Otro venezolano que deja un enorme legado a la humanidad (XXXV)

Si, así es, este insigne venezolano, como otros paisanos suyos, deja a la humanidad descubrimientos científicos y médicos que van a beneficiar a las mujeres y hombres que sufrían de graves enfermedades, que solo tenían un pronto final; la muerte. El Dr. Marcel Roche fue asesor de la Organización Mundial de la Salud, OMS, también lo fue de la UNESCO, además fue Gobernador de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, entre los años 1958-1960, miembro y presidente del Consejo de la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio, Secretario de la Academia Mundial de Ciencias, y Miembro del Consejo de la Conferencia Pugwash, entre 1976 y 1991, Consejo opuesto al uso bélico del átomo; fundado por Albert Einstein. El Dr. Roche recibió muchos honores y condecoraciones, de Bélgica, Alemania, Francia, Estados Unidos, India y Brasil. Ganó el Premio Kalinga de la UNESCO en 1987 por su trabajo: Científico y Promotor de la Ciencia en Venezuela. En 1962 fue llamado para encargarse del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), siendo su primer director-fundador hasta 1972, desde donde estimuló la formación de recursos humanos mediante un programa de becas de postgrado en el exterior, Fundación Gran Mariscal de Ayacucho. También promovió la educación de la ciencia mediante la creación del Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia (CENAMEC) e impulsó el conocimiento estadístico de la ciencia en el país, junto a un grupo de sociólogos venezolanos encabezado por Olga Gasparini; desde 1932 a 1971, 39 años de una labor fecunda.

Gracias al trabajo del Dr. Marcel Roche en el CONICIT, se creó el Centro de Investigaciones Astronómicas Francisco José Duarte, en Hato del Llano, Estado Mérida, Venezuela, donde pudo alojarse todo el equipo de astronomía, entre los cuales se hallaba una cámara Schmidt que a mediados de los cincuenta había comparado el gobierno de Pérez Jiménez para modernizar la sección de astronomía del Observatorio Cajigal. A su salida de CONICIT en 1972, el Dr. Roche inicia su segunda carrera científica, ya que su estadía allí lo había alejado del laboratorio, por lo que decide irse a la Universidad de Sussex, en Brighton, Inglaterra, donde ingresa como estudiante de postgrado en el Departamento de Historia y Sociología de la Ciencia, 1972-1973, bajo la tutela del historiador Roy MacLeod y del físico-matemático e historiador Brian Easlea. Luego se desempeña como Research Fellow, 1973-1974 en la Unidad de Investigación de la Política Científica, SPRU de la misma universidad, donde conoce a Christopher Freeman, economista británico fundador y primer director de la Unidad de Investigación de Políticas Científicas en la Universidad de Sussex, y uno de los más eminentes teóricos. En 1973 el Dr. Roche se reincorpora al IVIC en el Departamento de Antropología, creando el Laboratorio de Historia y Sociología de la Ciencia. Allí escribe el libro, Rafael Rangel: Ciencia y Política a Principios del Siglo XX. En 1976, organiza el Departamento de Estudio de la Ciencia en el mismo IVIC, del cual fue su Jefe-fundador hasta su jubilación en 1990.

En aquella época también se desempeñaba como el editor-fundador de la Revista Inter-ciencia, 1976-1998, y desarrolla su faceta como divulgador de la ciencia escribiendo artículos en El Diario de Caracas, parte de ellos compilados en su libro Mi Compromiso con la Ciencia, 1987. Debido a la actividad de editor de la Revista Inter-Ciencia, en 1982 recibe el Premio José Moradell de divulgación científica otorgado por el Círculo de Periodismo Científico de Venezuela, y en 1987 el premio Kalinga que otorga la UNESCO a la Divulgación Científica. En 1985 es nombrado Embajador Permanente ante la UNESCO en París, hasta 1989. Allí comienza su autobiografía Memorias y Olvidos, 1996, y organiza la escritura de la obra colectiva, Perfil de la Ciencia en Venezuela, 1996, el cual recibe el Premio al Mejor Libro Divulgativo del Año 1995; otorgado por Fundalibro. Al jubilarse el Dr. Roche en 1990 sigue activo, pero por motivos de salud se retira definitivamente en 1996. Por deseo expreso, a su muerte en 2003, 82 años de edad, sus cenizas fueron regadas en los jardines del IVIC.



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José M. Ameliach N.


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