La Guerra Económica es una estrategia política de desgaste y desestabilización históricamente utilizada por el imperialismo y sus acólitos burgueses “nacionales” contra los pueblos trabajadores, gobiernos y procesos progresistas, antiimperialistas y socialistas en diversos países. Su objetivo fundamental es crear un fermento social desestabilizador orientado a la sustitución del proceso revolucionario en marcha. Los operadores de esta política son las cámaras y cúpulas empresariales del sector privado, la banca comercial privada nacional e internacional, los distribuidores y comerciantes especuladores de bienes y servicios, los medios de información, entre otros.
La Revolución Soviética, China, Vietnamita, Sandinista y la Cubana no escaparon del sabotaje económico del gran Capital transnacional. Fueron víctimas del bandidaje y del pillaje económico organizado. Desde la explosión de refinerías petroleras y oleoductos en la industria petrolera soviética, hasta el embargo económico unilateralmente impuesto por Estados Unidos a Cuba, todas son muestras de que la “Guerra es la continuación de la economía por otros medios”.
La partida física del Presidente Hugo Chávez y los resultados electorales del 14 de Abril han propiciado las condiciones (según los estrategas de la política Imperialista y su burguesía “nacional” aliada) para acabar definitivamente con el gobierno bolivariano presidido por Nicolás Maduro y con las fuerzas revolucionarias que pretenden orientar la marcha de la Revolución Bolivariana rumbo al Socialismo. La estrategia de desgaste busca propiciar focos de violencia, sabotajes eléctricos y caos económico en el país. Así, podemos señalar algunas características generales de la Guerra Económica en marcha:
1.- Los principales articuladores de la Guerra Económica (además de las organizaciones de la derecha) son las cúpulas empresariales (FEDECAMARAS, CONINDUSTRIA, FEDENAGA, entre otros) y la Banca Comercial Privada que se muestran como voceros “productivos” y “prestadores de servicios y bienestar” para el pueblo venezolano. La imagen inducida es que son víctimas de “las erradas políticas económicas” del gobierno que representan “las verdaderas causas de la escasez y de la inflación”. Así el empresariado venezolano es un “espectador” pasivo, situado por encima del marco de polarización reinante en el país y que además “no tienen intereses de clases” aparentes ni tienen influencia política determinante. En realidad son lobos que se disfrazan de ovejas que desangran al pueblo y aparentan ser víctimas de erradas políticas fiscales, monetarias y laborales del gobierno nacional.
2.- Las reivindicaciones puntuales que exige la burguesía, se repiten incesantemente por los medios de información: a.- Levantar el Control Cambiario , esto es, un Sistema de Tipo de Cambio Flexible donde el precio de la divisa (el dólar principalmente) es asignado por las fuerzas del mercado y no existen restricciones al acceso; b.- Levantar el Control de Precios para que los productos tengan un precio (asignado por el mercado) adecuado a su Estructura de Costos y permita obtener un ganancia que estimule la producción (oferta) de bienes y servicios; c.- Flexibilización laboral y de algunas inspecciones estatales como lo son: “Seniat, SUNDECOP, Indepabis, INPSASEL, SADA, INSAI y demás ministerios de las áreas económicas” ; d.- Revisión de las políticas monetarias y fiscales destinadas a la expansión del Gasto Público. En resumidas cuentas, las propuestas de la burguesía se basan en un viejo axioma liberal: En la medida que el Estado interviene en la economía con restricciones fiscales, monetarias o laborales, no existe libertad económica ni mucho menos libertad política. Se puede argüir, en consecuencia, que se está tratando de minimizar el papel del Estado en la economía, “para que no afecte el libre desenvolvimiento de los negocios”.
3.- La Guerra Económica se manifiesta como la agresión permanente a las políticas sociales que mantiene el gobierno bolivariano (aumento salarial, mejoras laborales, Misiones Sociales, subsidios), sobre la moneda nacional, la oferta de bienes y servicios, y sobre el salario real (bolsillo) de las y los venezolanos. El aumento inusitado de precios, la especulación, la inflación, el acaparamiento y la “escasez” inducida, así como el dolár paralelo y las largas colas para la adquisición de productos básicos son algunos de los mecanismos económicos utilizados por la burguesía para provocar un estallido social y que afectan la cotidianidad de la vida del pueblo venezolano.
4.- Conforme se desarrolla la Guerra Económica, también existe una fuerte campaña mediática y comunicacional (rumores) para afianzarla. Esta, va dirigida contra el pueblo venezolano con la finalidad de 1) erosionar el apoyo popular a la Revolución Bolivariana, 2) Relativizar la legitimidad del gobierno para dar solución a los problemas inflacionarios, especulativos y de desabastecimiento, 3) Generar climas de caos social y 4) Legitimar subjetivamente y emocionalmente la caída del proceso bolivariano por la fuerza y con un programa bien definido de derecha.
Se puede inferir, de acuerdo a lo expuesto anteriormente, que el empresariado nacional y sus vocerías políticas, es decir, la burguesía nacional en bloque y el Imperialismo, se encuentran en una situación implícita de DESOBEDIENCIA CIVIL y desconocimiento de la legitimidad del Estado y el gobierno de Nicolás Maduro, y en consecuencia, de las fuerzas socialistas que empujan el desarrollo del proceso revolucionario. Desde negarse a controles económicos, vociferar la supuesta nacionalidad Colombiana del primer mandatario, hasta impedir permisos para sobrevolar países, son muestras de ello.
Queda en evidencia, la importancia de avanzar en la construcción de un Modelo Productivo Socialista, que vaya suprimiendo progresivamente la hegemonía de la burguesía en lo referente a la producción, distribución y comercialización de productos y servicios prioritarios; desarrollando nuevas relaciones de producción y organizando redes de Economía Socialista y Comunal que permitan el control social, efectivo y democrático de las distintas esferas de la economía nacional.
Analizando estos hechos y reunidos en la Villa Olímpica, el Consejo Regional del Poder Popular, espacio de encuentro de las diferentes luchas que se libran en Carabobo, identifica como una guerra económica impuesta por la burguesía, los hechos de desabastecimiento y especulación de los rubros de primera necesidad que se evidencian en el país y se propone lo siguiente:
1. Proponemos al gobierno Nacional para la discusión y aprobación en la ley habilitante la creación de una Empresa única Estatal de importaciones, que proteja las divisas obtenidas por la comercialización petrolera y asegure el abastecimiento a precios justos de los diversos rubros de primera necesidad.
2. Plantemos reforzar las actividades de inspección y fiscalización de comercios realizadas por la Red de Defensores(as) de la soberanía alimentaria, integrando las comunas, consejos de trabajadores, consejos de abogados, milicianos entre otras expresiones del poder popular para estos fines.
3. Planteamos la creación de un Sistema de Abastecimiento Comunal de rubros de primera necesidad, que parta por un censo de necesidades de la canasta básica casa por casa, la existencia de un centro de abastecimiento comunal (dirigido por las comunas) que distribuya los productos según las necesidades de las familias a precios regulados. Los rubros pueden provenir de: Mercal, PDVAL y de la empresa privada.
4. En este censo se debe incorporar como dato fundamental, espacios ociosos o patios familiares que sirvan para el impulso de un plan de agricultura urbana, en el que participen las familias, los comuneros, las escuelas y productores agrícolas asociados. Se trata de estructurar el sistema económico comunal de alimentos.
Reunidos y Moralizados con el ejemplo de Chávez,
Consejo Regional del Poder Popular, ¡El compromiso es Ahora!
@tucampana