Aquí en Venezuela, en plena revolución bolivariana, planteamos la necesidad de que las normas, todas las que existan deben ser cumplidas por todos, porque es una necesidad para el equilibrio de la sociedad y el bienestar de su gente.
Sabemos los desequilibrios que ocurren, de los desadaptados que incumplen las normas como los que manejan –no conducen- las motos, camionetas, buses y taxis de los llamados patas blancas, el actuar de policías indecentes, de los que venden drogas y de los que trafican armas y muchos otros delitos como los de cuello blanco, es decir, sujetos encaramados en el área financiera, que roban a los propios escuálidos y, de paso, algunos están tan disociados, que se alegran porque su misma gente (o los que se hacen pasar por su gente) los roben.
Es el vino de las contradicciones que suelen beber los disociados y engañados, porque les han golpeado tanto la mente, que no tienen vida y en ese falso discurrir espiritual, que es lo peor, arrastran a sus pobres familias.
Decimos pobres no porque carezcan de dinero, sino porque los disociados ayudan a disociar a sus propias familias, les empobrecen las mentes de manera tal que, no es difícil, entre ellos, encontrarse con personas como esa que estuvo maldiciendo, gritando, de manera descalabrada, cuando supo la intervención del Banco Federal y acusando al gobierno y al propio presidente de ser causante de querer apropiarse del banco, cuando los dueños de esa institución bancaria estaban en una maquinación contra sus propios ahorristas, a quienes iban a dejar en la calle.
Mientras aquí se trata de hacer cumplir la ley, pudimos observar como en el propio “paraíso” de la democracia, una mujer de color era agredida por un policía con sendo puñetazo en la cara por presuntamente infringir la luz roja y, además de eso, el sujeto policial, delante de todo el mundo, se atreve a decir que si lo atacan él responde, cuando fue precisamente él, quien agredió a la dama.
Lo vimos claramente gracias a Walter Martínez con su excelente programa y su juicio periodístico y que nos permite enterarnos de lo que ocurre, realmente, en el mundo sin necesidad de tener que ver a cnn.
Lo seguro de todo es que los venezolanos (especialmente los opositores que sueñan con el país de la fantasía que les venden desde Estados Unidos) deben mirarse en ese espejo de la agresión fascista que existe en ese país. Y deben verse en ese espejo cuando vayan a radicarse en ese país, lo cual sería muy bueno que lo hicieran, para que se den cuenta de cómo es el monstruo por dentro.
¡A limpiar pocetas, porque para eso son latinos, aunque sean blancos y tengan ojos de color!
Sabemos que la derecha estadounidense es altamente fascista y sabe muy bien mover a su extensión en Israel, LA cual es conocida en el mundo, como la perfecta vanguardia de la agresión.
Finalmente, debemos decir que con todo y los errores que podemos tener los latinoamericanos, sentimos un deber ciego por respetar los derechos humanos de las personas, por ayudarlos, por proteger a nuestras sociedades, como es la tarea que la revolución bolivariana realiza en Venezuela en este día, mientras quienes se oponen al socialismo que estamos creando, tienen mucha capacidad para cometer las locuras que pocos imaginan.
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