Las Revistas Científicas y cómo pueden pervertirse en manos irresponsables
Roberto López Sánchez
El extenso campo de la ciencia a nivel mundial, tiene en las denominadas “revistas arbitradas” el principal escenario de difusión de los resultados de investigación en todas las áreas del conocimiento científico.
En Venezuela, la profunda crisis que atraviesa el país ha afectado considerablemente el desarrollo de la investigación científico-técnica desde hace ya unos 15 años, reduciendo notablemente la cantidad de proyectos en desarrollo y de las respectivas publicaciones científicas en revistas y libros.
No obstante, las revistas científicas venezolanas han logrado mantenerse, haciéndose expresión de los escasos resultados de investigación que aún siguen produciéndose en nuestras universidades. En esta última década, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que ha sido una lucha titánica, basada casi exclusivamente en el esfuerzo personal de los investigadores y de los editores de nuestras revistas, la que ha logrado mantener una presencia de la ciencia venezolana, en las distintas áreas científicas y humanísticas, ante el público académico del país, de Latinoamérica y del mundo.
Investigando casi por cuenta propia, contando en algunos casos con financiamientos de entidades científicas internacionales (como el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), en otros con respaldos de instituciones nacionales como el Fonacit, pero predominando siempre el esfuerzo personal y la voluntad indoblegable de investigadores y editores que se resisten a dejar su función como creadores y difusores de las ciencias exactas y las ciencias sociales en Venezuela, los últimos diez años han significado un trayecto muy difícil de transitar para los académicos venezolanos.
Son muchos los investigadores que se fueron del país buscando mejores ingresos en universidades latinoamericanas. También son muchos los que abandonaron su actividad de investigación y apenas mantienen su función como docentes, debido al declive total de nuestros salarios y la ausencia de apoyo para la investigación científica de parte de las universidades públicas.
Debemos reconocer que sólo una minoría de investigadores han logrado darle continuidad a su actividad de producción y difusión de nuevos conocimientos científicos. Es el resultado lógico de un declive general de las universidades venezolanas, por la desaparición del presupuesto ordinario con el cual el Estado venezolano está obligado constitucionalmente a financiar las instituciones de educación superior, incluyendo el muy importante factor de la investigación.
Lamentablemente, hemos detectado en los últimos meses, que en medio del marasmo general que viven nuestras universidades, algunos profesores han aprovechado para cometer gravísimas irregularidades en la conducción de algunas de las revistas científicas de las universidades venezolanas.
Particularmente hemos identificado el caso de una revista de la Universidad del Zulia que ha violentado de manera flagrante toda la normativa que establecen los índices o bases de datos que difunden la producción científica a nivel mundial.
De manera específica, en el espacio latinoamericano, las revistas de ciencias sociales y humanidades generalmente publican entre dos y cuatro números por año. Incluso hay revistas de carácter anual (una sola vez al año), pero las más usuales son trimestrales o semestrales. Según algunos de esos índices internacionales, como Latindex, el número aceptable de artículos publicados por cada número de una revista se establece en seis (6) artículos por número.
Pues hemos encontrado que esa revista de la Universidad del Zulia, cuya normativa, que aparece indicada en su página web, establece que debe publicar tres (3) números al año, lo que implica unos dieciocho (18) artículos al año, pues resulta que, en un solo año, el 2019, publicó la friolera de once (11) números y mil trescientos cuarenta y nueve (1.349) artículos en ese año.
Es decir, casi cuadruplica el número de revistas publicadas en ese año, y supera 23 veces la cantidad de artículos que deberían aparecer a lo largo del año.
Aquí es necesario aclarar, al público en general, que las revistas científicas se fundamentan en el arbitraje (doble ciego) por parte de, al menos, dos especialistas en la respectiva área de conocimiento que ocupa cada artículo presentado para su publicación.
Doble ciego quiere decir que ni los dos árbitros deben saber el nombre de los autores del artículo que van a evaluar, ni los investigadores conocen por quien son evaluados. Este sistema de arbitraje permite garantizar la calidad científica del resultado de investigación que se expone en cada artículo.
Implica, obviamente, un esfuerzo analítico de cada uno de los árbitros, y es por ello que las revistas científicas publican pocos números en el año, y la cantidad de artículos en cada número oscila en torno a los diez (10) artículos.
Es por ello que resulta una grave violación de estas normas generales de publicación, aceptadas en todas las universidades latinoamericanas, esto de publicar una gran cantidad de números de la revista a lo largo del año. En este caso, por ejemplo, la revista publicó 9 números en el año 2015, 10 números en el año 2016, 11 números en el año 2018, 11 números en el año 2019, 6 números en el año 2020 y 6 números en el año 2022. Cuando lo que debía publicar por año es solamente tres (3) números. Pero en esos seis años analizados, en vez de los 18 números que establece su normativa, publicó 43 números.
Pero si consideramos la cantidad de artículos que deberían haberse publicado en ese período, en vez de 108 artículos (si nos atenemos a la normativa de Latindex), publicó la friolera de 3.318 artículos.
Aquí sí, ya no existe adjetivo negativo para poder calificar esta situación. Téngase en cuenta que esos 3.318 artículos deberían haber sido evaluados por 6.636 árbitros especialistas en las distintas áreas abarcadas por las distintas publicaciones. Cuesta imaginarse de dónde salieron esos miles de árbitros especialistas, y de dónde salió el equipo de editores con capacidad para cumplir esa difícil y complicada labor de edición científica, que publicó prácticamente un número cada mes, con 100 y hasta 200 artículos por mes, como puede verse en esta estadística del año 2019:
En un lapso de dos años (2019 y 2020), esta revista publicó 17 números, de los cuales 10 de esos números publicaron todos sus artículos en inglés, 1509 en total. En esos dos años (2019 y 2020), esa revista publicó unos 1880 artículos, de los cuales 1509, el 80 %, fueron en inglés. Esta increíble cantidad de artículos extranjeros, escritos en inglés, genera dudas referidas a si realmente fueron arbitrados por especialistas (del respectivo país y la respectiva área de conocimiento).
Si bien no tenemos objeciones a que nuestras revistas científicas publiquen en idiomas extranjeros, estos números son realmente estrambóticos. Sobran los comentarios.
Para remate, una revisión superficial de los 10 números mencionados en los cuales todos sus artículos son en inglés, observamos a partir de uno sólo de esos números, la edición especial n° 19 del año 2019, que contiene 56 artículos de investigadores de Irak. 29 artículos de investigadores de Malaysia. 26 de Indonesia. 18 de Rusia. 17 de Irán. 8 de Kazakhstan. 4 de Vietnam. 2 de Ucrania. 2 de Líbano. 1 de Turquía. 1 de Emiratos Arabes. 1 de Arabia Saudita. 1 de Bahreim. 1 de Omán. 1 de China. Y 6 mixtos (varios países).
Calculamos que, en esos dos años y 10 números con la totalidad de artículos en inglés, debe haber artículos provenientes de más de 20 y hasta 30 países distintos. Lo que exige un plantel de árbitros especialista de cada uno de esos 30 países. Pues de acuerdo a los títulos de los artículos, se refieren a temas muy específicos de cada país.
Consideramos totalmente válido que en nuestras revistas venezolanas se publiquen artículos de investigadores extranjeros, incluso en idiomas extranjeros. Pero eso es una cosa, y otra es publicar centenares de artículos en idiomas extranjeros, artículos que provienen de una gran diversidad de países (20 o 30) y que se refieren casi todos (según la revisión superficial que realizamos) a problemas muy particulares de cada uno de esos países.
Algo huele mal en Dinamarca, dicen en mi pueblo, cuando observan cosas como las que nosotros hemos detectado en esta revista. Desde finales del mes de diciembre introducimos un informe detallado ante un órgano del cogobierno universitario de LUZ, y estamos en proceso de hacer entrega de dicho informe al mismo Consejo Universitario.
Casualmente, mientras redactábamos este artículo, nos hemos enterado que el Consejo Universitario de LUZ aprobó hoy, miércoles 22 de febrero, intervenir la revista Opción y designó un nuevo comité editorial provisional, que revisará la situación de la revista durante tres meses. Todos los datos que hemos utilizado sobre la revista Opción, se pueden consultar de manera libre en la misma página web de la revista Opción, cuyo enlace es: https://produccioncientificaluz.org/index.php/opcion/issue/view/3782; referidos a las publicaciones realizadas entre los años 2015 al 2022.
Como antecedente, podemos mencionar una denuncia originada en Colombia, en diciembre de 2020, dirigida contra las prácticas utilizadas por dos revistas de la Universidad del Zulia, la cual se puede consultar en el siguiente enlace: https://www.universidad.edu.co/las-habilidades-de-ciertos-investigadores-para-aumentar-su-visibilidad-afectando-a-sus-ies/?fbclid=IwAR2Fgr9Jv3k7NzBrNp6K7KtM5H9lhNRIQj-eVABGBbVtppnwuPDOlKpnw1k
Si un editor jefe y un comité editorial debe publicar 100 artículos científicos en la revista que dirigen, en un lapso de seis años, y publican en cambio más de 3.000, estamos frente a una distorsión total de la razón de ser de una publicación científica, que violenta todas las normativas establecidas por índices fundamentales como Scopus, Web of Science y Latindex.
Y que hacen sospechar, con casi la total certeza de que sea verdad, de que detrás de estas irregularidades se puede haber colado un manejo fraudulento de la revista, en donde la obligatoria revisión por pares de los artículos científicos haya sido sustituida por otros criterios más “comerciales” y de “mercado”, como lo sugiere el mensaje adjunto de un supuesto “profesor brasileño” que ofrece su “marketing de clientes” con autores, “doctores y doctorandos” de Asia, Europa y África, y que “brinda el apoyo necesario para la presentación de manuscritos a las revistas”, y a las mismas revistas les ofrece “un flujo continuo de artículos de calidad sin costes adicionales”[i].
De repente, la edición de una revista científica se puede haber convertido en un negocio personal para profesores inescrupulosos que olvidaron sus principios académicos en medio de la crisis, y adoptaron el método del “sálvese quien pueda”, o del “hago la trampa mientras no me descubran”. La revista en cuestión ha sido sacada de los principales índices internacionales, y no regresará a ellos por mucho tiempo.
Pero esa gestión irresponsable de unos pocos profesores ha hundido el prestigio académico de toda una institución que tiene más de un siglo de actividad formativa en el país. Debido a esta situación, la Unidad Académica de Antropología, que actualmente coordino, adscrita al Departamento de Ciencias Humanas de la Facultad Experimental de Ciencias de LUZ, decidió, de manera unánime, en reunión realizada el pasado 10 de febrero, realizar las siguientes propuestas al Consejo de Facultad:
- “Que el Consejo de la Facultad Experimental de Ciencias no ratifique en sus cargos ni al Editor- Jefe ni al Comité Editorial de la Revista Opción.
- Que el Consejo de la Facultad Experimental de Ciencias designe una comisión académica que investigue el desempeño de la revista Opción en el período 2015-2022.
- Que el Departamento de Ciencias Humanas, atendiendo la solicitud de esta Unidad Académica de Antropología, convoque a una Asamblea de Departamento para tratar la problemática referida a la revista Opción, considerando el informe presentado por el prof. Roberto López, así como las decisiones que pueda haber tomado el Consejo de esta Facultad (si dicha asamblea se realiza con fecha posterior a las decisiones que pueda tomar el Consejo de Facultad).
- Solicitar al Editor- Jefe y al Comité Editorial de la Revista Opción, que presenten ante el Departamento de Ciencias Humanas un informe que explique las irregularidades observadas en la revista Opción durante el período 2015-2022, y que dicho informe incluya los archivos que deben existir de las 6.842 actas de arbitraje referidas a los 3.421 artículos publicados durante los ocho años mencionados.
Se deja claramente establecido que, para la Unidad Académica de Antropología, su objetivo es que se garantice la continuidad de la revista Opción en el menor tiempo posible, y que se pueda recuperar el espacio académico alcanzado en los índices internacionales.
Igualmente se establece que cuando se habla de irregularidades observadas en la publicación de la revista Opción durante el período 2015-2022, estas irregularidades consisten en que, por una parte, se publicaron 59 números de la revista, cuando de acuerdo a las normas de la revista (tres números a publicar durante cada año) debieron publicarse solamente 24 números; y por otra, que publicando 24 números, la cantidad de artículos publicados en total durante ese período debería ser, aproximadamente, de 240 artículos, cuando en la realidad fueron publicados 3.421 artículos, superando casi 14 veces esa cantidad. En este período, Opción publicó 30 números especiales en 8 años, cuando por vía de excepción se admite un solo número especial por año. Y publicó números con decenas y hasta centenas de artículos, cuando lo usual es incluir entre 7 y 10 artículos en cada número.
Para determinar estas irregularidades, hemos tomado como parámetro de referencia lo que aparece en el documento que recientemente Latindex (uno de los índices más prestigiosos que certifican la calidad académica de las revistas científicas a nivel mundial) ha publicado, titulado “Identificación y tratamiento de revistas espurias en Latindex. Guía para editores”, en su edición de diciembre de 2022, que se puede obtener en el siguiente enlace: https://www.latindex.org/lat/documentos/Revistas_espurias-Guia_para_editores_definitiva.pdf).
Latindex alerta sobre las “prácticas fraudulentas” en las que incurren algunas revistas científicas. A ese respecto dice el documento: “En prevención de algunas malas prácticas editoriales que pueden afectar la credibilidad del conjunto de las publicaciones académicas y perjudicar a la comunidad científica, Latindex ha implantado un sistema de detección que implica un escrutinio más cuidadoso de las revistas. Con este fin se constituyó un Comité que busca identificar revistas de dudosa calidad y definir la política a seguir con aquellas que incurren en prácticas fraudulentas, para asegurar de manera inequívoca la integridad de las publicaciones que se incluyen en el Catálogo 2.0. Así, Latindex advierte “que se reserva el derecho de excluir revistas de dudosa calidad (revistas espurias)”.
Incluimos aquí algunos de los aspectos considerados por la guía de Latindex (tomados de manera textual):
- “El tiempo del proceso de revisión y aceptación de los artículos suscita dudas sobre la calidad de la revisión y hace pensar que la revista no efectúa la revisión por pares que declara”.
- “La revista publica masivamente artículos en un solo número a lo largo del año, o publica varios números especiales al año, como una forma de aumentar la cantidad de artículos publicados y así mostrar una falsa actividad”.
- “La revista publica más números de los que corresponden a su periodicidad declarada”.
Finalmente, los profesores de la Unidad Académica de Antropología ratificamos nuestra preocupación por la buena marcha de la revista Opción, revista adscrita al Departamento de Ciencias Humanas, y que cuenta con 39 años de actividad ininterrumpida, situada siempre en un marco de excelencia académica. Consideramos que las revistas científicas son expresión de la actividad investigativa que se desarrolla tanto en el propio Departamento de Ciencias Humanas, como en todo el ámbito de la Universidad del Zulia, de las universidades venezolanas a lo largo y ancho del país, y del resto de universidades latinoamericanas. Garantizar la continuidad de la revista Opción, enmarcada en los niveles de exigencia de los índices de evaluación internacional, será un paso muy importante en la recuperación de la vida académica institucional de la Universidad del Zulia”.
En el año 2019, según informa Nature (considerada la revista científica más importante del mundo, que se publica desde 1869), en Predatory journals: no definition, no defence, se realizó un encuentro en Ottawa, Canadá, donde participaron 43 académicos y editores de diez países donde acordaron una definición de “publicación depredadora” que pudiera proteger la confianza en las publicaciones científicas. Se necesitaron 12 horas de discusión durante dos días para llegar a una definición de consenso, que resultó ser: “Las revistas y editoriales depredadoras son entidades que priorizan el interés propio a expensas de la erudición y se caracterizan por información falsa o engañosa, desviación de las mejores prácticas editoriales y de publicación, falta de transparencia y/o uso de prácticas de solicitud agresivas e indiscriminadas” (https://blog.scielo.org/es/2021/12/17/las-estafas-mas-recientes-de-las-revistas-depredadoras-o-piratas/).
Todavía no conocemos la redacción de las decisiones tomadas por el Consejo de la Facultad Experimental de Ciencias, ni por la Rectora de LUZ o su Consejo Universitario. Pero es evidente que, de una u otra forma, el informe que en diciembre de 2022 introducimos en el Consejo de Facultad, sobre las irregularidades presentes en la gestión de la revista Opción en el período 2015-2022, ha servido para atraer la atención de los órganos de cogobierno universitario, y se está iniciando un muy importante debate, que debe salirle al paso a las conductas irresponsables y antiacadémicas que han venido tomando cuerpo en algunos escenarios de las universidades venezolanas.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 22 de febrero de 2023.
[i] La comunicación enviada por correo electrónico a una revista de la Universidad de los Andes, en Mérida, dice así: “Estimados editores. Espero se encuentren bien de salud y paz. Soy Sergio Salles, profesor universitario de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y editor de revistas académicas desde 2009. Me gustaría saber si hay interés en establecer una parcería de cooperación para el envío de artículos de autores extranjeros por nuestra empresa, Telos Publicações e Serviços Ltda. Ofrecemos servicios de intermediación para ayudar a los autores extranjeros a publicar en revistas indexadas. Nuestra base de clientes actual incluye autores de Asia, Europa y África, entre los que se encuentran doctores y doctorandos. Ofrecemos a los autores el apoyo necesario para la presentación de sus manuscritos y a las revistas proporcionamos un flujo continuo de artículos de calidad sin costes adicionales, utilizando nuestra propia estructura profesional de marketing. Si su prestigiosa revista está interesada, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Saludos cordiales. Sergio Salles. CEO de Telos Publicações e Serviços Ltda. www.telosjournals.com.br “. Revisando esa dirección web, se puede ver que es una empresa familiar, todos de apellido Salles; probablemente el esposo, la esposa y la hija. Un tremendo negocio montado sobre el manejo irresponsable de supuestos “artículos científicos” que los comercian al mejor postor. La rigurosidad científica de una investigación ha sido sustituida por los “clientes” y el “marketing”, “sin costos adicionales”.