1. Contener y destruir a China
Cuanto más insisten Hillary Clinton y Barack Obama en que no tratan de “contener a China”, tanto más les contradice la evidencia de su propia política, entre ella: la campaña de “derechos humanos” por el encarcelado premio nobel de la paz, Liu Xiaobo; el intento de crear un bloque político-militar anti-chino en torno a los conflictos del South China Sea; las tentativas de guerra monetaria y aislamiento de Beijing en la Cumbre del G-20 (Seoul) y los ensayos de una alianza estratégica con Indonesia e India.
La clase política estadounidense disfrutó en 1990 el triunfo de A.F. Kerenski sobre el Partido Comunista de la Unión Soviética. En sus documentos confidenciales afirman que a más tardar en 2025, Tchiang Kai Chek triunfará sobre el Partido Comunista de China. No está sin base su cálculo. Hoy día, alrededor del cincuenta por ciento de la inteligentsia china apoya tal proyecto.
2. El encarcelamiento de Liu Xiaobo y la Carta 08
Detrás del encarcelamiento del premio nobel de la paz, Liu Xiaobo, inteligentemente promovido en lo mediático por el peruano-español Mario Vargas Llosa y el Comité Nobel Noruego del Parlamento Noruego, está la llamada Carta 08, un manifiesto dado a conocer en diciembre de 2008, por unos 300 intelectuales y activistas chinos, quienes piden en diecinueve puntos reformas políticas, derechos humanos y “la democratización” de la República Popular de China. El autor principal es el escritor Liu Xiaobo.
La Carta 08 es reminiscente de la Carta 77 de Checoslovaquia que fue el paradigma ideológico para lograr la “Revolución de Terciopelo” y la instalación presidencial del escritor Vaclav Havel. Havel, el principal autor de la Carta 77, es hoy día, junto con Aznar, uno de los enemigos más feroces de Estados socialistas, como Cuba y China (“régimen tiránico”), y de gobiernos populares como el venezolano. Lo decisivo no es, sin embargo, el eventual carácter reaccionario de los intelectuales que escribieron y promueven la Carta 08, sino el carácter político del documento. Su contenido clasista es la resurrección de un régimen capitalista neoliberal, con superestructura parlamentaria y multipartidismo burgués.
3. Todo el poder a la burguesía
El punto 14
de la Carta, “Protección de la propiedad personal”, demanda que
se debe “establecer y proteger el derecho a la propiedad personal
y promover un sistema económico de mercado libre y honesto. Debemos
abolir los monopolios gubernamentales sobre el comercio y la industria,
y garantizar la libertad de crear nuevas empresas. Debemos crear un
Comité de empresas de Estado, responsable ante el Parlamento, que supervisará
la transferencia de la propiedad del Estado hacia el sector privado
de un modo honesto, competencial y ordenado. Debemos poner en marcha
una reforma agraria que favorezca la propiedad privada de la tierra,
que garantice el derecho de comprar y vender la tierra y permita, al
verdadero valor de la propiedad privada reflejarse en el mercado.”
La Democracia
debe ser “una democracia parlamentaria”, por lo tanto, regida por
múltiples partidos políticos. Esto significa el fin del papel conductor
y del monopolio político del Partido Comunista Chino (PCC), “aboliendo
todos los Comités políticos y legales que permitan hoy a los altos
cargos del Partido Comunista decidir acerca de todas las cuestiones
sensibles fuera del marco judicial”. Los militares, a su vez, “deben
prestar juramento a la constitución” y “permanecer neutrales”.
4. La respuesta de China y el peligro para la Patria Grande
Es manifiesto que la Carta 08 pretende abolir el orden político existente de China. Es, por lo tanto, anticonstitucional y subversiva. El gobierno chino ha respondido a esa amenaza con la fuerza de la ley, con argumentos y con su poder económico-político. Ha prohibido a dos prominentes activistas de derechos humanos chinos, a participar en la ceremonia de entrega del premio nobel, el 10 de diciembre en Oslo; ha explicado dentro de China a la población que la entrega del premio nobel a Liu Xiaobo es una maniobra de la Nueva Guerra Fría Asiática (NGFA) de Obama/Clinton, y que muchas de las demandas (medio ambiente, combate a la corrupción, igualdad ciudad-campo, etc.) son parte de la política propia del gobierno; finalmente, ha advertido internacionalmente a los gobiernos burgueses de no fomentar el circo de Oslo o “sufrir las consecuencias” (Cui Tiankai, Subsecretario de Relaciones Exteriores).
El gobierno chino enfrentó al imperialismo de Washington también ante la Cumbre del G-20, bajando la calidad crediticia (credit rating) de Washington, debido a la “decreciente capacidad de Estados Unidos de repagar sus deudas” y los “serios defectos en su modelo de desarrollo económico y management”. Son respuestas dignas y necesarias para mantener al peligroso complejo militar-industrial estadounidense a raya. Lamentablemente, Cuba y Venezuela no pueden defenderse de la misma manera de la Nueva Guerra Fría, que con el triunfo del fundamentalismo republicano pronto se sentirá en el hemisferio occidental. El nuevo poder de la mafia cubana (Dip. Ileana Ross-Lethinen), y el crecido peso de la reaccionaria imperial Hillary Clinton, avisan tiempos extremadamente difíciles para los gobiernos populares de América Latina. Habrá que ver hasta donde China está dispuesto a apoyarlos, ante la creciente presión de Washington.
5. Just a joke
It is just a joke, caracterizó recientemente Noam Chomsky al premio nobel de la paz: “no es más que un chiste de mal gusto”. Y tiene toda la razón. Esperamos, que la Izquierda mundial entienda ese “dirty joke” y que no se adhiera a los payasos escandinavos de la Nueva Guerra Fría de Obama-Clinton: peones del Complejo Militar-Industrial estadounidense. El gobierno chino, mientras, tendrá que desarrollar la democracia participativa y la economía de equivalencias del postcapitalismo, como único blindaje duradero contra ese tipo de subversión de Occidente.
Tendrá que crear, en una palabra, la infranqueable Muralla China del Socialismo del Siglo XXI.