1902-1903, gobierno de Cipriano Castro: Apoyo al bloqueo europeo por cobro de deudas. 1908: Ruptura de relaciones, maquinación del golpe del compadre Gómez y sostén de su brutal tiranía. 1945-1948: Derrocamientos de los presidentes Isaías Medina y Rómulo Gallegos, lo cual desembocaría en la dictadura de Pérez Jiménez, década de terror, latrocinio y entrega al dominio imperial, y en el cuadragenio adecopeyano, que en todos esos aspectos dejaría en pañales a su antecesor. 2000: Plan Colombia, instrumentado contra todo intento de independencia en la zona. 2001 hasta hoy: Hostilidad y acoso contra la Revolución Bolivariana. 2008-2009: La IV Flota en el Caribe y siete bases militares en la vecindad, para remachar la amenaza.
Con Gómez se inician: Apoderamiento del petróleo a precios viles; quema del gas en los mechurrios; saqueo del hierro y otros recursos naturales; penetración en la incipiente industria y control esencial del comercio; liquidación de los ferrocarriles para imponer el automóvil, más costoso como medio de carga y transporte, pero mucho más sustancioso para las ganancias de los consorcios.
A lo largo del s. XX: Manejo de la oligarquía y de sus gobiernos, políticos, militares, policías y medios desnacionalizados. Avasallamiento cultural. Conversión de Venezuela en semicolonia y, durante la “guerra fría”, en peón pugnaz al servicio del imperio. A fines de la IV R se pretende la privatización de Pdvsa, y más aún, el fin de la reserva venezolana del subsuelo, lo cual equivaldría a una segunda muerte del Libertador.
Y en eso, como Fidel, llegó Chávez. Significó para la voracidad imperial pérdidas enormes en lo político y lo económico, adiós al petróleo y las materias primas semirregaladas, disminución de la influencia cultural, salida de la Misión Militar, la Dea y otras agencias de intervención; y para nuestro pueblo, encuentro con un líder de excepción, recuperación de una Fuerza Armada patriótica, respeto del espacio aéreo y marítimo, puesta en evidencia de los minisantanderes, restauración del sentido de patria y del amor a Bolívar, empoderamiento para rescatar su soberanía y orientar su busca de la mayor suma de felicidad posible.
Y sobre todo, el ejemplo: Un pueblo acometiendo un proceso de liberación de manera pacífica y democrática, la política bolivariana de unidad nuestramericana desplegándose, la conciencia antimperialista y anticapitalista creciendo. Chávez se convierte en el principal enemigo al lado de Fidel.
La repuesta del imperio: Destruir a Chávez y el proceso revolucionario. Empieza así la actividad de financiamiento, organización y dirección de la acción política de los desplazados furibundos, que renuncian a toda ética patriótica. Satanización, paros, golpe militar, golpe petrolero, guarimbas, tanteo del magnicidio, manitas blancas, negación de todo, apoteosis de la mentira.
Golpe de abril: Venida de expertos golpistas como agregados militares y de Charles Shapiro como embajador; viajes de políticos y militares de Caracas a Washington y a Madrid, con su gobierno pro yanqui comprometido hasta los tuétanos y un embajador nuestro a su servicio; Carmona recibe la bendición imperial y se manda a confeccionar la banda de presidente; los militares made in USA James Rodgers y Ronald MC Cammon se mueven en Fuerte Tiuna (testimonio del general García Carneiro) durante el desarrollo del golpe; se detectan piezas de guerra gringas en posiciones de intervención: dos helicópteros en Maiquetía, tres naves en aguas territoriales y un avión en La Orchila; los primeros felicitadores son los embajadores de EEUU y España. Todo un aquelarre.
Ante semejante acopio de hechos, ¿cómo puede haber duda sobre la justeza de las decisiones de nuestro Gobierno?