Para Siria en cuanto a la invasión, promovida por el imperio usamericano, su suerte está echada. Caronte Obama atracó su barca dispuesto a cargar con su tétrica carga. El Complejo Militar Industrial abonó el óbolo habitual, ahora espera para recuperar ese gasto, el cual será resarcido multiplicado millones de veces. De esta manera, de nada valen solidaridades, ruegos, oraciones y ayunos para parar este holocausto.
La prepotencia imperial se pasa por el forro los acuerdos del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, los buenos oficios de Ban Ki-Moon y la sabia decisión que adoptará el Congreso gringo.
El imperialismo de salir airoso en esta aventura en territorio sirio continuará su marcha dividiendo y destruyendo naciones. Lograda esta infausta tarea tratará de convertirse en el verdadero hegemón.
La primera tarea de instauración será establecer una religión única. Destruida la religión Islámica, la siguiente será la Católica. Esta última con su pasividad ha sido cómplice e instrumento útil para que se ejecutaran tantas atrocidades contra la humanidad. Es decir, cayó en la trampa que la lleva a su desaparición.
La segunda tarea será controlar la población mediante políticas maltusianas, hasta lograr un óptimo de población que pueda ser controlable según las conveniencias del mercado y del interés de la pequeña clase dominante.
Quizá se me considere un profeta del desastre, pero los antecedentes y declaraciones de algunos personajes son evidencias de lo que está por venir.
Ojala y me equivoque.
Noel Martello