Parece que el Presidente Santos, con Uribe dignos representante de la herencia de su antepasado el traidor Santander, fue forzado por el imperio a quitarse la careta, de una apacible relación que aparecía como una necesidad que más que a los gobiernos beneficia a los pueblos de ambos países. Recordemos que hace poco, precisamente antes de la visita del biderrotado, Santos recibió a un alto representante del Departamento de Estado, quien debió haberle “insinuado” o mas bien ordenado abrirle los brazos, como obedientemente lo hizo.
Los hechos registrados en los últimos días así lo demuestran, por un lado lo dicho, el haber recibido a quien bien sabe es un asesino, pero además desconocedor de la institucionalidad venezolana, es un gesto a todas luces inamistoso, y que no vengan a decir que él desconoce, (su embajada aquí debe haberlo informado suficientemente), no sólo la personalidad del personaje y su historial de desatinos antidemocráticos, desde que apareció en el ambiente político venezolano, sino además las verdaderas razones que le llevaron a ese país y prestarse a servir de mampara para ocultar las reales intenciones, que no son otras que las de pulir con su mentor el nefasto ex presidente Uribe, los planes para desestabilizar nuestro gobierno.
Otro hecho que también luce como parte del proyecto desestabilizador es el intempestivo anuncio de Santos de que su país va a se miembro de la nefasta OTAN, que como bien sabemos es una organización creada por el imperio para involucrar a los países miembros en sus permanente planes de conquista de los pueblos a sangre y fuego, algo absolutamente demostrado y que ha dejado un reguero de sangre, en muchísimos casos inocente, en muchos países del mundo, para derrocar gobiernos y colocar títeres al servicio de sus intereses.
Que Colombia sea uno de sus miembros devela las intenciones imperiales de una posible invasión a nuestro territorio, haciéndolo más fácil por la cercanía de ese país con el nuestro y la enorme capacidad bélica que se desprende de las bases militares que allí reposan y que entre otras razones fueron instaladas con la primordial intención de una bien planificada conquista de nuestro sagrado suelo, lo cual se puede precipitar porque creen que es la oportunidad cuando ha desparecido físicamente el Presidente Chávez y ellos asumen que no existe quien pueda establecer estrategias que impidan la puesta en marcha de su planes diabólicos y criminales.
La respuesta que el gobierno está dando a la criminalidad, con el Plan Patria Segura, de alguna manera les entorpece los planes desestabilizadores a través de una bien planificada inseguridad provocada sobre todo en los estados fronterizos con acciones aberrantes que puedan lograr efectos de rechazo incluso de Los afectos a la Revolución, como ha sucedido aquí en el Táchira por ejemplo con las dos ancianos hermanos que aparecieron macabramente degollados, lo cual no puede ser otra cosa que la materialización de acciones planificadas con paramilitares que desde hace años han invadido nuestro estado, unos estableciendo sus guaridas aquí y otros que vienen asesinan y se regresan por la trochas de la inmensa frontera y por supuesto, acciones sincronizadas con la mediática de la derecha, para maximizarlas con sus prácticas amarillistas y que no hablan de las bondades del plan sino que publican más bien, porcentajes que expresan aumento de la criminalidad como en el Zulia donde según ellos ha aumentado en más de un 23 por ciento.
Así pues que es absolutamente cierto que nuestra Patria está viviendo, situaciones muy graves en dos frentes el propio y el internacional, que la tarea de frenar los planes de la derecha no es fácil, se requiere como Chávez lo pidió en su última proclama, UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA. No se puede concebir que los revolucionarios no tengamos a estas alturas conciencia de lo que enfrentamos y desgastemos energías en ambiciones burocráticas, sobre todo ahora cuando se avecina una nueva elección que va a ser expresión definitiva de lo que sucede en la mente y en los corazones de los venezolanos, y que si nos descuidamos podría ser el comienzo del fin del Proceso, por el que entregó su vida el Comandante Supremo lo cual no necesitaría de la continuidad de la materialización de los planes imperiales, de los cuales, ya no solo Uribe, que maneja paramilitares y mercenarios, sino que a todas luces Santos es también pieza fundamental, indispensable por poseer el mando de las fuerzas militares colombianas, y entonces por nuestra torpeza, le entregaríamos la Patria en bandeja de plata a la Oligarquía venezolana, es decir al imperio.