El chavismo, la doctrina Monroe y América Latina

La realidad geopolítica de América Latina ve envuelta esa realidad en toda su geografía americana desde el estrecho de Bering hasta el estrecho de Magallanes tanto en el ámbito de su geografía física como en los mares que bañan sus costas en el Atlántico, Pacífico y el Caribe lo que nos obligaría a analizar esos escenarios geopolíticos conjuntamente con los escenarios geoestratégicos según sub-conjuntos previamente decididos. En ese orden, el estrecho de Bering, además de ser conocido como zona de tránsito de migraciones siberianas que en tiempos de sequía en lugar movilizarse hacia el occidente del continente asiático, decidieron (vaya usted a saber las razones) traspasar el estrecho en mención y migrar a tierras supuestamente inhóspitas que, posteriormente, fueron denominadas como América. En conociendo de sus inquietudes intelectuales, lectores (nos referimos a los chavistas), nos permitimos referir dos (2) textos sobre los habitantes y migraciones de las Siberias; el primero de ellos, “The barbarians of Asia” (Stuart Legg. Barnes & Nobles books. New York, pp. 350); el segundo texto: “La búsqueda de un reino imaginario. La leyenda del Preste Juan” (L.N. Gumilev. Crítica. Barcelona, pp. 467).

En ese orden, no solo es necesario seguir profundizando en el conocimiento de las realidades en los tiempos históricos de nuestros “pueblos originarios” cuando nos referimos a los estudios y sus expresiones sociales globales (incluidas las políticas) al sur del río Bravo sino, al tiempo y en necesidad ética, establecer canales permanentes de comunicación con los pueblos originarios al norte del río Bravo buscando conocer sus similitudes y diferencias antropológicas. En ese orden interesante resulta el texto de Álvaro del Portillo: “Descubrimientos y exploraciones en las costas de California, 1532-1650” (Ediciones RIAL, S.A. Madrid, pp. 540).

En ese orden de ideas, la propuesta geopolítica y geoestratégica, para su desarrollo, de José Vicente Rangel: “nueva política Obama” podría implicar una reformulación obligada de la “Doctrina Monroe” más ampliada a la original y adaptada a los tiempos geopolíticos actuales con respecto, específicamente, a nuestra América como un todo continental-político. Es decir, frente a las nuevas realidades políticas que se están manifestando e impulsando desde gobiernos al sur del río Bravo como la UNASUR, el ALBA y la CELAC en sus praxis actuales y sus lógicos desarrollos frente a las realidades objetivas de crisis estructural del sistema capitalista y las objetivas realidades geo-económicas de los países al sur del río Bravo, es de toda lógica imperialista que Washington se haya propuesto una reingeniería total, profunda y objetiva de la “Doctrina Monroe” en tanto y cuanto ella se refiera a las actuales y futuras realidades de la América Latina incluyendo tanto Centroamérica como las naciones de El Caribe.

La “nueva política Obama” va más allá de la doctrina estadounidense-imperialista referida en su originalidad porque busca involucrar ambas costas americanas (léase: la atlántica y la del Pacífico) tanto en la unidad trans-Atlántica con la Comunidad Europea como con las actuales realidades en la región del Asia y el Pacífico. Con respecto a la región del Atlántico, los EEUU de América y su par (léase: Gran Bretaña) necesitan controlar, además de El Caribe, las regiones acuáticas por debajo del Trópico de Cáncer hasta Las Malvinas por aquello del tránsito de mercaderías y materias primas además de buscar el control absoluto de las costas occidentales del África particularmente aquellas regiones con reservas importantes de crudo (léase: Nigeria y Angola).

En ese orden de ideas, cuando nos vamos al mapa de la América conocemos los países americanos con costas sobre el Pacífico; tenemos para su mención a México, Costa Rica, Panamá, Colombia y Chile con gobiernos, evidentemente, de derechas y, curiosamente, aunque no niegan sus adhesiones a Washington, son gobiernos más cercanos a la ODCA que a ese sub-conjunto ideológico de las derechas anglo-sajonas-luteranas-yanquis. A ellos se adicionarían El Salvador, Honduras y Perú donde los gobiernos “pululan en profundas aguas de contradicciones ideológicas”. Si analizamos con detalle podemos alcanzar el conocimiento sobre las relaciones-intereses militares de Washington con aquellos gobiernos de derechas arriba referidos en las particularidades de sus cooperaciones navales, particularmente, la utilización de puertos para uso militar de gran calado para buques de guerra y, quizás, hasta de submarinos nucleares. ¿Entraría en contradicción estas alianzas con las aprobadas en el seno de la UNASUR?

De nuevo, regresemos a Obama y su interés por la región de Asia y el Pacífico y cómo y porqué de su relación con países latinoamericanos que se ven involucrados en tamaña geopolítica cuando, en la actualidad, esos gobiernos de derechas están “tocan las puertas” de la Nueva Ciudad Prohibida en Beijing para “encarentoñar” a sus inquilinos ofreciendo “puertas abiertas” para las “inversiones chinas de mutuo beneficio” en sus respectivos países con costas sobre los mares inquietos del Pacífico. Cuidado! Los chinos tienen cinco (5) mil años de Historia y ya a finales del siglo XIX, un mandarín diseñó una política internacional donde América Latina tenía sus espacios definidos geoestratégicamente. Salir con “las tablas en la cabeza” en política internacional es un error que se paga con años de conflictos. Pero, en fin, cada país tiene sus derechos adquiridos y sus sociedades sabrán guiar a sus gobernantes cuando ello sea requerido.

En esos escenarios, la mesa está servida pero ¿qué tiene que ver la CELAC con ese escenario arriba propuesto para su discusión permanente?

Nos consideramos no solo la importancia que tiene para Washington de la permanencia en el tiempo de la “Doctrina Monroe” como política de Estado estadounidense sino su “post-modernidad” adaptándola a las actuales realidades geopolíticas internacionales más cuando el sistema capitalista ha entrado, más que “su crisis”, en “su caos permanente” porque las crisis se han acortado en los tiempos históricos pretéritos, presente y, probablemente, a futuro profundizándose en la causalidad crítica de sus paradigmas; es decir, la inestabilidad del sistema capitalista ha alcanzado a las propias estructuras cuales sustentan a la globalidad de la economía internacional y a esa antropología sociológica del propio sistema en lo que hemos permitido calificar como la “fase superior” del “imperialismo”. Ello nos obliga a inquirirnos sí ¿servirá y permitirá la reingeniería del sistema capitalista prolongarse en los tiempos a venir y/o dicha crisis-caos produciría la “caída del Imperio de los Padres Fundadores” y la restructuración del escenario internacional; es decir, estamos en el reflejo de la geopolítica internacional-imperialista que se desarrolló durante todo el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX? Y obligado preguntarnos sí ¿este proceso de reingeniería del sistema capitalista permitiría a las tesis socialistas ir incidiendo en objetivas y necesarias praxis en las políticas estructurales y super-estructurales imponiendo políticas socio-humanistas (léase: praxis económico-sociales chavistas)?

¿Cómo se expresaría la post-modernidad en la Doctrina Monroe? Como hemos conocido Washington ha activado la 4ta Flota consolidando acuerdos para utilización de puertos para uso militar en el Caribe, ha diseñado una política militar-geoestratégica que le permita la utilización como “cabeza de playa” de algún país sobre el Caribe para su “asalto a África”, la defensa del sur del Atlántico y el “control absoluto” de las rutas comerciales no solo en el Caribe sino en el Atlántico. Esa doctrina busca alcanzar acuerdos militares de dependencia tecnológica con Brasil (aunque pareciera que Río ha asumido su rol como potencia regional) vista sus “debilidades geopolíticas, geoestratégicas y militares” en las costas orientales del sur de América del Sur. Es de alta importancia tener permanentemente presente la alianza estructural de los EEUU de América con la Gran Bretaña.

En ese escenario es de fácil demostración que el Comandante-Presidente, Hugo Rafael Chávez Frías, y el chavismo son dos paradigmas que se oponen a la reingeniería de la “Doctrina Monroe”, según Washington. Es decir, el liderazgo evidente y comprobable de Chávez Frías a lo interno de Venezuela es un factor de “contradicción profunda” con el liderazgo que ha ejercido Washington a través de sus acólitos locales en las conciencias venezolanas mayameras criollas.

El “fenómeno chavista” es una realidad tanto interna venezolana como allende las fronteras. Se ha convertido en un ideario-referencia que rescata las dignidades sociológicas de los invisibilizados. Ha desarrollado políticas ideológicas que “golpean” los fundamentos del mayamerismo latinoamericano trasladando sus aspiraciones hacia nacionalismos con objetivos de desarrollo estructural sociológico-antropológico-histórico vis a vis las propuestas vacías de y para una sociedad consumista sin negar por parte de los invisibilizados de la utilización y disfrute de tecnologías de punta que han permitido expandir y desarrollar el “inconsciente colectivo-telúrico-histórico” latinoamericano. Es decir, dos modelos socio-económicos, históricos y en el campo de las ideas están “mirándose frente a frente” viendo el futuro americano desde “aceras opuestas”.

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Miguel Ángel del Pozo


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