Hubo una conmoción de rechazo a la denuncia contra Diosdado aparecida en el diario español abc, se podría decir que fue unánime en las filas del chavismo y del gobierno. Bien bueno, la solidaridad con el hermano es un buen atributo de toda Revolución. Pero hay de todo en la viña del señor. Las declaraciones no son ni suficientes ni eficaces, en cualquier esquina se las lleva el viento del oportunismo adulador; es necesario blindar a la Revolución, única manera de proteger a sus hijos.
La acusación del oficial antipatria que reseña el abc de España incluye al Ministro Rafael Ramírez, al General Carvajal, al Gobernador Tareck de Aragua, toca también a Cuba, a la familia del Embajador Germán (no le perdonan su conducta heroica cuando el Asedio a la Embajada por el agente gringo capriles) y, por supuesto, no podía faltar, a la familia de Chávez.
A Diosdado se le acusa de ser el cabecilla de un cartel de la droga. El ataque forma parte de un plan golpista que se despliega sin encontrar respuesta que lo disuada; al contrario, camina a buen paso. El gobierno, chapoteando en sus mezquindades, es incapaz de elevar la mira y construir el muro que contenga la agresión. Veamos.
Se centra la defensa sólo en Diosdado, bien merecida, él es un chavista ejemplar. Pero se desentiende de los otros señalados, de Tareck, de Carvajal, de los Generales. El Gobierno no pasa de la declaración, de la solidaridad en el aire sin relacionarla con el plan golpista, con el Socialismo que es centro del ataque. Pero la soledad del Ministro Rafael Ramírez es canallesca, merece trato aparte.
Ramírez, cuadro de Chávez en sus más importante batallas; en el Golpe de Abril, lo vimos en Miraflores, en primera fila; en el sabotaje petrolero, cuando otros pedían claudicación, cerró fila con el Comandante y fue su asistente principal en esta gloriosa batalla; durante, prácticamente, todo el gobierno de Chávez, se consumió al lado del Comandante; discreto, silencioso, envejeció a su lado, y también creció en las mejores cualidades de un Revolucionario. Fue fiel a su historia, viene de un hogar revolucionario, se crió desde niño en la lucha clandestina contra la cuarta. Nunca le regateó esfuerzos a la Revolución. Chávez lo estimaba.
Sale Ramírez del gobierno por la puerta de atrás. La navidad del 2014, cuando todo es paz y amor, le trajo una destitución humillante: ¡por twitter se enteró!, fue designado a un cargo menor. Él, con una disciplina y lealtad digna de mejores ocasiones, acepta; y haciendo honor a su carácter, silencioso, se va a las entrañas del monstruo: ni una carta, ni una declaración, disciplina. No se sabe nada del por qué de ese trato, pero menos se explica, sólo se tienen noticias de persecuciones a sus allegados, órdenes de barrer todo recuerdo suyo en la petrolera. La saña lo hizo su víctima.
Ahora lo ataca el propio imperio, grave acusación, jefe narco, y no hay respuesta, no hay reacción. ¿Es así que la mezquindad que lo golpeó aquí dentro piensa salir definitivamente de él?, ¿esperan que el imperio termine la obra que ellos comenzaron aquí? Ramírez está en las entrañas del monstruo, el gobierno debe protegerlo, traerlo a la Patria, producir una declaración dura advirtiendo. Es momento de recordar la reciente alerta de Fidel: No confío en EE.UU. PDVSA, a la que tanto le dio, sus trabajadores, deben producir una declaración en desagravio de la empresa y del que fue su líder durante tantos procelosos años.
El gobierno, la dirección del partido, deben movilizar a la masa, defensa de la Revolución. Que el imperio perciba nuestra voluntad de resistir. Es necesario recomponer las razones sagradas por la cuales luchar, la conciencia de pertenencia a la Sociedad, a la Patria. Por encima de cualquier diferencia, es necesario defender a la Patria Socialista.
Nosotros nos solidarizamos con Cabello, Ramírez, Tareck, Carvajal, el embajador Germán, y por supuesto con Chávez. Hacemos un llamado al Defensor del Pueblo, a Tarek William Saab: ahora no hay tarea más importante para él que proteger a estos hijos de Chávez, de impedir que se cumpla el aforismo de que "la Revolución devora a sus hijos".