Parafraseando a García Pelayo en su libro "Ideas de la política", el constante devenir de la política, implica una constante dinámica entre los actores que participan de ella, no se puede concebir la política como algo estático, rígido, inanimado, algo que pueda ser manejado al antojo de quien tiene control de algún referente de poder, o desde la perspectiva de quienes se profesionalizan en la trampa, la zancadilla, y hasta la traición si es necesario; para preservar posiciones alcanzadas en ese concepto sucio de la política, aunque la culpa sea de Maquiavelo y su tesis de la indiferencia moral, lo cierto de todo, es que quien tiene más viveza, es considerado el mejor político, quien es más flexible ante los principios se le da rango de estratega, y quien tiene más aduladores es un connotado líder.
La crisis mundial, generada a partir de la aparición del coronavirus en China y su expansión por el mundo, pone a prueba la eficiencia de los sistemas de salud, para enfrentar lo que ha declarado la OMS como una pandemia, pero también pone en evidencia los intereses que mueven a los gobiernos, más preocupados en lograr hegemonías y controles; que en garantizar niveles adecuados de seguridad social. La población mundial, afectada por la volatilidad de este virus, con toda certeza, espera que las medidas, planes y políticas para minimizar los efectos de la pandemia, sean eficaces, que las campañas informativas generen la confianza suficiente para lograr conciencia colectiva ante las consecuencias que pueden llegar a ser catastróficas para la humanidad.
En Venezuela, nuestro gobierno hace los esfuerzos necesarios para mantener a raya al virus, lo hace desplegando una campaña informativa, que busca generar sosiego en los habitantes, de manera acertada se manejan las distintas variables y las medidas apuntan a crear noción corresponsable, desde ese punto de vista; aparece como un gobierno eficiente, los medios en esa estrategia, presentan a un país en calma, solvente, a un gobierno preocupado por su población, con instituciones que cumplen a cabalidad su papel, un aparato de salud con capacidad para cubrir la contingencia que nos plantea el virus y por supuesto; autoridades militares y policiales, dispuestas a cumplir las órdenes de su comandante en jefe.
En ese escenario, las noticias que corren a través de las redes sociales, nos dan a conocer cifras alarmantes sobre los estragos del virus, países enteros cercados como medida sanitaria, desplome económico, caos de un sistema, ya en crisis previa, lideres incapaces de manejar las consecuencias de un virus que no es nuevo, pero que en la era tecnológica, con aviones invisibles y armas nucleares capaces de destruir al mundo, se presenta como una gran amenaza, se transmite la idea de hecatombe mundial y provoca el pánico, al punto de provocar la parálisis de economías y sociedades, considerando la magnitud real de la pandemia y las noticias transmitidas, más convendría evaluar el papel de los medios e identificar las intenciones políticas de quienes están en disputa abierta por el control de la economía mundial.
Algunas enfermedades han reaparecido en esta última década, han causado muchas más muertes, y no han recibido la atención necesaria, incluso; se ha ocultado de manera sistemática los números, todo con fines políticos, en esta oportunidad, el comportamiento de quienes dirigen, no da señales de querer cambiar, ni de asumir responsabilidades, más allá de la figuración en los medios, tratando temas para los cuales no están preparados y con aires sobrados, solo atinan a utilizar la oportunidad que brinda la crisis sanitaria, para agrandar los egos y esconder sus propias limitaciones, para eso cuentan con una legión de escribidores y comentaristas, dispuestos siempre a contrariar la opinión general y negar la realidad que vivimos todos.
El saldo político de los planes, no lo puede obtener el ministerio de salud y sus autoridades, tiene que reducirse la actuación y la existencia del estado a tres o cuatro personeros que traslucen el control político, pero que no tienen conocimiento técnico o profesional para tratar estos asuntos, sin embargo, las alocuciones presidenciales dejan en evidencia la improvisación y el temor de que las reacciones colectivas, tomen cariz político y la calle se convierta en patíbulo para quienes se han convertido en promotores de un estado con rasgos absolutistas, divorciado del conocimiento, con fuerzas suficientes para callar voces disidentes y perseguir a quien se atreva a discernir sobre el discurso oficial.
Analizar un poco, nos da perspectivas diferentes, China acusa a Estados Unidos por la infección y el contagio del virus, las bolsas de valores caen, el precio del petróleo también, las investigaciones y especulaciones se mezclan en los medios y confunden a la masa, en Venezuela el dólar sube y los especuladores tienen una nueva área de influencia: el área de salud preventiva, tapabocas, antibacteriales, antigripales, alcohol, jabones y todo lo que tenga que ver con los intentos por evitar la propagación del virus, pasó a formar parte de ese mercado informal, la oportunidad de ganar dinero con la desesperación provocada por los medios y la deficiencia comunicacional de Goebbels, muy bueno para mentir, pero muy malo para comunicar asertivamente, los efectos son contrarios entonces.
Habrá reacciones y bravuconadas para atacar a quienes, desde su miseria humana, entienden la necesidad colectiva como fuente de ganancias, pero no podrán controlar esos desmanes mientras no lo entiendan como consecuencia del modelo que ellos mismos promueven, estimulados por el usufructo del estado y el control de sus recursos con fines personales o grupales, para ello se sirven de nepotismos, compadrazgos y amiguismos, con toda seguridad; esos que pretenden saber de todo y creen tener siempre la razón, están manejando esta situación mundial, generada a partir de la propagación del COVID-19, para abonar el terreno en su avance al próximo proceso electoral, calculan políticamente cuanto pueden obtener si los posibles candidatos van casa por casa a llevar mascarillas, vacunas y otras cosas que ha enviado a nuestro país la OMS.
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