El viernes pasado el diario Últimas Noticias publicó un artículo del copeyano Eduardo Fernández titulado El golpe, donde prepara a sus lectores para un posible intento de golpe militar. Así son estos bichitos de la MUD, guapos y apoyados. Pero después cuando uno ve a Fernández en videos por televisión en Miraflores pelándole el diente a un dictador como Carmona, dice que ese no es él, que eso es un montaje, porque «yo no fui».
Dice Fernández en su artículo que «ya llevamos 14 años de régimen militarista y la desesperación es tan grande que algunos piensan que la solución es un nuevo golpe militar ()». Luego señala los factores que conspiran a favor del golpe, tales como: el empobrecimiento general del país, una crisis institucional, un gobierno que no gobierna, una asamblea que no legisla, y un árbitro electoral que no merece la confianza de más de la mitad de la población. Y finalmente cierra su artículo con esta perla: «Con esos ingredientes, cualquier cosa puede pasar». [1] ¿Qué tal?
Quienes hoy hablan de empobrecimiento general del país son los mismos sirvientes adeco-copeyanos que nos empobrecieron para satisfacer las apetencias de la oligarquía y las transnacionales. Este mismo sirviente Eduardo Fernández reconoce el empobrecimiento durante la cuarta república en un artículo que escribió para el diario El Universal el 8 de noviembre de 1997, antes de la llegada de Chávez a Miraflores, y que lleva por título engañoso «Vamos a hacer la revolución».
Dice Fernández en 1997: «Hemos vivido en los últimos años una caída sostenida de la clase media, que ha quedado reducida al 10% de la población. Tenemos un 85% de pobreza, un 10% de clase media, y un 5% privilegiado de ricos». Y hace un llamado a todos los venezolanos: «Tenemos que hacer la revolución en Venezuela. () el sueño de una sociedad sin clases. Una Venezuela donde todos seamos ciudadanos de primera. () La clase media ha sufrido una patética degradación, lo que ha causado desencanto y un comportamiento político errático que tenemos que combatir. () los viajes de placer ya no llegan sino hasta Naiguatá, porque ni a Margarita se puede ir».[2]
Aquí Eduardo Fernández tiene razón. Esa era la Venezuela antes de Chávez. La mayoría de los venezolanos de las capas medias no les alcanzaba el sueldo para ir a Margarita. Sin embargo, ahora no solo la clase media se recuperó y viaja sin descanso al exterior, sino que los obreros y obreras hacen turismo a la isla La Orchila. ¿Es eso lo que te duele Eduardo Fernández?
Tú sabes que el Comandante Chávez recibió un país con 85% de pobreza, pero no dices que tú eres cómplice. Sigues tratando de engañar a tus lectores de la misma manera como en las campañas electorales de la cuarta república manipulaban a las venezolanas y venezolanos que ustedes abandonaron en los cerros de Caracas. Sí Eduardo Fernández. ¿Recuerdas cuando eras candidato en 1988 y tu comando de campaña te mandó a dormir en un rancho en Mamera a modo de populismo demagógico? Fue el 8 de noviembre de 1988, a semanas de la rebelión popular conocida como el Guarenazo y Caracazo. ¿Te acuerdas? Te tocó presenciar de cerca tu propia creación. Sin embargo, le dijiste a la periodista de El Nacional que fuiste al cerro «para saber exactamente cómo viven estas familias que son la gran mayoría del pueblo venezolano». [3] Falso. Tú y todos tus cómplices sabían perfectamente cómo vivía el Pueblo, porque la discriminación racial y la pobreza fueron planificadas como una política de los gobiernos de derecha. Eran tiempos aquellos cuando venezolanas y venezolanos muy empobrecidos llegaron a comer Perrarina.[4] y a los bebes les daban teteros de harina de maíz.
Quizá ese drama que ya conocías no lo llegaste a ver esa noche porque no te metiste para lo hondo. Pero sí fuiste a parar a una casa humilde ubicada casi a orillas de la vía que comunica al sector 3 de Mamera con Antímano. [3] Y mandaron a los medios de comunicación a cubrir el show, que por cierto fue visto como toda una burla hacia el Pueblo trabajador. Mucha gente en el barrio se ofendió. De paso comentaban que nunca dormiste en el rancho porque el comando de campaña te facilitó un motorhome. No lo sé, no me consta, pero para nada me extrañaría.
Eduardo Fernández sabía que la gente no tenía dinero para comprar carne. Solo podían preparar conchas de plátano desmechadas. Pero a veces tampoco tenían el dinero completo ni para un plátano. Sofía Ímber es testigo de esto. En una entrevista que le hizo a Jonathan Coles, Ministro de Agricultura y Cría para el año 1991, Ímber le dijo que la gente está descontenta «porque no puede pagar [los alimentos], es decir en vez de un plátano ya se está viendo que se está vendiendo medio plátano».[5]
Así se vivía en la cuarta república de Eduardo Fernández. Ahora amenazan con golpe. Vamos Fernández, échenle bolas. Pero ya se los advirtió Diosdado Cabello: «Láncense a la calle, hagan lo que quieran, pero no van a pedir tiempo».
11/06/13
___________________
[1] http://www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas/eduardo-fernandez/el-golpe.aspx
[2] http://www.eluniversal.com/1997/11/08/opi_art_73306.shtml
[3] Eduardo: debemos sustituir la cultura del rancho por la vivienda popular. El Nacional, 11 de noviembre de 1988, pág. D/2.
[4] http://fernandosaldivia.blogspot.com/2011/12/mata-el-hambre-con-comida-de-perros.html
[5] Venevisión: Programa Buenos días, 20 de noviembre de 1991. Registrado en texto por la Universidad Católica Andrés Bello. Centro de Investigación de la Comunicación. Red Venezolana de Comunicación y Cultura. Sala Virtual de Investigación Sofía Ímber y Carlos Rangel.
Más artículos del autor en: