A pesar de la eterna crisis económica venezolana, a pesar de las restricciones comerciales por el pandémico COVID-19, a pesar de la cuarentena social venezolana que con un tapaboca, restringió el consumismo callejero de todos los venezolanos, y a pesar de cualquier pesar que nos pese en el corazón, pues en Venezuela siguen apareciendo nuevos productos de consumo masivo, y los venezolanos siguen arriesgando sus vidas en las calles por amor al capitalismo.
Colas, más colas y muchísimas más colas.
No hay virus sobre la faz de la Tierra, que pueda erradicar el consumismo de Venezuela, y por desgracia, las colas en Venezuela no son para entrar a la biblioteca y leer un buen libro, las colas en Venezuela no son para entrar a la iglesia y rezarle de rodillas a Dios, las colas en Venezuela no son para entrar a un refugio de animales, y adoptar a un peludito perrito de la calle.
Las malolientes colas que encolerizan a los cansados pies de Venezuela, siempre se sudan y se soportan, por amor a las mundanas cosas materiales del Mundo.
Las cosas mundanas que se comen y se cagan en forma de heces fecales, las cosas mundanas que se roban la fe cristiana y te dejan vacío espiritualmente, las malditas cosas mundanas que son endiosadas por la mayoría de los venezolanos.
En el mes de julio del año 2020, observé una cola de aproximadamente cien compatriotas, quienes estaban llenándose de hemorroides frente a un popular Mini Market, ubicado en el centro de la ciudad de Mérida en Venezuela.
Mientras caminaba sin prisa pero sin pausa por los consumistas linderos de la cola callejera, pues escuché a una señora decir que en el Mini Market, estaban vendiendo el litro y medio de Coca-Cola en polvo a 25 mil bolívares soberanos.
Pensando en los lectores extranjeros que leen mis palabras, quiero decirles que en Venezuela, 25 mil bolívares soberanos son simplemente nada. Una monedita vieja, una tachuela, una canica, una hormiga, menos de un centavo, un regalo.
Dicen que la vecindad del Chavo del 8, es bonita de verdad, porque no vale ni un centavo. Bueno, 25 mil bolívares soberanos en Venezuela, son menos que un centavo, así que mis lectores extranjeros, ya pueden ir calculando la depresión.
Si el Mini Market venezolano, realmente estaba vendiendo el litro y medio de Coca-Cola en polvo a 25 mil bolívares soberanos, pues comprendemos el motivo por el cual tantos venezolanos estaban haciendo la hemorroidal cola frente al supermercado merideño, ya que en Venezuela el litro y medio de Coca-Cola embotellada, supera actualmente los 300 mil bolívares soberanos.
Debido a la crisis económica venezolana, comprar una Coca-Cola es más que un lujo en nuestro país, pues por su alto precio escapa del pobre salario y escapa de los bolsillos de los venezolanos, y aunque considero que esa situación, es un aspecto positivo a destacar de la crisis, porque muchísima gente venezolana ya no se está ni enfermando ni envenenando por culpa de las gaseosas que venden las transnacionales en Venezuela, pues por otro lado, también entiendo que los consumidores venezolanos presos como siempre en sus limbos de ignorancias, ambicionen comprar y beber la baratísima Coca-Cola en polvo, ya que debido a su bajísimo precio de venta, habría que ser idiota para desaprovechar esa ganga.
Si yo fuera otro idiota del Mundo, también haría la cola por amor a la Coca-Cola en polvo, porque si los venezolanos estamos condenados a seguir sufriendo el martirio de la crisis económica, pues sería mejor pasar el martirio de la vida, bebiendo bastantes litros de Coca-Cola bien fría y con bastantes hielitos, para olvidar tanta desgracia gubernamental y para acelerar el frenesí de todos los gusanos, que se comerán nuestros cuerpos con gran rapidez dentro del ataúd.
El sueño de muchos venezolanos, se convertía en franca realidad. El adictivo sabor de la Coca-Cola se vendía pulverizado y bien barato, para la alegría de los consumidores que son adictos a la burbujeante bebida norteamericana, y con tan solo disolver y mezclar el polvito, en un litro y medio de agua fría y con hielos, pues mágicamente los venezolanos beberían y disfrutarían del sagrado sabor de la Coca-Cola, a un precio incluso más barato que el valor del agua mineral.
¿Compramos la Coca-Cola en polvo o no compramos la Coca-Cola en polvo?
Yo sé que la curiosidad mató al gato, y aunque amo la intrigante inteligencia de los gatos, yo no quería perder el sagrado don de la vida por una Coca-Cola.
No obstante, yo arriesgué mi vida por la felina y por la mundana curiosidad, por lo que me acerqué hasta la entrada del Mini Market merideño, y le pregunté al encargado del negocio que estaba parado frente a la puerta, si realmente se estaba vendiendo un litro y medio de Coca-Cola en polvo a 25 mil bolívares soberanos.
El encargado del Mini Market me dijo que sí estaban vendiendo un litro y medio de Coca-Cola en polvo a 25 mil bolívares soberanos, por lo cual, no solo se confirmaba el increíblemente barato precio del producto, no solo se confirmaba que el polvito rendía un litro y medio, no solo se confirmaba el motivo por el cual la gente seguía alargando la cola hemorroidal en la calle, sino que se confirmaba lo más importante: la real existencia de la Coca-Cola en polvo.
Me sorprendió escuchar que realmente estaban vendiendo el cáncer de estómago en polvo, y aunque sigue sin haber cura para el cáncer de estómago en el Mundo, pues aparentemente, ya se había revelado la fórmula mágica que produce el cáncer de estómago en los Seres Humanos, por lo que pensando en un mejor futuro para la Humanidad, yo también hice la interminable cola frente al Mini Market merideño, esperando comprar la Coca-Cola en polvo, pero no para consumirla, sino para usar el polvo como objeto de estudio científico, en aras de determinar los ingredientes, que vienen vulnerando la salud del Hombre.
Supongo que yo también me convertí en idiota, porque yo también hice la cola.
Después de sufrir en la ensangrentada cruz matutina, por una mundana cola en la calle venezolana, después de escuchar todas las groserías y vulgaridades que dice el prójimo venezolano supuestamente cristiano, y después de rezar una y otra vez los misterios del Santo Rosario, para purificar mi espíritu en medio de tanta suciedad, pues finalmente llegó mi turno para entrar en el infierno del Mini Market merideño, y para finalmente comprar la famosa Coca-Cola en polvo.
Resulta y acontece mis queridos hermanos lectores, que la llamada "Coca-Cola en polvo" que se está vendiendo en los supermercados y abastos de Venezuela, es un producto fabricado por una empresa de Turquía llamada Golden Group, y de hecho, la bebida en polvo es vendida comercialmente como "Golden", y aunque ciertamente el polvito turco imita el sabor a cola de bebidas americanas como la Coca-Cola y la Pepsi-Cola, aunque ciertamente el polvito turco dice rendir hasta el litro y medio, y aunque ciertamente costaba 25 mil bolívares soberanos, pues debemos aclarar que la venta del producto turco como "Coca-Cola en polvo", fue una vil astucia de marketing del Mini Market merideño.
Es cierto que el diseño visual del empaque del Golden, es muy explícito y es muy sugestivo a la vista, y realmente el consumidor sentirá que está comprando la "Coca-Cola en polvo", pero más allá de la estrategia publicitaria de la empresa Golden Group, que busca vender su mezcla en polvo para preparar una bebida azucarada con sabor artificial a cola, pues yo creo que todos debemos reflexionar sobre la seguridad alimentaria de los venezolanos, y podemos empezar a meditar pensando en un viejo pero infalible refrán, que siempre nos dice: "Lo barato sale caro".
Si ya todos sabemos que la Coca-Cola es veneno de ratas para la salud humana, pues considero muy perjudicial para la salud de los venezolanos, comprar los 9 gramos con sabor a cola del polvo Golden, porque además, la empresa Golden Group también afirma que su producto es fuente de Vitamina C, lo cual obviamente es falso, ya que con aspartame, acesulfame K, tartrazina, dióxido de titanio y goma xantana, el polvito turco solo puede ser fuente de enfermedad.
Los colorantes artificiales, los estabilizadores de sabor y los reguladores de acidez, que presenta la Coca-Cola en polvo de Golden, no permiten que la bebida sea una fuente natural de Vitamina C para el bienestar de los consumidores, por lo que como ocurre con la original y famosa Coca-Cola americana, pues el polvito turco de Golden también es una terrible fuente de diabetes, de obesidad, de estreñimiento, de caries, de úlceras gástricas, de jaquecas, de acidez estomacal, de flatulencias, de anemia y de vómitos.
El organismo del Ser Humano sufre un mundo con la ingesta de bebidas químicamente fabricadas y artificialmente saborizadas, que siempre generan problemas gastrointestinales por la alteración del sistema digestivo, infecciones urinarias por tanto líquido inorgánico bebido, y el menoscabo de nuestro sistema inmunológico, que no puede vencer al arsenal de sustancias tóxicas y transgénicas, que aunque entran a nuestro cuerpo, luego no pueden ser liberadas.
Cuidado mis queridos hermanos venezolanos. ¡Muchísimo cuidado!
La gran desesperación de los venezolanos, quienes pretenden comprar con un centavo lo que vale un millón de bolívares, ha hecho que nuestro consumista pueblo bolivariano sea víctima de estafas, fraudes, decepciones, impunidades y reclamos, ya que todos los días nuestro pueblo adquiere productos de dudosas procedencias, que son ilegalmente vendidos por las miles de personas inescrupulosas, o mejor dicho, por los miles de delincuentes venezolanos que sobreabundan en nuestro tricolor patrio, y que se aprovechan de la eterna crisis económica venezolana, para lucrarse mediante la venta de falsificados y peligrosos artículos, que son vendidos como productos 100% originales.
Pastas dentales, refrescos en polvo, jabones, gelatinas, aceites vegetales, champús, compotas, condones, sardinas enlatadas, harinas precocidas, afeitadoras, pañales desechables, enjuagues bucales, cafés sin aromas a cafés, desodorantes, toallas sanitarias, fósforos.
En la mayoría de los casos, los baratos artículos y los alimentos de consumo masivo, no tienen los permisos sanitarios necesarios, para poder ser legalmente distribuidos y vendidos en Venezuela, y de hecho, suelen llegar por los tramposos caminos del contrabando, del mercado negro, de la reventa y de una cochina importación, que viaja desde China, pasa por Turquía, y llega felizmente hasta Venezuela.
Pero para la desgracia de los venezolanos, el Ministerio del Poder Popular para la Salud es un mediocre, ineficaz e insalubre organismo público venezolano, que no tiene necesidad de comprar la turca Coca-Cola en polvo de Golden, porque el MPPS tiene bastante dinero atesorado en sus corruptas oficinas, para comprar la costosa y original Coca-Cola fabricada por el americanísimo Tío Sam.
Enfermarse en Venezuela es prácticamente una sentencia de muerte, porque debido al elevadísimo precio de los medicamentos en las farmacias, sale más barato morirse en la casa que curarse en el hospital, y aunque me duele escribir la terrible realidad social que vive mi país, no es justo que en Venezuela se venda cualquier cosa, que a cualquier carajo se le antoje vender en las calles, y el pueblo en vez de denunciar la ilegalidad comercial, pues prefiere hacer la cola para comprarla.
Pero a quién vamos a acudir para denunciar la ilegalidad comercial, si hasta los policías, los intendentes, los defensores del Pueblo y los jueces venezolanos, también hacen la colita en el Mini Market, para comprar la Coca-Cola en polvo.
Siempre compramos la ilegalidad, compramos la basura, compramos cualquier cosa barata que nos pongan frente a nuestros ojos, pero no te olvides que entre la tarjeta de débito y el punto de venta, hay una Venezuela ciega, sorda y muda.
La culpa no es de Golden Group, la culpa no es del Mini Market, la culpa es de los venezolanos que hacen la cola frente al Mini Market, para comprar el litro y medio de Coca-Cola en polvo, y ni se te ocurra colarte, porque te saco la madre.
Actualmente, casi todos los productos de consumo masivo que se venden en Venezuela, son productos de mala calidad, insalubres, y sin ningún tipo de garantía para los consumidores venezolanos, más sin embargo, esos productos son vendidos por los usureros vendedores de Venezuela, con un alto grado de especulación y de sobreprecio, como si fueran los mismos productos expedidos por marcas reconocidas en nuestro país, y generalmente, los vendedores no son honestos y no reconocen, que la fraudulenta mercancía que venden es un timo.
La supuesta Coca-Cola en polvo de Golden Group, no debería ser un producto de consumo masivo, y de hecho, no es un producto de primera necesidad para la ciudadanía venezolana, pero la enorme cola frente al Mini Market merideño, demostraba que los venezolanos siguen alabando al refrán que dice: "Lo barato sale caro".
Aunque pudiera parecer muy barato, pagar 25 mil bolívares soberanos por el litro y medio de Coca-Cola en polvo, no debemos olvidar que el verdadero negocio redondo para los vendedores, es que la gente compre una gran cantidad de los productos supuestamente baratos, lo cual es una afirmación muy cierta, pues la mayoría de los consumidores estaban comprando la caja con 24 sobrecitos de la Coca-Cola en polvo, ya que los consumidores pensaban que estaban ahorrando muchísimo dinero, comprando a menor precio el equivalente a 24 botellas de Coca-Cola, por lo que es evidente, que los ansiosos y acaparadores venezolanos sufren de una enfermedad llamada hiperconsumismo.
En pleno siglo XXI, los venezolanos seguimos evitando beber agua. Todos sabemos que el agua vale más que el oro, que el agua es vida, y que el agua proviene de Dios, pero con crisis o sin crisis, los venezolanos siguen repudiando beber voluntariamente un aburrido e insípido vaso con agua, porque saben que pueden comprar la barata Coca-Cola en polvo, antes que beber un poco de agua.
Ni siquiera la terrible crisis económica venezolana, pudo cambiar los malos hábitos alimenticios de los venezolanos, y son los niños y adolescentes venezolanos quienes sufren desde la temprana edad, las consecuencias de la mala alimentación que reciben de sus padres y representantes, porque estamos seguros que todas las personas que hicieron la cola y compraron la Coca-Cola en polvo de Golden, más tarde prepararon la jarrota de Coca-Cola en sus hogares, y compartieron el veneno con sus pequeños hijos y con todas sus familias.
Saber que la gente venezolana quiere seguir comprando la Coca-Cola, si tiene la posibilidad económica para comprarla, demuestra que los venezolanos solo han reprimido sus malos hábitos alimenticios, y cuando algún día mejoren las condiciones monetarias de Venezuela, y los venezolanos puedan cambiar el sabor natural del cambur, por los alimentos procesados con sabor artificial a cambur, pues todos los venezolanos se olvidarán del sabor natural del cambur, y todos comprarán todos los alimentos procesados con sabor artificial a cambur.
La salud no es un juego de la lotería, la salud no se debe exponer en una cola, a merced de comprar la cosa más barata que vendan en las calles. La salud exige aplicar nuestra capacidad de discernimiento, para evitar enfermarnos en una trágica Venezuela, donde sale más barato morir hoy, que intentar sanar mañana.
Hermanos y hermanas, ustedes no deben comprar ni la barata Coca-Cola turca, ni la costosísima Coca-Cola gringa. Más temprano que tarde, usted volverá a sentir sed, y puede que ya esté tan enfermo tanto física como espiritualmente, que tal vez no tenga fuerzas para aplicar el buen juicio en su propia vida.
Yo tampoco les ofrezco la saludable agua del Mundo, porque yo sé que una persona acostumbrada a ingerir cervezas y bebidas gaseosas azucaradas, jamás cambiará los espumosos eructos de su Coca-Cola y los espumosos eructos de su Pepsi-Cola, por la sagrada ingesta de ocho saludables vasos de agua a diario.
Yo tampoco les ofrezco ni manzanilla, ni anís estrellado, ni té de valeriana, porque debido a la gran inflación venezolana, nuestras abuelitas ya no tienen dinero ni para ir hasta la tienda naturista de la esquina, ni para comprar una costosa bolsita de manzanilla, que solo es vendida en dólares, en euros y en pesos.
Hoy yo quiero ofrecerle el agua que no proviene del pecado del Mundo, que no tiene precio de venta al consumidor, que no genera dolor de cabeza.
Hoy yo quiero ofrecerle el milagroso sabor del agua viva, que proviene de lo más alto del divino cielo, que limpia la mancha del pecado, que purifica el alma.
Si no sabe a qué agua me estoy refiriendo, lo invito a leer conmigo la cita bíblica en Juan 4:13-14 que afirma lo siguiente:
"Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él, en una fuente de agua que brota para vida eterna".
Hermano, si usted hoy empieza a beber del gran manantial de agua viva, pues usted nunca más volverá a sentir sed en su vida, usted nunca más sentirá envidia en su vida, y usted nunca más llorará por no tener cosas materiales.
Si usted hoy se atreve a beber del agua viva, pues usted nunca más querrá beber ni la Coca-Cola turca, ni la Coca-Cola gringa, ni la Coca-Cola venezolana.
Yo bebí del agua viva, y por eso hoy puedo sentir una pureza espiritual, una libertad, una amistad, que yo sé que usted también anhela sentir en su vida, porque yo sé que usted está muy cansado del violento Mundo donde vivimos, usted no quiere seguir llevando la mala vida que lleva, usted quiere ver la luz que sus ojos sueñan volver a ver, usted quiere beber el agua que su corazón quiere volver a palpitar, usted quiere sentir la amistad de un amigo que jamás traiciona a un amigo, que comparte su agua con todos, que es la fuente del agua.
Jesús es un caballero, por eso, él no obliga a nadie a beber del agua viva.
Jesús está en la puerta y llama, si usted escucha su voz y lo deja entrar en su vida, pues Jesús cenará con usted, y usted cenará por siempre con Jesús.
Ojalá y un día no muy lejano, los capitalistas venezolanos no hagan interminables colas en frente de los supermercados, para comprar tres oxidadas latas de sardinas ahogadas en salsa oxidada de tomate.
Ojalá y un día no muy lejano, los hermanos venezolanos empiecen a leer las sagradas páginas de la Santa Biblia, y comprendan que todos somos polvo de la Tierra, y que más temprano que tarde, todos volveremos a ser polvo de la Tierra.
Ojalá y un día no muy lejano, el cristiano venezolano haga una interminable cola para entrar en la iglesia, y para rezarle de rodillas a Jehová de los Ejércitos.
Si a usted hoy le ofrecen la supuesta Coca-Cola en polvo, le recomendamos rechazar ese nocivo producto para la salud. Aunque sea barato, no lo compre.
Antes de despedirme, comparto unas imágenes del empaque de la llamada Coca-Cola en polvo, para que usted pueda identificarla y evite comprarla.
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