Esa declaración de guerra, tempranera, del representante del gobierno norteamericano en Venezuela, de Capriles, dibuja la estrategia para el país. El posicionamiento del traidor pasa por el hecho de que sus seguidores le vean como opción política real: como manifiesto retador.
La estrategia imperial de convertir a todos los países del norte, centro y sur América en un país continente, llamado Estados Unidos de América, cuyo gobierno esté en Washington define lo que está ocurriendo en todos los países de la región. La salida de la escena política de nuestro querido comandante Chávez es parte de la estrategia de hacernos claudicar. Como lo es también la designación de un Papa reaccionario con conocimiento de la región, que viene a exigir sumisión ante el imperio norteamericano: que viene a minar la fe con traición y terror religioso. De esto tenemos un rosario con los políticos de la iglesia imperialistas, Cardenal Urosa Sabino y Monseñor Balzar Porras
La campaña electoral no comenzó el 5 de marzo con el fallecimiento del comandante; sino en diciembre de 2012 o mucho antes, con el especulación inusitada de dólares, el desenfreno de la delincuencia y la escalda en el trafico y consumo de drogas. La estrategia imperial es muy sencilla aterrorizar y paralizar a la clase trabajadora para distanciarla del proceso bolivariano e inclusive ponerla en su contra. Instrumentos imperiales como el endeudamiento del país, el debilitamiento de sus principales industrias generadoras de dólares, el manejo de los inventarios de alimentos y de bienes y servicios importados; así como, la especulación de precios tienen por objeto detonar crisis sociales en la que se confronte el discurso revolucionario socialista y bolivariano con una realidad de hambre y desesperación impulsada por la burguesía y el imperio con saldo político para el candidato traidor.
A la tercera va la vencida, los asesores militares del candidato de la traición saben, sin triunfalismo, que las elecciones del próximo 14 de abril tienen un triunfador, nuestro candidato Nicolás Maduro. De allí que utilicen esa victoria para arreciar la campaña desestabilizadora contra el estómago del pueblo: contra su corazón. Muchos Funcionarios y trabajadores que hoy ocultan su falta de lealtad de clase se pasarán sin parpadear a las filas de la traición. La mezcla de hambre y delincuencia con argumentos de ilegitimidad y falta de gobernabilidad serán el cóctel molotov del imperio. La traición se ocultará tras la ineficiencia e incapacidad del alto gobierno, con el agravante de que será difícil acusar de esta terrible acción a quienes hemos visto jurar una y mil veces lealtad. De darse un referéndum y/o otras elecciones en estas condiciones el candidato de la traición cambiará nuestra soberanía venezolana por ciudadanía norteamericana. Seremos otros puertorriqueños sin patria; ejemplo para el resto de los pueblos de latinoamérica y el mundo.
Nicolás, la cosa es contigo. El legado del comandante Chávez fue promover el ideario socialista y patriótico mediante una política de distribución de recursos del Estado hacia todas las clase sociales que le dio viabilidad política (gobernabilidad) a su gobierno. Este reto también lo tienes tu. Con la diferencia de que el gobierno norteamericano está dispuesto a quitarte los recursos; porque pretende profundizar su estrategia de integración imperial. Va a realizar todo lo posible por frustrar las acciones del gobierno bolivariano. Ya con el Comandante Chávez la agresión virulenta contra el pueblo era una realidad; ahora con el gobierno de camarada Maduro se va a profundizar. Hoy, el gobierno tiene un importante capital político que le da gobernabilidad; pero, las deficiencias notables en el plano económico con poco desarrollo endógeno y la mala gestión del gobierno para ofrecer bienes y servicios son pilares en nuestra contraofensiva que no se pueden esconder. No es solo dar empleo a la clase trabajadora se requiere producir para el pueblo. El imperio tiene sus garras arteras en la yugular de nuestros ingresos y en el endeudamiento de nuestro Estado. Si nos dormimos no habrá suficientes dólares para mantenernos. Grecia es un triste espejo donde debemos vernos. Todos somos Chavistas cuando hay real; pero, ¿cuántos los seremos cuando la circunstancias, como ahora, nos lo exija?
El ataque del imperio es económico (deuda externa, especulación y corrupción cambiaria). Este ataque tiene como objeto comerse el salario del trabajador y las reservas del Estado. De allí que el balance económico debe cambiar. Se requiere que la importación se haga de manera selectiva y lo estrictamente necesario (totalmente automatizada): pero, lo principal se requiere producir en el país. Estas medidas podrían tener un saldo político poco favorable en el capital político de Maduro; pero si esta política se acompaña con una agresiva estrategia contra la especulación y el acaparamiento dicho saldo se revertiría en positivo con la incorporación del pueblo a la producción.
Ya lo proponía el comandante Chávez el 20 de Octubre de 2012, poco después de nuestro triunfo electoral, en el primer consejo de ministros de este nuevo ciclo. En ese consejo de ministros insistía que hay que multiplicar la eficiencia administrativa del Estado; de allí su ejercicio sano de la crítica y la autocrítica. Hay que mejorar el sistema educativo, brindando mas cobertura y alimentación para nuestros niños; pero, principalmente mejorando la calidad del docente: comprometiéndolos con el país. Sí, es verdad hay que mejorar sueldos; pero, hay que exigir mas de la supervisión, mas definición de metas, más trato humanitario. Apretemos la eficiencia en la agricultura, la industria, la infraestructura y los servicios; desaparezcamos la demagogia y la mentira: esto solo beneficia a la contrarrevolución. Las empresas del Estado deben dedicarse a producir a su máxima capacidad, la agricultura a producir alimentación para mantener a este pueblo en el transito de esta guerra, la infraestructura a construir carreteras, puentes, edificios y casas: no nos podemos dar el lujo de fracasar. Fracasar es morir y traicionar a nuestros pueblos latinoamericanos.
En el control y el seguimiento está el socialismo y la patria; pero, también está el diablo imperial, que oliendo a azufre, pretende alterar el rumbo del socialismo al desviar el camino por falta de seguimiento y control para corregir.
Mejorando la gestión del Gobierno se apalanca el capital político. Maduro debe estar claro que por encima de la amistad está el país. Se requiere mucha eficacia política; pero sin la eficiencia de gestión y la eficiencia económica, que promueva un desarrollo socialista, será difícil avanzar. Las grandes Misiones siguen esta ruta. Nicolás, la cosa es contra la clase trabajadora y campesina de América, el imperialismo se la tiene jurada. De allí que requerimos una vanguardia de altura, que sepa asumir el reto de la revolución como lo hizo comandante Chávez. Nadie dijo que era fácil pero al que le toca le toca: la historia nos juzgará a cada quien en nuestros puestos de batalla. Chávez Vive y la Lucha Sigue. Viviremos y Venceremos, que viva el socialismo, Carajo.
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