Competencia imperialista con sus diferentes plazos, inclusive la competencia extemporánea

La competencia entre fabricantes y estos con los intermediarios, y de estos entre sí, es tan vieja como la mercancía y a partir de cierto volumen de oferta. Esta oferta suele suceder a la demanda que en última instancia es el motor de toda producción

Bien, la competencia a corto plazo se escenifica entre fabricantes mientras dura el periodo de negociaciones tendentes a la formación de alianzas para reforzar el grado especulación[1] dirigido al consumidor, sea este intermediario o consumidor final.

También busca controlar los precios de mercado, marcar los suyos propios y finalmente poder controlar precios de compra y de venta, mientras se va modelando la práctica de estrategias paramonopolistas y monopólicas.
 

A mediano plazo, las operaciones fabriles y comerciales buscan dar continuidad permanente a los precios de compraventa ya prestablecidos en favor unilateralmente de fabricantes e intermediarios.

Pero, a mediano plazo no sólo se estabiliza la especulación al consumidor ya iniciada a corto plazo, sino que las fábricas y los inventarios pueden perfectamente ampliarse con más inversiones de capital constante y probablemente variable.

La competencia a largo plazo está reservada y es aplicada sólo por las grandes potencias con varias décadas y siglos de control competitivo a fin de garantizarse no sólo el suministro de recursos nacionales y extranjeros primarios usados para la obtención de materias primas, energéticos naturales como el azúcar, cacao, café, banano, agua e hidrocarburos, garantizarse el suministro sostenido de esas commodities, como un abaratamiento máximo de los costos de producción, sino que la competencia es entre el imperio burgués y los países sometidos imperialistamente.

Esta competencia a largo plazo es netamente profiláctica: va dirigida fundamentalmente al freno preventivo y la evasión de todo tipo de posibilidad capitalizadora que pudiera albergarse en los países proveedores de dichas mercancías básicas para la continuidad del imperio.

Por qué, uno de be preguntarse: ¿por qué los imperios no pagan el precio de mercado regulado por los dueños de esos recursos, habida cuenta de que tales precios justos serían trasladados al precio de venta de las mercancías involucradas? Bueno, no lo hacen ni harán porque, paradójicamente, la competencia con largo tiempo, es una competencia extemporánea. Están evitando potenciales y futuras competencias internacionales que necesariamente se derivarían de su desarrollo industrial y para el cual esas mismas commodities les serían imprescindibles. De perogrullo, a mayor precio obtenido por sus exportaciones, el país vendedor capitalizaría mayores ingresos.

 


[1] Para todo capitalista, especular es simplemente comprar a costo mínimo y vender a precio máximo. Quien desea y busca menores precios de compra, implícitamente tiende a vender a precio máximo ya que sus clientes se mueven bajo ,el mismo criterio mercantil.

 



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Manuel C. Martínez


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