La diplomacia capitalista lleva siempre una flor de ética en la solapa de su vestido, pero detrás de la solapa van los marines y los cañones a custodiarla y garantizarle expansionismo, materias primas y libertades mutiladas de pueblos casi enteros. Por supuesto, que el camarada Chávez no debe ser santo de devoción para el Gobierno estadounidense como Obama no debe serlo para los pueblos y revolucionarios del planeta.
En los momentos difíciles que viven los personajes más importantes de la historia en su tiempo y, especialmente, cuando se trata de la salud (como es el caso del camarada Chávez) desde la Casa Blanca se dicen palabras que ni siquiera los inocentes las creen por la alta dosis de insinceridad que contienen. El imperialismo dice tantas mentiras que por mentiroso sus palabras suelen pronunciarse a sabiendas que ya antes está determinado renunciar a ellas. Claro, la diplomacia capitalista da para todo, para muchas mentiras, pocas verdades a medias y alguna que otra verdad, y ésta siempre resulta la de menor importancia.
La señora Victoria Nuland, vocera del Departamento de Estado y como si en efecto le preocupara la salud del camarada Chávez en el sentido de mejoría o saneamiento, le deseó “una rápida recuperración”. Allí está la flor de ética en la solapa. Pero, para que no haya equívoco alguno de la verdadera intención política del imperialismo, la misma señora, pensando en la sucesión de la Presidencia de la República de Venezuela, agregó: “deber seguirse términos de la Constitución venezolana”. Antes que ella, eso lo dijo el camarada Chávez la noche del sábado 8 de diciembre, por lo cual se vuelve una sandez repetirlo por una boca imperialista que todo el mundo entiende no como preocupación sincera sino como amenaza. Y esa amenaza se evidencia en las siguientes palabras igualmente pronunciadas por la vocera del imperialismo estadounidense cuando dijo: “Observamos los acontecimientos con detalle”.
La señora y vocera imperialista no podía dejar una prueba contundente del intervencionismo de su Gobierno en los asuntos internos de Venezuela y, además con mucha claridad, expuso el destino que quieren para la vida política de los venezolanos y venezolanas. Si alguien no lo quiere creer, sencillamente, debe leer a velocidad del rayo el siguiente párrafo: “si, constitucionalmente, fuese necesarria una elección nuestra expectativa es que se lleve a cabo de manerra pacífica, incluyente, libre y en un campo de juego equilibrado que ofrezca una oportunidad a Venezuela de demostrar su compromiso con la democracia representativa". Subrayo el término “representativa” porque los imperialistas le huyen despavoridos a la democracia participativa. ¿Acaso el Presidente de Estados Unidos lo elige el pueblo estadounidense de manera directa o un colegio electoral?
Para cualquier ser humano, sin necesidad de darle uso extensivo al sentido común, es facilísimo descubrir que al Gobierno de Estados Unidos le importa un pito la salud del camarada Chávez, que no desean salga ileso de este duro trance médico o científico en que se halla, que más bien desea –mínimo- quede incapacitado para seguir ejerciendo la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. El Gobierno de Estados Unidos jura y perjura que si Chávez se muere con sus restos marcha –al son de cánticos fúnebres- también todo el Proceso Bolivariano de manera directa a la sepultura de donde no puede haber resurrección posible.
Qué distinto han sido y son las expresiones populares en el mundo por la salud del camarada Chávez. Están llenas de fe, de amor, de sueño, de esperanza, de dios sol, de diosa luna, de estrellas musas y de luceros encantados. Millones de millones de personas rezan, oran, predican, elevan plegarias al Cielo, exigen a Dios que con sus manos todopoderosas sane al camarada Chávez como una prueba de que está con los pueblos, con los explotados, con los oprimidos, con los condenados de la Tierra, con los descamisados pero, al mismo tiempo, con toda esa población que anhela, clama, piensa y lucha por su emancipación social.
Pues, en mi caso, no voy a rezar, no voy a orar, no voy a elevar plegarias al Cielo. Mi creencia marxista no me lo permite aunque aplaudo y admiro a quienes sí lo hagan. Sencillamente me limito a expresar lo siguiente: Creo en el poder de la ciencia y de la tecnología; creo en el vasto conocimiento de los científicos; creo que todos los médicos que están ocupados de la salud del camarada Chávez los guía un gran sentimiento de amor y un conjunto de conocimientos y experiencias por alargarle la vida, por reducirle –si ello se puede decir- a la mínima expresión el peligro de muerte dentro de su cuerpo. Y también creo en que el camarada Chávez tiene una enorme fuerza de voluntad y de conciencia para saber enfrentar sus retos y poner énfasis en una práctica que le mejore su salud. La inmensa mayoría del pueblo de Venezuela –en lo particular- como la inmensa mayoría de los pueblos del mundo –en lo general- hacen fuerza espiritual para fortalecer el estado de ánimo del camarada Chávez para que más viva y más luche por su ideal bolivariano.
Por eso, en este difícil momento o trance que padece el camarada Chávez y que repercute como trance para la mayoría del pueblo venezolano, no podemos sino mantener sólidamente la confianza en que regresará en condiciones físicas y mentales aptas para continuar al frente del Gobierno y del Proceso Bolivariano. Sencillamente, entiéndalo camarada Chávez: no es tiempo para que usted muera, sino para que viva… ¡Es necesario vencer y vencer es vivir!