Próximos como ya están a cumplirse los primeros 100 años de la aparición de la obra de Lenin titulada El imperialismo, etapa superior del capitalismo (la misma viene de la primavera de 1.916), se hace propicio traer ese trabajo a colación en medio del acalorado debate ideológico que tiene lugar en nuestra amada República Bolivariana de Venezuela, toda vez que nos dará un aporte extraordinario a la hora de razonar con exactitud acerca de la etapa del capitalismo en la que se encuentra inmersa la revolución venezolana, momento privilegiado, por lo demás, ya que quienes comulgamos con las ideas revolucionarias contenidas en el marxismo creador podremos contribuir desde las posiciones del materialismo histórico y de la dialéctica revolucionaria a posibilitarle a nuestro proceso bolivariano un nuevo ascenso en el escalón del desarrollo del socialismo.
Para finales del siglo XIX, relata Armando Córdova, otrora profesor e investigador de la UCV, había un desfase entre realidad y teoría, y los primeros intentos de análisis de esa nueva etapa del desarrollo del capitalismo aparecen durante la década inicial del pasado siglo XX encabezados por los trabajos pioneros del liberal inglés J. A. Hobson en 1.902 quien parece ser el primero en definirla como imperialismo y del marxista alemán R. Hilferding en 1910, los cuales fueron comentados y continuados por un conjunto de autores de formación marxista cuyos aportes van a ser recogidos por Lenin en 1.913. Entre esos autores se ubica Rosa Luxemburgo, cuya obra La Acumulación del Capital (1.912), ha sido una de la más comentadas y criticadas en toda la historia del pensamiento marxista.
Es así como estudiando la realidad y guiados por la teoría del imperialismo expuesta por Lenin en ese libro El imperialismo, etapa superior del capitalismo, y en una serie de trabajos descomunales, tendremos en nuestras manos una herramienta válida para desentrañar la esencia económica y las peculiaridades políticas de esa hegemonía mundial a cuya cabeza se encuentran, hoy día, los Estados Unidos de Norteamérica. V.I. Lenin demostró que el imperialismo constituye una etapa nueva, monopolista, en el desarrollo del capitalismo y determinó por primera vez el lugar histórico del imperialismo, definiendo de manera convincente que el imperialismo es la última etapa del capitalismo, y de que ahora sí había certeza de la cercanía de la revolución socialista. Lenin analizó polifacéticamente al capitalismo siguiendo el ejemplo de Carlos Marx, sobre una etapa que Marx no llegó a conocer: la de los monopolios. Sin duda, los trabajos de Lenin sobre el imperialismo fueron el más grande aporte a la teoría marxista.
Al calor de la lucha revolucionaria, Lenin, puso de manifiesto los caracteres dialécticos del desarrollo del capitalismo, al tiempo que para abril de 1.916 congregaba en Kienthal, región Bern de Suiza, una nueva conferencia de militantes socialistas internacionales para organizar la lucha contra la guerra y aportó el programa militar de la revolución proletaria que preconiza la transformación de la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria. Lenin con su talante creador, con su agudeza teórica en la formulación de las conclusiones revolucionarias, prácticamente dejó un paradigma sempiterno para todos los marxistas genuinos. ¡Cómo supo Lenin examinar los procesos sociales en su dinámica, teniendo en cuenta todo el conjunto de hechos y tendencias del desarrollo! Así, continuamente reclamaba que los marxistas no repitiesen al caletre las fórmulas establecidas, sino que experimentasen poniendo en práctica toda la atención en las nuevas circunstancias y condiciones históricas.
Por cierto que el breve diccionario de sociología marxista elaborado por el mexicano Roger Bartra, dice que “el imperialismo, de acuerdo a Lenin, es el capitalismo en su fase de descomposición, en el que el librecambio es sustituido por el monopolio y el capital financiero, que reparten el mundo entre los países capitalistas más desarrollados, y en la que –consecuentemente– la exportación de capitales adquiere más importancia que la exportación de mercancías”. Lo que Lenin quiere indicar, es que el imperialismo es un fenómeno social global que está expresado en las singularidades que adquiere a escala internacional el capitalismo en su última fase de desarrollo.
Ese enunciado del imperialismo preceptuado por Lenin está fundamentado, como es del conocimiento de quienes lo han leído y estudiado, a partir de una consideración rigurosamente económica, sobre lo que él denominaba las cinco características o rasgos imprescindibles como está bien anotado en un trabajo que publicó el comunista italiano Rodolfo Banfi titulado A propósito de “El Imperialismo” de Lenin, divulgado en el número 10 de los Cuadernos de Pasado y Presente, a saber: [1) “la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica”; 2) “la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este capital financiero, de la oligarquía financiera”; 3) “la exportación de capitales a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia completamente grande”; 4) “la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo”, y 5) “la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes”].
Es innegable que la teoría contenida en la obra El imperialismo, etapa superior del capitalismo, se cuenta entre los más sobresalientes descubrimientos científicos extraídos del marxismo, lo que nos obliga a examinarla, y a estudiarla a fondo, sin ningún complejo, bien lejos del dogmatismo y del reformismo que campea por estas tierras, y poniendo de manifiesto todo el pensamiento humano acumulado de la intelectualidad de la izquierda marxista/leninista venezolana y latinoamericana, debido a que el mayor enemigo de la patria luce superior en apariencia; aunque, después de todo, hay que escoger contrarios grandes para hacerse grandes, así lo ha demostrado la historia.
Para lograr ese objetivo se hace necesario realizar lo más pronto posible un Congreso Antiimperialista del pueblo venezolano, en el que apoyándonos en el riquísimo arsenal de la teoría marxista abordemos científicamente la realidad de nuestro país y la del continente latinoamericano y caribeño, para actuar en consecuencia. El imperialismo nos acecha y el punto rojo del colimador se vuelve contra la República Bolivariana de Venezuela, por lo que es obligación de cada bolivariano revolucionario conocer el imperialismo hasta en su más mínima expresión para poder enfrentarlo y derrotarlo, ya que nos asiste una elevada moral que proviene de un hecho histórico relevante y bien transcendental de la humanidad: el vencimiento del imperio español en Ayacucho, es decir, allá en el Rincón de los Muertos, y por ser hijos e hijas del Gran Libertador Simón Bolívar.
Sería adecuado preparar el evento nacional, antes señalado, donde se reúna a la izquierda revolucionaria, pudiera ser en abril del 2015, para allí juntarnos en el fragor de este debate de ideas, que sin temor a equívocos, afianzará la unidad del pueblo; tendríamos once meses para llevarlo a cabo, y sería la primera Conferencia Antiimperialista en el marco de la Revolución Bolivariana, y luego nos montaríamos en la realización de un Congreso Internacional Antiimperialista para el mes de abril del año 2.016, que coincida con los 100 años de la publicación de la obra de Lenin El imperialismo, etapa superior del capitalismo.
Como puede palparse, el desarrollo de los movimientos por una transformación radical de la sociedad y por un avance hacia el socialismo ha sido una dinámica constante que ni el tiempo ni las circunstancias jamás han detenido y que lejos de interrumpirse, reiteradamente, comienza con cada amanecer, ¡ponte el alba, que va a llegar el día!, decía César Vallejo; y ahora menos, debido a la posición que el nuevo imperialismo de los Estados Unidos de Norteamérica ha asumido, volviéndose cada vez más incomparablemente agresivo contra Venezuela, por lo que la lucha en su contra se convierte en parte integrante de la lucha diaria por el socialismo.
Muy a pesar de cierta apatía que poco a poco se ha ido apoderando de mucha gente, incluso de militantes del proceso, bien combativos y valiosos, por cierto; es necesario darle todo nuestro respaldo al Presidente Nicolás Maduro, así él no nos necesite, o crea que no nos requiera. Frente a la ferocidad del imperialismo nadie sobra. No se si estoy siendo inmoderado en lo que digo, pero después de todo, para propagar la verdad, algunas veces se hace necesario exagerar. ¡Claro que no lo vamos a dejar solo, Presidente! El marxismo nos enseña a juzgar a las personas no por sus intenciones sino por sus actos. Lo que afirmamos con la crítica es que cuando se fortalece el sistema de mercado en vez de luchar contra él, se está, independientemente de las intenciones, promoviendo el capitalismo y no el socialismo, entonces la lucha se nos hará más cuesta arriba frente al imperialismo. Pero, ni modo, será creación heroica, como enseñó el Amauta José Carlos Mariátegui.
También decimos que la juventud venezolana siempre fue sumamente nacionalista, y por consiguiente, antiyanqui, hoy eso no se puede aseverar contundentemente, es probable que nos equivoquemos al afirmarlo. El nuevo imperialismo no sólo impacta en lo que respecta a la estructura económica propiamente dicha, sino además, en el orden político e ideológico y, en general, en todos los aspectos de la vida social; así como se ha encargado de incidir en la enajenación, por decenas de miles, de las mentes de esos jóvenes venezolanos, y sobretodo, en sus más profundas convicciones, haciéndoles creer, firmemente, que el negro Barack Obama, cuan SUPERMAN, va a venir un día a rescatarlos de la dictadura castro/chavista que prevalece en Venezuela. Costará tiempo y trabajo des/alienarlos; solamente con una autentica revolución socialista podremos ganarle esa pelea ideológica al imperio gringo.
A lo mejor caben muchas más, pero hay dos respuestas posibles ante la situación generada por la ofensiva imperialista mundial contra nuestra patria: la primera respuesta podría ser una revolución cultural, en el sentido específico que los chinos han dado a este término; la segunda, una campaña general para movilizar a las masas, elevar el nivel general de conciencia política, revitalizar los ideales socialistas, y responsabilizar de un modo creciente a los propios trabajadores de las decisiones a todos los niveles.
POST/DATA: Responso a ELIÉCER OTAIZA: Los fusilamientos de la montaña del Príncipe Pio, es una pintura cruel. Un hombre de camisa blanca está a punto de ser acribillado. ¿Quién podrá salvarlo? ¡Nadie! Ni siquiera una orden de suspensión de ejecución, la voz de ¡disparen!, ya ha sido dada. De la misma manera van a morir cuatro o cinco hombres que están con él. Entre los escarmentados, los ojos y las manos son, especialmente, insinuantes. Ninguno de ellos se observa decididamente valiente, todos parecen humanos. Ahí la razón no es otra cosa que la brutalidad. Esa pintura de FRANCISCO DE GOYA, cuya capacidad de caracterizar verazmente a sus personajes, muestra los horrores bélicos y los desastres que provoca la guerra que los imperios y el capitalismo les imponen a los pueblos. Mayo es un mes en el que Goya supo captar con su pincel impetuoso al hombre cuando se convierte en fiera para los otros hombres. No es lo mismo ser toro que torero, cantaba RAFAEL ALBERTI, el bardo del Puerto de Santa María (Cádiz), en un poema de alto vuelo, titulado EL MATADOR.
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