No quiero separar al gobierno fascista de Israel de la locura y sicopatía que le han inoculado a los habitantes de esa nación artificial; Frankestein geopolítico hecho a la medida de los intereses imperiales yanquis en esa importante y rica región del mundo, la península arábiga, para sojuzgar a pueblos y naciones árabes y borrar de la faz de la tierra a la nación y pueblo de Palestina, sea a través de crímenes y genocidios, sea con las expulsiones, el exilio, la diáspora; que riegue y disperse por el mundo a un pueblo maldecido en el nombre de un dios guerrerista inventado por el sionismo.
Está demostrado que los gobernantes del enclave israelí no sólo son sicópatas, sádicos, dementes al ordenar, por ejemplo la criminal Operación Plomo Fundido, con la que arrasaron en Gaza todo vestigio de viviendas, infraestructura, servicios públicos y los incontables crímenes cometidos contra el sufrido pueblo palestino durante aquella salvaje y desigual operación militar. Los bombardeos eran de soldados, los escritos en las bombas eran hechos por niños y niñas israelitas, la indiferencia o el apoyo al genocidio por parte de los habitantes de aquella región usurpada a sus verdaderos dueños, los palestinos, nos hablan de un conjunto humano contagiado de la demencia guerrerista y criminal de sus habitantes, no utilizo a categoría de pueblo porque ningún pueblo es bárbaro y cruel.
Ahora, nuevamente, sale a relucir el odio y la maldad incontenible de aquellos gobernantes y aquel ejército de criminales natos contra el pueblo palestino, al arremeter torpemente, estúpidamente, contra una misión de paz y amor, una cuadrilla de barcos de paz que tan sólo llevaban alimentos, medicinas e insumos para paliar un poco la bárbara y cruel en la que viven los habitantes de ese gigantesco ghetto o campo de concentración que es Gaza.
Una solidaridad humana de activistas políticos de la paz y el amor; barcos que se desplazaban entre las aguas internacionales y se dirigían al mar de Palestina y que fueron abordados por aquel sicariato militar israelí que asesinó a mansalva a cerca de 20 personas e hirió otro tanto. No podían los judíos sionistas permitir un gesto de humanidad hacia sus odiados enemigos los niños, niñas, mujeres y ancianos palestinos.
Ya sería justificado su bárbaro proceder por su embajador ante la ONU, sus aliados y verdaderos amos, los gobernantes norteamericanos bloquearían cualquier intento de condena en el alto organismo internacional, total, si ante la agresión a Palestina no pasó gran cosa, dirán los sionistas, la acción contra los pacifistas europeos fue mil veces menor que aquella, justificarán. Un escándalo más, que pasará pronto.
Pero no es así, los pueblos del mundo se han alzado indignados contra aquel bárbaro y artero asesinato y las movilizaciones deben ir mucho más allá de una condena a lo sucedido. El bárbaro y mil veces criminal gobierno sionista debe ser juzgado por los tribunales internacionales y condenados sus principales líderes. Hay que frenar la línea militarista y guerrerista de Israel, esa nación provocadora que está llevando al mundo al borde de una terrible confrontación, de la mano del imperio yanqui que busca a toda costa salir de la terrible crisis económica que estremece el capitalismo salvaje, con la industria de la guerra.
¡Manos fuera de Palestina! ¡Libertad para los mensajeros de la paz presos en Israel!
(humbertocaracola@gmail.com)