General Rangel, dado el alto compromiso patrio que el Presidente Hugo Chávez le confió, seguro aceptado a conciencia de toda la responsabilidad histórica que significa su asunción como Ministro del P.P. para la Defensa, asumiendo que usted o sus colaboradores conocerán de este escrito, me permito exponerle la presente reflexión.
En la etapa actual del proceso revolucionario se están presentando unas situaciones bastantes complejas, tan, o tal vez mas, complicadas que las vividas en los años 2002-03, cuando en aquel entonces, los enemigos, internos y de afuera, arreciaron contra el Comandante, la Patria y el Pueblo, entendidos civiles y militares, con todas las herramientas de su poder; claro, afortunadamente aquellos no tomaron en cuenta que había una combinación casi perfecta entre los tres factores de la Revolución Bolivariana, ya que el 13 de abril, se les dio la correcta y contundente respuesta.
Hoy, ante las mas diversas situaciones de adversidad vividas, magnificadas y convertidas en acechanza, los enemigos arrecian contra nuestra revolución; lamentablemente nos consiguen por una parte en una dispersión delicada de nuestras fuerzas, sobre todo, en la fuerza del pueblo que en abril 2002, dijo a los enemigos del pueblo que no pasarán y no pasaron, por otro lado, con unos intereses extranjeros mejor definidos y con mayor disposición de fuerza para actuar.
Entiendo que la dispersión en nuestro proceso está fundamentalmente entre los civiles, esto, pienso, se debe al cúmulo de intereses mezquinos que han aparecido en los últimos años, lo que nos ha venido llevando a desmovilizarnos y dejar espacios políticos que han sido ocupado por los antipatria, tales como una parte importante de los curules de la Asamblea Nacional, gobernaciones estratégicas y alcaldías, que sin la posibilidad de esconderlo, viene mermando nuestra votación en los últimos procesos electorales. Ahora, siendo parte de lo más grave, es que al hacer los señalamientos críticos en nuestras filas, tratando de ubicar a los responsables de esas situaciones negativas, se presentan dos posiciones encontradas. Por una parte, están quienes teniendo mayor responsabilidad por delegación del Comandante Chávez, lejos de asumir autocríticamente y enmendar los errores cometidos o permitidos, los eluden con justificaciones increíbles, alegando entre otras, una supuesta falta de disciplina de la militancia en el cumplimiento de las tareas electorales, cuando ellos, irreflexivamente no fueron ni son capaces de reforzar ni estimular con ejemplos propios, el esfuerzo del Presidente en cada elección.
Por otro lado está el descontento, convertido en grado sumo hacia una perjudicial desconfianza en una buena parte de esa misma militancia llana, cuando esta, de manera oportuna y con todas sus razones en los diferentes escenarios, arengada en los llamados y orientaciones del Presidente tras las R, las líneas estratégicas, la conformación del PSUV y ahora el GPP., ha sido desoída en las críticas hechas para que se evitara la reiteración de los errores y vicios, y lejos de amainar la desconfianza, se profundiza para perfilarse como un peligro inminente.
General Silva, ante el aspecto de la desconfianza presente entre la militancia chavista, viene apareciendo la sombra de la división entre grupos de poder, quienes, al no encontrarse, o al menos no vislumbrarse, una referencia de liderazgo nacional distinto al Comandante Chávez, que recoja y convierta en positivo los vestigios de las pugnas solapadas, se asoman o proyectan desde adentro y se estimulan desde afuera de la revolución, con fines inconfesables.
Esto me permite señalarle que, a mi juicio y con toda responsabilidad lo digo, además de la responsabilidad institucional y el compromiso moral que tiene, así como por los señalamientos malsanos que hacen los enemigos de la Patria, sobre su conducta de fidelidad y lealtad con el Comandante y por su manifiesta convicción en la necesaria continuidad de nuestra revolución, su persona se ha convertido en una legítima referencia unificadora de la fuerza chavista y popular, porque no hay funcionario actual, después del Presidente Chávez, como usted, que haya recibido los mas brutales ataques mediáticos y amenazas del imperio y sus lacayos internos, por supuesto, ellos, sabiendo interpretar el sentimiento del Pueblo que ya lo ha oído y visto, concluyen en que no deben darse el lujo de que haya otro Majadero andando en nuestra Patria.
La espada de Bolívar, también está en sus manos, como Pueblo vamos a empuñarla juntos.
La unidad es revolucionaria, no nos la dejemos arrebatar!
Luchar hasta Vencer!
gusclaret@hotmail.com
(*) Abg.
Valencia - Carabobo