Pero Nicolás, qué te pasa a ti eh, lo tuyo es un malentendido, cómo vas a creer que yo te voy a tirar la partida para atrás. No, no, Nicolás, agarraste el camino equivocado. Te fuiste por la tangente de una falsa espiral. ¿Acaso tú no sabes que los colombianos necesitamos más de Venezuela que ustedes de nosotros? ¿Qué más quieres –Nicolás- que te diga, que te pueda decir? Lo que pasa es que lo que pasó tenía que pasar: tarde o temprano y ocurrió temprano y ya. Y no es para tanto. Bien sabe usted –como canciller que ha sido- que la mejor vía para enseriar eso: es la diplomática y, dejemos a un lado, la política del micrófono que allá en Venezuela está de moda y, acá por la escasez de esos aparatos no hemos llegado tanto a su uso de aspaviento.
Así que presidente Maduro: deje esas rabietas furibundas y, dediquémonos a armonizar lo que haya que hacer que haga posiblemente a que encaminemos los sentires patrios que nos unen y quien quita que algún día seamos de nuevo: La Gran Colombia sin Santander. ¿No le parece que, es mejor hermanar que pelear entre hermanos? Ahí se la dejo en el piso de la angustia: esa concha de cambur que no es importado.
Desde que usted –Nicolás- desde Valencia, estado Carabobo: me lanzó esa recta de humo al pecho, yo tranquilamente en Bogotá, agarré la mascota de la paciencia y, recibí esa pelota enardecida con cierta precaución a pesar de la mala dirección que entró acá en picada y, sentí que ese lanzamiento me ponía contra la pared de la duda a dudar de mi gobierno y, eso me tiene enfermo, aunado a una etapa solitaria de depresión con aspaviento que hasta el sueño de la ironía encubierta perdí. Y no voy a roncarle como un zafio.
Sé –Nicolás- que tu país está pasando, desde hace algún tiempo por un mal período de desabastecimiento por lo que sea que no viene al caso, lo contario de acá que hay de todo, desde drogas hasta paramilitares pasando por falsos positivos y guerrilla y con un loco suelto como lo es Uribe que, no se sabe cuándo nos mete el chuzo de la deshonestidad y complicidad y, además tenemos abarrotados todos los negocios comerciales de productos alimentarios y víveres como papel, higiénico, jabón, pasta dental y otros por ser muchos que, nos llegan de su país Venezuela, ¿en qué forma no sé?, pero llegan y, por el bien de ustedes podemos ir en su auxilio subsidiándolos en reenvío de regreso prestado, de forma tal, que pasemos la página actual y, nos demos las manos de la comprensión vecina que un mal momento lo tiene cualquiera de nosotros.
Lo del señor Capriles, reconozco que fue un disparate, envuelto de un acto de antojo que él quiso ganar puntos conmigo y yo se los concedí con presión de adentro y de afuera, sin caer en cuenta que me habían puesto en un dilema de hoy o mañana. O su futuro está acabado –quizás, algo de eso haya.
Qué más te puedo comentar por debajo de cuerda –presidente Maduro. Lo que sucedió no tiene vuelta atrás, se lo tiene que tragar el presente y como pasado irá a la Historia. Aunque estoy consciente que un mal paso no fue, ya que ese individuo anda más desorientado que un burro en la frontera sin papeles y trata de ser sin demostrarlo un presidente itinerante de maletín que, quiere el poder con una insistencia que parece un acordeón desafinado y, no te va a reconocer como presidente constitucional, porque quien le ganó a él fue Chávez -dijo.
Entre lo que conversamos –Nicolás- que es confidencial, porque se lo prometí como me lo pidió que no asomará ni en juego sobre lo tratado, sí me dejó entrever y así lo conjeturo es que él no se ocupa de gobernar al estado Miranda por flojera mental política, idea que no entendí, aunque me dijo, que todo allá marcha tan bien que no hace falta su presencia, porque el personal que tiene sabe mucho de administración y que la gobernabilidad es vertical, tampoco lo entendí.
Ojala: que los malos entendidos de nuestros pensamientos se verifiquen y cojan el rumbo de la armonía que deben tomar y, no recrudezcan en otros planos y planes en bien de nuestros enemigos comunes, aunque no tengamos los mismos ideas y procederes de poder y no nos deben –jamás- separar y, las ofensas personales y griterías que recubren espacios mediáticos y que, como presidentes pujantes que somos –usted puja allá y yo acá- sabremos torcerle el pescuezo al enredo en que se ha caído por la visita de Capriles y, de por siempre, délo como un hecho -que alguna vez- las relaciones binacionales serán ejemplares que no atormenten jamás al presidente Chávez como a Simón Bolívar por su largo batallar de unidad.
Hombre, Nicolás –¡venga ese abrazo! Y a los lejos un porro colombiano se entrecruzó en armonía con una gaita maracucha y, la negra Tomasa se puso lo pollera colorá.