Y es que uno y un poco de gente, creo que millones, nos la pasamos pensando ¡Hasta cuando la derecha estadounidense va a seguir lanzando bombas y golpes de Estado por todo el mundo! ¡No hay maneras Clodovaldo, que esa gente se quede tranquila!
Es que, verdaderamente, a veces nos queremos tragar el embuste de lo fantástico que es su modo de vida y que venden diariamente en sus películas, pero es imposible porque no hay maneras de tragarse eso de que ellos son los campeones de la libertad y la liga de la justicia con Linterna Verde, la Mujer Maravilla y hasta el Capitán Marvel y el resto de ese coro de supercampeones.
En ocasiones pensamos si es que nosotros los latinoamericanos vivimos en un mundo bizarro o, como dice Galeano, ¿Estamos los latinoamericanos en el mundo al revés? ¿O son los otros quienes nos hacen el mundo al revés para nosotros y para ellos muy derechito o derechista?
A veces pensamos que esto de los golpes de Estado en Latinoamérica es una vieja estrategia de la derecha gringa, para mantenernos ocupados, para que no podamos fortalecer a la Alianza Bolivariana para las Américas, Alba, y para intentar quebrar a Unasur, asunto que vemos difícil, porque sus acciones son tan serias y vehementes, que apenas ocurre algo, sale disparada a trabajar mientras en el aparato se queda la vieja Oea.
Pero el fondo de este asunto es peor, pues la derecha estadounidense no lanzó Mamones en Vietnam, ni Mangos en Yugoslavia, Cotoperíes en Panamá y mucho menos Maníes en Irak y Afganistán, a pesar de que a los gringos les han metido hasta por los ojos la mantequilla de cacahuate.
El problema que tienen los propios ciudadanos estadounidenses –que nada tienen que ver con quienes los gobiernan- es que vienen siendo manipulados desde hace muchísimos años por la derecha fascista de su país, que siempre los ha considerado consumidores y no personas. Y como consumidores que son, los han puesto a consumir mentiras, pues es allí en donde ellos se han especializado en las últimas décadas.
El primer gran embuste a los ciudadanos estadounidenses, presuntamente, se los clavó Benjamín Franklin cuando se le ocurrió decirles que The time is money y allí empezó la gran locura en gringolandia, porque desde entonces no han parado en despanzurrarse unos a otros por el dinero y en despanzurrar a los demás con bombas de los más variados calibres y sus golpes de Estado como el reciente propinado contra Rafael Correa, en Ecuador.
La pasión por el dinero vuelve loca a la derecha fascista estadounidense, a quien poco le importa si deja en la calle a medio país –y más sin son negros, latinos y los pocos indios que quedan- porque ellos, con las fortunas provenientes de sus grandes negocios como los bancarios, la industria de guerra, el transporte, las telecomunicaciones y otras más les bastaría, aunque no es así, porque desde que le han metido el ojo al petróleo en Latinoamérica, especialmente al de Venezuela, así como el gas y la minería clásica, no dejan de seguir ensayando con las personas a quienes insisten en envenenar a través de sus fatales medios de comunicación y con la ayuda de sus cipayos latinos. ¡Dejen de golpear y envenenar a la gente, por Dios!
Lee el siguiente blog: wwwpertinentes.blogspot.com (Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)