Caracas, 14 Sep. ABN.- La humanidad asistió esperanzada hace 60 años al nacimiento de las Naciones Unidas cuando al finalizar la II Guerra mundial, conflicto que costó la vida a mas de 55 millones de personas, se pensó ilusamente que llevaría al mundo a una era de paz, olvidando que EEUU, herederos del fascismo derrotado, haría de la ONU un instrumento de su proyecto de dominación mundial, continuación del nuevo orden que soñó Hitler.
La paz se convirtió en una utopía y los jinetes apocalípticos de la muerte y de la guerra siguieron cabalgando por el mundo como siempre, inicialmente en Corea y en Vietnam, con la venia de una ONU condescendiente y manipulada, aún más sumisa al nuevo imperio tras la desaparición de la URSS que frenó por algún tiempo su ambición, y desde entonces han lanzado impunemente nuevos genocidios y masacres en Yugoslavia, Irak, Afganistán y en otros pueblos alrededor del mundo.
Sin embargo, en vista de que no ha alcanzado plenamente su objetivo con el uso de la fuerza debido a la férrea resistencia de algunos pueblos agredidos que le han inflingido graves derrotas políticas y militares, EEUU está desarrollando un tipo de guerra de nueva generación, tan letal como las contiendas convencionales, pero más perversa aún por lo sutil y diabólico de su estrategia, orientada a dominar finalmente al mundo sin mayores costos en vidas y armas, mediante un total dominio sobre la ONU.
Para ello, Washington ha hecho uso obsceno de la diplomacia aprovechando, entre otras cosas, su condición de principal contribuyendo al presupuesto de la ONU (22%), practicando chantaje individual y colectivo para preservar privilegios hoy caducos como el veto, y peor aún, una serie de reformas orientadas a robar la soberanía de los estados para poder intervenir militarmente en aquellos que se opongan a su planes de dominación planetaria.
Es en ese escenario de confrontación entre el presente y el futuro de la humanidad, que hoy tiene lugar en Nueva York, en el mismo corazón del imperio, la LX Asamblea General de la organización mundial, testigo de una histórica lucha entre Estados Unidos y los pueblos que rechazan el contenido de un proyecto de reestructuración de la ONU, orientada a abrir el camino que conduce a la imposición de su macabro plan.
Cuando todavía lleva en su conciencia el más reciente de sus crímenes, como fue la invasión de Irak, ilegal acción con la que humilló a la ONU e ignoró el derecho internacional, Estados Unidos pretende, sin ninguna autoridad moral, erigirse cínicamente como defensor de la libertad, la democracia y los derechos humanos, y entonces apoya recomendaciones que favorecen su agenda intervencionista, "introducidas" en el proyecto que finalmente logró estructurar con la anuencia de altos funcionarios de la organización y el apoyo de gobiernos "débiles".
Aprobado en la noche de este martes, el documento en que, de acuerdo con sus promotores "se fijan las bases para una futura reforma de las Naciones Unidas", busca su adopción como declaración final de la cumbre, con el beneplácito del equipo imperial, cuyas presiones y amenazas evocan las palabras de Bush Jr., cuando soberbio y prepotente advirtió en 2003 que la ONU se convertiría en algo irrelevante si no apoyaba la guerra contra Irak.
Sólo la dignidad y el valor de los representantes de algunos gobiernos y pueblos que se alzaron esa noche como voces clamando en el desierto, al protestar y rechazar, como lo hicieron Cuba y Venezuela, la imposición de un proyecto aprobado bajo el manto del chantaje, que no obstante antes de convertirse en declaración final deberá ser aceptada por la mayoría en la Asamblea, permite que Washington aún no puede cantar victoria, ya que aún quedan otras voces dignas por manifestarse en su contra.
Frente al proyecto que margina o soslaya la mayoría de los planteamientos de las naciones en vías de desarrollo que reclaman urgentemente soluciones para un mundo donde prevalecen la pobreza, el hambre, la ignorancia y las enfermedades que matan a millones, y que exigen simultáneamente la defensa de la soberanías de los etados, el Gbierno de Venezuela ha expresado su total y enérgico rechazo al mismo.
En declaraciones ofrecidas aún antes de someterlo a consideración, Fermín Toro Jiménez, representante permanente por Venezuela ante el foro mundial, denunció las modificaciones hechas a proyecto con la anuencia de Washington, como "un fraude que arroja un documento que merece profunda sospecha y está viciado en sus orígenes".
"Este proyecto -manifestó Toro Jiménez- constituye una imposición y tiene como objetivo transformar a la ONU en un ente multilateral al servicio exclusivo de las grandes potencias", en clara alusión a las intenciones de los Estados Unidos y sus aliados, de preservar aun que con leves modificaciones, el actual estatus del Consejo de Seguridad y el derecho al veto, privilegio del cual goza junto con Gran Bretaña, China, Rusia y Francia desde la creación del foro mundial.
Por su parte, el canciller venezolano, Alí Rodríguez Araque, en apoyo a las declaraciones del embajador Toro Jiménez, manifestó que Venezuela se mantiene firme “n su posición de rechazar la metodología de negociaciones y discusiones manejada por la ONU por considerar que es monopólica y poco democrática, criterio reforzado por la vicecanciller, María del Pilar Hernández, quien manifestó que las mismas "violan la Carta Constitutiva de la organización."
"La ONU -denunció este martes el canciller- conformó un ‘corp group’ integrado por un reducido grupo de 15 países para discutir el documento que será presentado a la Asamblea General de la organización y este hecho reduce enormemente la participación y hace pensar que las cosas no van bien encaminadas"
En este sentido, Rodríguez Araque advirtió que existe la intención de convertir a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en un consejo de derechos humanos, “con potestad para intervenir a aquellos países que considere violadores o incumplidores, pretensión que es peligrosa e intervencionista".
El jefe de la diplomacia venezolana fue más allá en sus críticas al proyecto, al denunciar que se pretende dejar a un lado a la Organización de Países No Alineados en una propuesta que apunta a sustituirlos por una llamada "comunidad de las democracias", la cual estaría representada por organizaciones no gubernamentales (ONG) sobre las que se desconoce su elección e intereses.
Algo semejante a ese engendro de propuesta, que ahora pretende Estados Unidos revivir en la ONU, fue presentado el pasado mes de junio durante la XVI Asamblea General de la OEA realizada en Fort Lauderdale, estado de Florida, y recibió en dicha oportunidad el mas enérgico y unánime rechazo por parte de la inmensa mayoría de los delegados ante el foro hemisférico, lo cual culminó en un estruendoso fracaso para el Imperio.
De la misma forma, el canciller lamentó el hecho de que estos temas imperen sobre la revisión de las Metas del Milenio, objetivos que son de gran importancia para la humanidad, pues como se sabe, entre los mismos figura el de reducir a la mitad la pobreza, el analfabetismo y las enfermedades en el mundo para el año 2015.
"Venezuela -expresó- basará su intervención (en la Asamblea) en dar a conocer el aporte de las misiones sociales y educativas, debido a que no perdemos la esperanza de que se pueda enrumbar todo este proceso de gran importancia histórica".
El canciller se refería a la serie de proyectos que desde hace varios años viene ejecutando el Gobierno bolivariano de Venezuela conjuntamente con el de Cuba a favor de los excluidos, como la Misión Milagro que ha logrado curar a más de 20 mil venezolanos afectados por cataratas y otras enfermedades visuales, proyecto que se está extendiendo a todo el Caribe y América Latina para devolverle la vista a más de 4 millones y medio de seres afectados por ese tipo de patologías.
Otra de las misiones de gran impacto social es la de Barrio Adentro, que ofrece atención medica preventiva y curativa, medicamentos e intervenciones quirúrgicas a millones de venezolanos, inicialmente atendidos médicos cubanos y a la que se han sumado sus colegas venezolanos que unidos se dedican a salvar miles de vidas que antes se perdían ante la indiferencia y negligencia de los gobiernos que antecedieron al actual proceso revolucionario.
Las misiones como Robinson, que hará de Venezuela un territorio libre de analfabetismo; la Ribas, que ha permitido que miles de adolescentes y jóvenes que habían abandonado sus estudios se gradúen de bachilleres y la Sucre, que acoge en las aulas de la Universidad Bolivariana de Venezuela en Caracas y sus núcleos en el interior del país a otros miles de estudiantes, están contribuyendo a que Venezuela se convierta como Cuba en una potencia intelectual que incidirá en su futuro desarrollo económico y social.
Ese es el modelo de desarrollo social que el Gobierno bolivariano expondrá en el foro mundial, en abierta oposición al proyecto de un imperio que sólo persigue la dominación planetaria a través de la intervención en los asuntos internos de los estados violando su soberanía y dignidad.
Es en ese escenario de la LX Asamblea General de la ONU, plagado de amenazas, riesgos y peligros, donde en estos momentos se desarrolla la ofensiva del imperio, dirigida contra pueblos y gobiernos que rechazan tutelajes, y amparado en una reforma apoyada en el chantaje, pretende asegurarse el dominio del planeta, olvidando los recientes y costosos fracasos a los que lo ha llevado su ambición.
En la primera línea del frente de batalla que hoy se está librando en la ONU se encuentra Venezuela, que de acuerdo a lo previsto estaría representada por el jefe del Estado, Hugo Chávez Frías, pero, maniobras imperiales de última hora, realizadas por temor a que su discurso revolucionario haga cerrar filas en un solo bloque de voluntades que conduzca al rechazo de la reforma, el Mandatario esté considerando suspender su asistencia al evento, ante el peligro de un magnicidio.
El propio Chávez expuso las razones de su reconsideración, al revelar que EEUU le negó la visa a su equipo de seguridad, al jefe de la Casa Militar y al equipo médico presidencial, lo cual deja mucho que pensar sobre las garantías mínimas indispensables para su seguridad personal, que son de obligatorio cumplimiento por parte del país anfitrión, de acuerdo con lo establecido en los estatutos de la Organización de las Naciones Unidas.
El Presidente dijo que en Estados Unidos sigue con la misma agenda de magnicidio, presentada hace pocas semanas por el fundamentalista cristiano y el tele-predicador Pat Robertson, al comentar que un periodista escribió hace días un artículo bajo el título de "El que debe morir, Hugo Chávez". En su trabajo, el columnista sostiene que Robertson, guía espiritual y fanático seguidor de Bush Jr. y de su política imperialista, "no está equivocado, que sólo hace falta que se expliquen sus razonamientos."
"Ayer mismo -indicó el Mandatario venezolano- salió un ex agente de la CIA con lo mismo: ‘Ya ese Chávez – dijo- debería estar muerto’ ", mientras en la televisión estadounidense algunos terroristas dicen que se están entrenando para el magnicidio, lo que lleva a suponer con ese cúmulo de amenazas, por elemental lógica, que se pretende realmente asesinar al líder en caso de que viaje a Nueva York, o de una maniobra intimidatoria para que no asista a la cumbre.
Sea como sea, decida Chávez viajar o no a Nueva York, nada ni nadie impedirá que el mensaje de su discurso, reconocido por su indeclinable protesta y rechazo al imperialismo y sus peligros, lo escuchen de manera ya sea directa o indirecta, los 170 monarcas, jefes de Estado y/o de gobierno y el resto de los representantes de los 191 países miembros de la ONU, creada hace 60 años para llevar finalmente la paz que aún siguen aspirando los pueblos del mundo.