados con fuerzas externas dieron un golpe de Estado para sembrar el odio y el terror en nuestro país. En efecto, las acciones asumidas por el gobierno de facto dejan claro que estábamos en presencia de una feroz dictadura.
La evolución de las propuestas de los grupos opositores devela que las mismas no están arropadas ni por el manto de la utopía ni tampoco eran el resultado de contemplaciones etéreas, sino que son el producto de sus propias convicciones: acabar con la revolución e instalar el gobierno de la oligarquía.
“Esto es un Golpe de Estado”, denunció Ronald Blanco La Cruz ante Venezuela y el mundo. Esa fue la voz del contragolpe que encendió los ánimos para rescatar la Constitución y devolverle la esperanza a la inmensa mayoría de la sociedad venezolana que cree firmemente en el proceso revolucionario. Fueron millones los venezolanos que a una sola voz pidieron las vuelta del Presidente Hugo Chávez Frías.
El pueblo venezolano con la llama incandescente de la conciencia revolucionaria reaccionó y salió a las calles para derrotar a la cruenta dictadura de Carmona Estanga, aliada de la oligarquía y el capitalismo. Sobre ese perverso sistema político-económico ya Lenin escribía en 1916: “el capitalismo se ha transformado en un sistema universal de opresión colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta…” Precisamente, mientras el capitalismo se hunde un su propia crisis, vemos como los procesos revolucionarios se afianzan en toda la América Latina.
Finalmente, el pensamiento revolucionario de Ronald Blanco La Cruz no queda encerrado en el eco de una frase, sino que su voz templada es y seguirá siendo necesaria en las luchas por venir. Decimos que las palabras claves de su discurso político son: Revolución y Socialismo. Son conceptos que introducen a los pueblos por los caminos de la acción permanente para transformar la esencia del poder y ponerlo en manos del pueblo. El socialismo del siglo XXI que se impulsa desde Venezuela y que se discute abierta y profundamente en muchos escenarios académicos y círculos de intelectuales del mundo, es el proyecto que debemos consolidar.
Politólogo
eduardojm51@yahoo.es