El Petróleo tiene a Venezuela en el ojo del huracán

La polemología, que etimológicamente en griego significa “polemos” guerra y “logos” tratado o estudio, es una aplicación de la sociología que examina el problema de la guerra como un hecho social. Su propósito es tratar la violencia o subversión en un contexto de desequilibrio social a fin de proponer formas teóricas aplicadas para la búsqueda de la paz. La polemología examina la guerra, efectiva o potencial desde la óptica de la estática y la dinámica social, expresada en la alternativa de períodos de guerra y de paz; asimismo, explora los fenómenos psico-sociales asociados al conflicto bélico.

 

Entre las diferentes causalidades de las guerras, la polemología, incluye las demográficas como elemento central en las hostilidades bélicas.  Esto es apreciable en el hecho de que el Pentágono ha definido el “el arco de inestabilidad mundial” que envuelve una visión geográfica planetaria de las zonas de guerra de EEUU coincidentes con zonas petroleras.

 

También la polemología define, a partir de sus líneas de fractura, las “zonas de agresividad mundial”, por ejemplo, la agresión imperialista contra Venezuela, entre otros países. Esta ciencia no le da importancia a los factores económicos como causantes de los conflictos bélicos, como sí lo hace el marxismo.

 

La polemología como disciplina de la sociología ha generado un sistema teórico que posibilita la comprensión societal del fenómeno de la guerra por medio de teoría e indicadores cualitativos y cuantitativos que se denominan “barómetros poleomológicos”, del mismo modo, ha desarrollado una tendencia hacia el uso de la ciencia en la búsqueda de la paz, que algunos sociólogos llaman “pacifismo científico”.

 

Desde otra perspectiva, la corriente de pensamiento que se fundamenta en la importancia de las causas económicas, ha sido designada “determinismo económico”, cuyo sustento teórico está en la premisa de que los hechos económicos son la base de los hechos sociales, incluyendo por supuesto la guerra.

 

El planteamiento de que los intereses materiales o económicos determinan la evolución y la revolución, la paz y la guerra en las sociedades, ha adquirido relevancia y validez como concepción y como método de investigación en la ciencia social.

 

Luego, sí repasamos la historia del capitalismo, su desarrollo pacífico y violento ha estado ligado al desenvolvimiento de la relación entre el hombre y la máquina, la tecnología y los recursos que potencializan la capacidad productiva y con esto la generación y apropiación de la riqueza social. Por lo que, la causa más potencializadora de las guerras que nos toca vivir hoy, es la económica, en especial las relacionadas con la producción y distribución de un factor de la naturaleza que opera como fuerza motriz principalísima de producción social: el Petróleo. El cual, por cierto, en apenas 200 años lo están agotando, hidrocarburo que la naturaleza en 400 millones de años tardó en formar.

 

En nuestros días, todas las reservas de petróleo del planeta podrían agotarse dentro de 56 años, según informan los investigadores del Consejo Mundial de Energía (WEC, por sus siglas en inglés). De este fósil dependen de manera creciente y determinante los países industrializados, y paradójicamente, los países que más demandan petróleo son los que menos lo producen. Según el FMI,  EEUU consume la cuarta parte de la producción mundial del petróleo, y si agregamos, además, a Europa y Japón, éstos consumen más de la mitad del petróleo global y su producción no llega ni a la quinta parte.

 

El petróleo es un recurso natural no renovable que se agota aceleradamente, y EEUU consumirían sus reservas en 10 años más o menos. Por tanto, no hay dudas que las reservas petroleras constituyen una enorme preocupación para el Pentágono y los países industrializados. Es un recurso natural no renovable que está en la agenda de inteligencia política de la CIA.

 

Venezuela está ubicada como una potencia mundial petrolera. Luego, Colombia funge como aliado del imperio que dentro de su “Plan” tiene como objetivo hacerse del petróleo venezolano. Ello justifica, las siete bases militares estadounidenses en territorio colombiano, y las amenazas golpistas por parte de la derecha fascista. No podemos negar la puja de los países industrializados por el petróleo.

 

Por otra parte, tiene explicación el asecho de los fascistas apátridas al estar promoviendo una conflagración de guerra contra Venezuela, por ser un país que está dentro de los  primeros como fuente de petróleo en el mundo; al tiempo que ejerce su soberanía nacional y enarbola la bandera Bolivariana y Chavista con un liderazgo latinoamericano actualizado y encaminado a la conformación de un orden mundial multipolar con mayor equidad y justicia social. Las utopías de los individualistas eventualmente conducirían a la humanidad hacia un callejón sin salida. “Socialismo o barbarie”, he ahí el dilema, el antagonismo o la contradicción. ¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!

 

albertovargas30@hotmail.com



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

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